II

36 6 0
                                    


     Blake se acerca a Nil y le da unas palmadas en la espalda para luego sonreírme. Recuerdo que compartíamos Química Avanzada y era bastante gracioso. A diferencia de Nil, él cambió bastante. Tiene el cabello pelirrojo lo suficientemente largo como para hacerse una coleta y unos tatuajes geniales parecen bailar en su cuello para después esconderse en su camisa blanca.

     −Estuvo loco por ti hasta antes de mudarse, aunque jamás se te había acercado. Romántico, ¿cierto? Incluso te escribía tontas cartas anónimas -exclama riendo y dejándome totalmente confundida.

     −Cállate, Blake -responde Nil negando varias veces con la cabeza−. Lo siento, estoy buscando a una alumna del otro curso. Pasó por varios colores de cabello, lo tenía corto, ¿la recuerdas?

     Siento que en cualquier momento mi corazón va a dejar de latir. Resulta tan absurda la idea de que el chico del que estuve enamorada desde hace tiempo también sienta lo mismo que yo que pronto me encuentro intentando recordar a otra chica con la descripción que dio. Y estoy más que segura de que no la hay.

     −Ella -murmura Blake sacándome de mis pensamientos mientras levanta un dedo y señala una de las fotografías. Su rostro refleja lo divertido que se está sintiendo ahora que notó que él no me reconoce y que yo no lo sabía−, es ella -dice señalándome.

     Aún soy incapaz de articular palabra alguna. Mis manos sudan mucho más que antes y no puedo borrar la expresión de sorpresa en mi rostro. Sin embargo, al ver el rostro de Nil, comienza a entrarme una risa nerviosa. Él está aún más perdido que yo, demás está agregar que puedo notar el rubor en sus mejillas y las pisadas disimuladas que está dándole a su mejor amigo.

     −Blair Lively. -Extiendo mi mano hacia él sin poder parar la risa. Estoy segura de que para este momento estoy completamente roja.

     Cuando Nil toma mi mano para estrecharla, me sorprendo de no desfallecer en sus brazos como una adolescente en una novela cliché. En algún momento antes de separarnos, Blake se marcha sin pronunciar palabra alguna. El ambiente se torna incómodo para ambos repentinamente.

     −Yo... No sé qué decir -comienza Nil soltando mi mano y desviando la vista−. Definitivamente no esperaba hablarte de este modo.

     Y yo definitivamente no esperaba hablarte en lo absoluto, Nil Sallow.

     − ¿A qué se refería Blake con lo de las cartas anónimas?

     Ese último año escolar había comenzado a recibir notas de alguien en mi casillero. La mayoría de las veces simplemente eran bonitos poemas cortos y frases alentadoras. Algunas me hacían reír cuando tenía un mal día y otras me hacían desear conocer al que estaba detrás de ellas. Y, aunque con Eli y Lanie estuvimos bastante tiempo intentando descubrirlo, jamás lo logramos.

     −Las pequeñas notas, tu sabes -susurra sonrojándose−. Un día casi me descubre tu amiga, la rubia.

     − ¿Eliza? Ella estaba muy pendiente de mi casillero en ese tiempo -recuerdo sonriendo−. Queríamos descubrir quién las mandaba.

     Sin darme cuenta estábamos acercándonos a las gradas, donde no había nadie más que las alumnas de último año que se encargaban de los bocadillos que estaban al pie de estas.

     −Sigo sin entenderlo -continúo−. ¿Cómo es que...?

     Él sonríe mientras comienza a subir las gradas para sentarse en la parte de arriba. Yo hago lo mismo y me siento a su lado, notando que desde este lugar se puede ver a todos disfrutando del reencuentro con sus compañeros. Incluso me parece ver a nuestro director y algunos viejos profesores entre el gentío.

     −Blake dijo que te había visto mirándome una vez que volvía a casa y asumió que te gustaba -explica y puedo notar que está avergonzado−. Comencé a mirarte por eso y me di cuenta de que no era cierto ya que ni me notabas. Al parecer lo hice tanto que comenzaste a gustarme.

     Si él tan solo supiera que intentaba no mirarlo porque sentía que estaba siendo demasiado evidente...

     −Éramos unos adolescentes tontos -digo. Sí, claro. Solo como adolescentes−. Si te hubieses acercado a hablarme creo que podría haberme desmayado ahí mismo.

     Justo como pasaría en este momento si no intentara mantener la compostura.

     Mantengo mi vista en la pista de baile por más de que sé que volteó a mirarme. Finalmente, giro la cabeza para verlo.

     − ¿Te gustaba? -pregunta con timidez.

     No sé de dónde saco el valor, pero inmediatamente respondo. Querré tirarme de las gradas si termino trabándome al decirlo, algo que me pasa seguido cuando me pongo nerviosa.

     −Desde el primer día que te vi.

     Veo que intenta ocultar su sonrisa cuando me mira, aunque no lo logra.

     −Jamás has dejado de gustarme -dice posando una de sus manos sobre la mía−. Hoy vine aquí porque en todos estos años no he podido olvidar a mi amor de secundaria y estaba dispuesto a encontrarte. En ningún momento se me cruzó la idea de que podrías sentir lo mismo.

     −Y que lo digas, estoy tan asombrada como tú.

     −Creo que no voy a olvidar esta noche nunca.

     Asiento con la cabeza porque pienso absolutamente lo mismo. Jamás se me ocurrió que podría pasar algo así. No pensé que podríamos quedarnos el resto de la noche hablando de nosotros, conociéndonos aún más y recordando viejos momentos mientras parecíamos estar perdidos en nuestro mundo. No pensé que al final de la noche pediría mi número y tiempo después tendríamos nuestra primera cita, algo con lo que había soñado desde que era una adolescente. Ni siquiera imaginé que aquella cita se repetiría decenas de veces hasta darme cuenta de que aquel que había considerado el amor de mi adolescencia era en realidad el amor de mi vida.

     Sin embargo, terminó sucediendo todo lo anterior y mucho más. Recuerdos, risas, viajes, algunas peleas insignificantes que terminaban uniéndonos aún más y, sobre todo, amor. Jamás supuse que el volver a verlo sería tan solo el comienzo de lo que se convertiría en una bella y larga historia de amor. Y, aun así, cada vez que lo veía sentía mi corazón palpitar rápidamente como el primer día que lo vi en la casa de enfrente. Loco, enamorado, como si aquel Reencuentro de alumnos en realidad hubiese sido obra del destino. Puedo decir que, sin dudas, aquella fue una noche memorable. La noche en la que me reencontré con mi verdadero amor.

Una noche memorableWhere stories live. Discover now