I Found A Love For Me...

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Había estado trabajando en aquella cafetería por mas de un año. Mi hermano Dongwook era el dueño y se había apiadado de mi pobre alma desempleada. Terminé mis estudios, pero todo parecía estar en mi contra porque de los tres trabajos que tuve me despedían por mas que tratara de hacer las cosas bien, era de esas personas que no podía decirle que no a alguien. Me gustaba ayudar a quien lo necesitara y ese era mi mayor problema ya que al doblar un turno para salvar a un compañero al siguiente día me dormí y no pude asistir a una reunión importante lo que me costó el puesto. En el siguiente, cometí unos errores en uno de los papeles y el jefe no soporto mi fallo, de nuevo a la calle. Y ya por último intenté en un restaurante de comida rápida y pues el hambre fue más fuerte que yo, fui atrapado con la hamburguesa en la boca por el supervisor de la noche, y adiós empleo.

Mi hermano, quien siempre era relajado y no se preocupaba por nada me llamó para decirme que viniera a Seúl. Talvez aquí podría rehacer mi vida y encontrar algo en lo que pudiera servir, pero hasta ahora no hacia mas que darle problemas a Wook.

—Seung... Apresúrate porque ya vamos a abrir. Trae la escoba porque están sucios todos los pasillos—

—Ya voy—

Si, era la empleada de mi hermano, así me decía, era el que hacia todo ahí porque Wook decía que si estaba detrás de la caja registradora, iba a terminar regalando toda la mercadería y terminaríamos en la calle al final de la semana.

—Dios, SEUNGHYUN... VEN AQUÍ—

—Ya no me grites, estoy aquí en frente—

—Entiende que los clientes, están por llegar. Son clientes regulares que esperan su pedido antes de ir a trabajar y no puedes retrasar las órdenes— bufó mirándome con molestia en sus ojos —¿Ya pusiste el café?— bajé la mirada y él salió dejándome el trapeador —Limpia la entrada, rápido—

Hice lo que me pidió, en el menor tiempo posible. Al volver su expresión enojada cambió y llegó hasta donde yo estaba para palmear mi hombro y disculparse por haberme gritado. Dongwook tenía casi 35 años y era como mi papá. Yo tenía 25 casi 26, ya era un adulto, pero él seguía tratándome como si fuera un niño en pañales. Con decir que hasta me ponía hora de regreso por las noches, pero lo hacía porque me quería y porque donde habíamos crecido era un pequeño pueblo alejado de todas las cosas malas que corrompían a la gente. Dongwook tenía miedo de que algo malo pudiera sucederme por ser tan buena persona.

—Seunghyun... Deja de soñar... necesito que vayas a la cocina por las cremas y el azúcar—

—Claro—

Nuestra tienda tenía unos estantes llenos de libros. Dongwook era fanático de la lectura así que la idea se le había ocurrido cuando ya había abierto la cafetería, y el cambio fue bien recibido por sus clientes. Un café acompañado de un libro, es la mejor medicina para todo, esas eran sus palabras cada vez que alguien llegaba.

Había aprendido tanto a su lado, que los casi dos años que tenia viviendo con él parecían tan poco. Rara vez peleábamos y cuando lo hacíamos tenía que ver con el tonto amor. Porque tenía que sacar ese tonto tema, era para personas tontas con ambiciones tontas.

El amor cambia todo en tu vida, cambia tus visiones, cambia tus sentimientos. Eso era pura basura. Dongwook había tenido tantas relaciones fallidas que no sabía cómo seguía creyendo que encontraría a su destinada entre tanta gente que había en el mundo y peor aun cuando ni tenía tiempo de salir para conocer a alguien porque se la vivía metido leyendo o trabajando.

—Encárgate de limpiar las mesas y ordenar los libros que dejen los clientes—

—Entendido señor general—

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