"Querido hijo de tu puta madre, a ti dedico estas palabras..."

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¿Cómo es que puedes dormir bien sabiendo el daño que le haces a otro corazón?

¿Cómo tienes esa consciencia tan limpia?

¿Cómo te duermes con tanta tranquilidad sabiendo que lo que has sembrado no son rosas?

¿Qué clase de corazón portas en ese pecho que es capaz de comerse las vértebras de uno de los suyos?

Más humanidad tiene un león ante la presa que se va a comer que tú al tomar un alma entre tus manos.

¡Que pena me da la mariposa inocente que llega hasta tu presencia y ciega se posa, y entrega su color!

¡Pobre mariposa! Ya sus alas han perdido el encanto, se quiebran con el viento y su cuerpo moribundo cae en tu valle de cadáveres.

Otra víctima en tu lista de asesinatos y otra reliquia para tu jarrón de corazones.

¿Qué ganas tú? Dímelo de frente.

Eres como el monstruo insaciable que adquiere poder con el sufrimiento ajeno. Eso es lo que eres... Un monstruo.

Una bestia que se viste del pasado y se enmascara bajo una excusa.

¡Qué desdicha la tuya! Evolucionar de un dolor que ya no tiene raíces. Sembrar casquillos de carbón pintados de amarilla ilusión. Victimizarte bajo tu manto de cinismo e ideas inmaduras.

¡Ay, pobre hijo de tu puta madre! Estás tan convencido en tu encerrada burbuja que no te das cuenta de lo que causas.

¡Pobre niño maltratado! Que usas tu infantilismo para jugar con las mentes como un rompecabezas. Te enfadas, te desesperas cuando las piezas no encajan en tu marco.

Que frustrante ha de ser para ti ver a tus víctimas levantarse de las sombras.

Eres como el psicópata embullado, ese que cree que tiene la última estaca. Pobre de ti que te cavas hoyos a tu alrededor para enterrar cofres vacíos.

Mal no te deseo, de tu naturaleza me expelo. Libre se proclama esta alma magullada de las garras del proxeneta que vende las almas a modo de colección luego de usarlas. Que gran favor me has hecho al sacarme de tu pantanosa vida, pues el golpe ha hecho germinar la raíz de mi ser y brotar mis alas para despegar.

A ti, hijo de tu puta madre, dedico mis últimas palabras de agradecimiento. Gracias por enseñarme que en la vida es necesario estrellarse para construir una mejor versión de ti mismo con los pedazos.

Sin más preámbulo ni lamentos, te digo adiós, ser deshumanizado, pues de ti solo he sacado muchas más ganas de vivir.


"A ti, hijo de tu puta madre..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora