🌸II🌸

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—¡¡Binnie!!—gritó efusiva esa voz chillona que tanto había extrañado

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—¡¡Binnie!!—gritó efusiva esa voz chillona que tanto había extrañado.

Corrió hacia mí y se agachó para abrazarme. Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo y yo le respondí, era tanto el tiempo que había estado separado de mi mejor amigo y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vacío.

— ¡Pero cómo has cambiado!

— ¿Cuál cambio? Si sigo igual desde la última vez que nos vimos—dije y me separé.

—Por favor, tu cabello es diferente—observó.

— ¿La maraña de pelos que cargo en la cabeza? ¿Qué de diferente tiene? Sigue escondida bajo una gorra igual que hace años—bromeé—. Pero tú tampoco has cambiado mucho.

Efectivamente, Jisung no había cambiado en lo absoluto, excepto por unos cuántos centímetros menos agregados a su cabello castaño y lacio. El fleco caía en su frente hasta llegar a sus ojos, y el resto cabello alcanzaba una medida sólo un poco más debajo de las orejas dejando al descubierto sus frágiles hombros que un suéter verde cubría.

—Ejem...—el joven que estaba a nuestro lado, Felix, se aclaró la garganta haciéndose notar.

Ambos lo miramos.

—Ay, lo siento—dijo Jisung dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos —. Es que estoy emocionado— dijo y la flamante sonrisa en su rostro se expandió aún más cuando me miró—. ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!—me avisó.

— ¡Yo también!—musité emocionado.

—Supongo que ya se conocieron—volvió su atención a Felix.

—Sí—dijimos los dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.

— ¡Ah! ¡Esto será genial!—exclamó Jisung.

Se levantó del piso junto con Felix, mientras yo me quedé allí sentado.

— ¿Pero qué haces allí? Levántate, ¿por qué no entraste?

Él me extendió la mano para ayudarme a levantarme. El deseo de tocar su excitante piel de nuevo me invadió al ver la palma de su mano extendida hacía mí. La tomé y me ayudó a separarme del piso.

—Gracias—murmuré.

El sólo me sonrió, separando los dos engranes que se habían unido de nuevo.

—Lo cierto, J.one, es que me dejaste la llave equivocada—me quejé, intentando mirar a mi amigo y no a la perfección que tenía a mi lado.

— ¿La llave equivocada?—se sorprendió.

—Sí—le di la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

—Oh, perdón—me sonrió—sí, me confundí—esculcó entre su mochila y encontró un juego con tres llaves—. Este era—se quedó en silencio un momento—. Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora Montórfano por hacerme el favor de entregarte la llave.

manual de lo prohibido || changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora