Rossi y su lazo con la muerte

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Si las horas hablaran desearían poder enmudecer, poder callar todo ese sentimiento de opresión e ignorar que lastima ver pasar frente a ellas momentos, experiencias, y con ansiedad añorar detener o adelantar el tiempo que les hace mucho daño, les hace morder las uñas mientras ocurre la espera, mientras todo va avanzando y no poder ver en la vuelta de la esquina a quien anhelas observar llegando con una gran sonrisa y la explicación de porque la demora pero por fortuna para ellas y desgracia para quien las siente las horas no sufren el tiempo ellas no envejecen porque son quienes las viven los que reciben o lamentan el paso del tiempo.

Luca, se encuentra en su casa, contando minuto a minuto para que llegará la hora indicada, hora que significaría que una persona muy especial llegaría y tocaría su puerta, miraba tras la ventana el mundo exterior, sentía un gran poder al ver como todo el mundo gira sin imaginar que un espectador observa cada uno de sus pasos, se imaginaba como un Dios, y más ahora que poseía todo cuando deseaba, sonreía muy sonrojado recordando momentos, la noche anterior había tenido lugar un acto que en la época era muy normal experimentar desde corta edad.

Él y su novia a quien esperaba habían tenido sexo o como ellos lo llamaban en ese momento, en aquella brillante etapa del enamoramiento, en el que todo es aroma a rosas. Habían hecho el amor, motivo que hizo que la confianza y cariño sea mayor, acto que brindaba más derecho a uno sobre el otro, simplemente estaba volando en las nubes y rogaba que su puerta sonará para poder estrechar entre sus brazos a su tan ansiada pareja, porque se sentía completamente enamorado, pensaba que el amor era descubrir la puerta de la felicidad y no existe cosa alguna que pueda contra él, mucho menos unos cuantos años de diferencia de edad. Imaginaba a cada momento oír tocar la puerta para poder sentir el sabor de los dulces labios de su princesa, como solía llamarla, y sin duda aunque con mas recelo disfrutar nuevamente el placentero momento de la noche anterior.

En otro lugar, recostada sobre el césped mirando hacia el cielo en otro lugar de la misma ciudad se encontraba Rossi, una mujer que a pesar de las circunstancias por las que estaba pasando en ese preciso momento hacía relucir su belleza sin necesidad de esforzarse, era la mezcla perfecta entre elegancia y naturalidad, sólo verla bastaba para pensar que había sido bendecida al nacer con el don de la gracia y belleza. Sin embargo estaba a punto de entender que el físico no lo es todo, incluso más cuando de tu alma ya no queda nada.

Su belleza era el detalle menos relevante en ese instante, el motivo por el cual se encontraba en ese lugar era una abrumadora depresión, una excesiva y constante preocupación por algo, una reunión consigo misma, quizá como un tipo de castigo o como consuelo impartido por su propia fortaleza, la cual ya se estaba desvaneciendo como espuma en el mar.

Alguien aguardaba por ella, pero no iría así sea su más doloroso adiós, entre labios se podía ver que pronunciaba un nombre, Luca una y otra vez y muchas cosas más aunque la mayoría eran insultos y maldiciones dirigidas a un infinito universo para que quien sea el responsable de todo lo que sucede y deja de suceder escuchará sus lamentos y reclamos , pero a quién nombraba había decidido no volver a verlo nunca más pero de eso se encargaría luego ahora necesitaba tiempo sólo para ella, sus manos aún temblaban y más cuando dirigía sus ojos a un pequeño sobre de color blanco y muy arrugado que sujetaba con fuerza en una de sus manos, lo miraba una y otra vez con tanto desprecio y coraje que si hubiera sido alguien que odiaba quien estaba entres sus manos lo más probable y sin duda alguna es que le hubiera propiciado una gran paliza y exprimido como un limón hasta dejarlo totalmente seco, pero dada su posición tenía que conformarse con arrugar con sus manos aquel papel que le provocaba tanta desgracia.

Mientras tanto Luca repetía ansioso en voz alta pero para si solo, Rossi dónde estás, por qué no has llegado aún, la chica que el esperaba con afán no llegaría porque ella no tenía intenciones de caminar en ninguna dirección menos a verlo, cada quien tiene sus problemas y debe hacerse responsables de ellos, la chica estaba saboreando el crudo sabor de la realidad y en su cabeza rondaba mil ideas y posibles soluciones por tal motivo decidió que un novio era la cosa menos importante en su actualidad cosa que el ignoraba rotundamente.
Las horas pasaron, Luca miró nuevamente el reloj y ya habían transcurrido tres horas después de lo acordado, llamó a su celular esperando encontrarla y saber que le había sucedido pero lo mandaban al buzón luego llamó a la madre de la joven la cual sólo le dijo que su hija había salido y no sabía en que dirección, el estaba muy deprimido eso nunca había sucedido antes, la relación iba viento en popa y no tenía lógica que ella no llegará, pensó incluso en lo peor pero mejor decidió conformarse pensando que ella necesitaba tiempo para asimilar que el le había propuesto matrimonio una noche atrás, pregunta que no había tenido respuesta aunque eso tenía completo sentido pues ella era una persona mayor que el con 10 años y eso era ir en contra de la corriente.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2019 ⏰

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