-Nos lo acaban de decir hace un par de días – me explicó él, que aun estaba recargado en mi pecho y con la mirada hacia abajo – Nadie se lo esperaba.

-Te vas a ir – dije con un hilo de voz.

Él levantó la mirada, tenía los ojos vidriosos y pude sentir como mi corazón se oprimía por aquello.

-No quiero irme, no sin ti – dijo con pesar.

Miré el techo y suspiré dificultosamente.

-Si pudiera llevarte conmigo, lo haría pero… simplemente no puedo. Hablé con Macy y me ha dicho que no puedes dejar la rehabilitación, no es conveniente.

Pude sentir como una lágrima resbalaba por mi mejilla. Tenía miedo, no podía creer que ya no vería a Zayn en tanto tiempo. Si pensaba que un día a la semana no bastaba, iba a ser peor por no verlo durante tanto tiempo.

-¿Por cuánto tiempo? – pregunté con la voz rota.

Zayn me limpió la lágrima con su pulgar.

-Unos cuantos meses – hizo una mueca – Diablos, no quiero irme – se quejó.

No me contuve más y lo abracé con fuerza, quería aferrarlo a mí, que nunca se fuera de mi lado. Escondí mi cara en su cuello y lo empapé un poco con mis lagrimas, pero no importaba, quería sentirlo cerca.

-¿Me prometes que vas a estar bien? – preguntó acariciando mi cabello.

Yo asentí.

-Voy hacer un esfuerzo por estar comunicándome contigo todo el tiempo que pueda, ¿ok? – prometió – Tienes que saber que no me perderás, te prometí que siempre estaría contigo y así será.

Me despegué de su cuerpo y lo miré con una media sonrisa.

-Si vamos a empezar a hablar de los puntos positivos de esto- comencé a decir- pude que cuando vuelvas yo ya pueda salir.

Él se rió y acarició mi mejilla.

-Exacto – se acercó y me besó, atrapó mis labios dándoles caricias con dulzura, un beso que representaba más que una acción.

Al separarnos, solté un suspiro. No podía hacer nada para cambiar las cosas, y eso me llenaba de impotencia. Lo único que podía hacer era aguantar por esos meses que él no estuviera.

Lo miré fijamente, tratando de grabar cada centímetro de él en mi memoria. Ladeé mi cabeza y acaricié el arete en su oíd izquierdo, él sonrió. Mi mano recorrió toda su mejilla hasta llegar a su barbilla. Tenía una barba de unos dos días. Llevé ese mismo dedo a sus labios y los delineé, Zayn cerró sus ojos dejándose llevar por los pequeños roces que le daba.

Mi mano fue hasta su cuello, me acerqué a él y lo besé en el cuello. Una media sonrisa se posó en su rostro y yo solté una risita. Seguí el recorrido, pasando por su pecho hasta llegar a sus abdominales. Me maraville al notar la forma en que se marcaban sus músculos. El posó su mano en una de mis piernas, y con suavidad la acarició. Mientras yo, acaricié la palma de su mano. Con un dedo recorrí su brazo, pasando por sus hombros y llegando de nuevo a su cuello. Respiré profundamente. Como me encantaba ese hombre.

-Te amo – susurré haciendo que nuestros labios se rozaran.

Él abrió los ojos y me dedicó una hermosa mirada.

-Y yo a ti – dijo también en un susurró.

Me tomó del cuello y me atrajo a él, para volver a besarme con más entusiasmo.

Sabía que no teníamos mucho tiempo, la despedida se daría en tan solo un par de horas. Quería para el tiempo por unos cuantos momentos, en donde solo yo y Zayn pudiéramos seguir moviéndonos y prolongar más ese tiempo juntos. Pero era inevitable.

The a teamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora