—Oh, cariño —lo miro a los ojos cuando el pronuncia aquello —No tienes que preocuparte por eso, ella ahora está en un lugar seguro. Estará bien.

—No lo estará si cierran la casa hogar —mis palabras abandonan mi boca tan rápido que no es hasta un par de segundos después, que reparo en lo que he dicho. Cierro los ojos cuando Will cambia su semblante, rompo el agarre que ejerce en mis manos mientras me alejo un par de pasos de él.

—¿Por qué habrían de cerrarlas? —pregunta. —No hay absolutamente nada de malo en ellas, no hay motivo para que...

—Nos estamos quedando sin fondos, Liam —pronuncio en un hilo de voz. —Cuando el supervisor llegue en la próxima visita, se dará cuenta de que no todo marcha bien. Si se da cuenta que no contamos con los recursos suficientes, no dudará en emitir alguna orden para que suspendamos las actividades. ¿Tienes idea de lo que pasará con todos los niños y jóvenes que están ahí? Irán a la calle, Will. No habrá absolutamente nadie que vele por ellos.

—¿Por qué no me has contado sobre esto? —cuestiona —se supone que esa fue la razón por la que aceptaste este matrimonio ¿no es así? —me recuerda. —para que estén a salvo.

—¿Cómo iba a decirte esto? —inquiero —seguramente terminarías pensando que no soy capaz de mantener mis proyectos.

—Anna, no es el fin del mundo solo porque pidas ayuda —pronuncia colocando sus manos a los costados de mi cuerpo —no tienes por qué ahogarte en un vaso con agua —añade. —¿Qué tan difícil es que le pidas dinero a tu esposo?

—William, no, no quiero que...

—Hey —pronuncia logrando que centre mi atención de nuevo en él. —Estamos casados, somos marido y mujer, eso significa que mi dinero es tu dinero. Puedes disponer de él tanto como lo desees.

—Liam...

—Por favor, permíteme ayudar en algo —insiste. —todo lo mío es tuyo.

Algo se remueve en mi pecho mientras una sonrisa lucha por aparecer en mis labios, bajo la vista por algunos instantes antes de ser capaz de mirarlo a los ojos nuevamente.

—Bien, lo aceptaré, pero con una condición —sentencio. Él echa la cabeza hacía atrás, sin embargo, vuelve a mirarme después de algunos segundos.

—¿Cuál?

—Que te regresaré hasta el último centavo que tome —él intenta protestar, pero elevo una de mis manos, impidiendo que lo haga. —Es la condición.

Él parece pensarlo por varios segundos, suspira antes de cruzarse de brazos. Me resulta gracioso el hecho de que parece bastante pensativo, como si intentara encontrar el modo de refutar lo que he dicho.

—¿Y si hago una donación? —cuestiona girándose hacia mí.

—¿Cómo?

—Si decido donar, si decido que quiero hacer una donación, no tienes necesidad de regresarme nada. ¿o sí? No creo que le devuelvas el dinero a todas las personas que hacen donaciones ¿o me equivoco?

Suelto una risa, mientras niego con diversión.

—No tienes remedio —mascullo sin dejar de sonreír.

—Me conoces bien —afirma con una sonrisa orgullosa en el rostro. —Entonces ¿tenemos un trato? —cuestiona.

—Tú ganas, tenemos un trato —afirmo.

Su sonrisa se hace un poco más grande mientras elimina la distancia que hay entre nosotros. El movimiento me toma desprevenida, pronto sus labios se encuentran con los míos, logrando que todos los sentimientos negativos lograses esfumarse.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now