-¿Y qué es lo que tenemos tú y yo, si se puede saber? –Dice dolida.

-Venga, Julia. Está claro que tú y yo nos atraemos sexualmente.

-No me hagas reír. –Dice con ironía. -¿Esto me lo dices por lo de ayer, no?

-Sí, te lo digo por lo de ayer. Luego no quiero que vengas con grititos y numeritos de los que montas.

-Decidido. Eres imbécil.

Elsa, que estaba dando La Segunda Guerra Mundial, para la clase para dirigirse hacia la pareja.

-Me estoy empezando a cansar de interrumpir mis clases con vuestras conversaciones.

-Lo siento, Elsa. –Dice Julia.

-Nuestras conversaciones son más interesantes que sus clases. –Dice con aire de superioridad. –Díganos la verdad, ni usted aguanta darnos clase.

Todos miran a Iván como si fuese un ser de otro planeta. Está bien que todos en ese aula, piensen igual, pero para decirlo...

-Bueno, pues de ser así, no tengo más remedio que pedirte que te marches a la sala del jefe de estudios. –Dice Elsa.

-Niñato. –Le dice Julia, por lo bajo.

-Y tú, Julia. También. –Dice Elsa.

Julia, mira con desaprobación a Elsa, pero hace lo que le ordena. Al fin y al cabo, ahora es su tutora, ¿No?

Para los que no se acuerden, a la madre de Julia, la mandaron a Barcelona para seguir siendo médico, por lo que iba a necesitar como una especie de tutor en el colegio, por si le ocurría algo a Julia y su madre no podía hacerse cargo. Así que la única que estaba a disposición, era Elsa.

-Deja de montar estos numeritos. Como sigamos así, vamos a estar expulsados en nada y menos. –Dice Iván.

-¿Qué numeritos? –Dice Julia, indignada.

-No dejamos de hacer esto. De pelearnos, de estar mal. ¿Por qué? –Dice Iván.

-A lo mejor es que te da miedo.

-¿Miedo?

-Sí, miedo porque por fin, quieres a alguien más que a ti mismo. Y eso te asusta. –Dice Julia, acercándose.

-No me hagas reír. –Dice Iván.

-Iván, de verdad. Qué cansada me tienes. –Dice Julia, mintiéndose en el baño de las chicas.

-Pensaba que querías dejar de hacer lo que sea que estamos haciendo. –Dice Julia, cuando ve que Iván, entra detrás de ella.

-Lo único que estoy haciendo es entrar en un baño. No quiero que me pillen en los pasillos en hora lectiva.

-Vaya, parece que desde que tienes una madre que te vigila estás más legal.

-Si mi madre me pilla fuera de clase, créeme que es peor que Elsa.

Los dos se ríen, a pesar de la disputa que hace dos minutos estaban teniendo.

Julia, se acerca un poco a Iván y le roza la nariz con la suya. Sabe que puede recibir un batacazo, pero no le importa. Lo que siente por Iván, es mucho más fuerte. Para su sorpresa, Iván no hace nada. Julia, decide dar un paso atrás, antes de que sea más tarda, pero ésta vez es Iván el que la para con la mano en su cintura.

Los dos se miran, sabiendo lo que va a ocurrir de un momento a otro. Pero quieren disfrutar del momento. ¿Por qué son tan cabezotas? ¿Por qué?

Entonces Julia, acerca sus labios a la boca de Iván y le da un tiernísimo beso, casi inexistente, pero que a los dos les sirven de mucho. Los dos están callados, no dicen nada, pero siguen. No piensan que en cualquier momento puede entrar alguien y tendrán castigo doble. Uno, por estar en el baño de las chicas y otro, por saltarse otra vez el castigo.

Iván, decide coger las riendas ahora de la situación y la coge del cuello, dejándola firme delante de él, vuelve a echarle un vistazo a su boca y a su cara y le planta el beso más tierno y con más sentido que nunca antes se habían dado.

Cuando acaban, los dos se miran avergonzados a pesar de las tantas veces que se han besado. Pero esta vez había sido tan...

Las clases terminan, ellos salen del baño y Héctor los ve, por lo que no tiene que imaginarse, que otra vez, han sido castigados.

Elsa, sale en ese mismo momento de clase y lo pilla.

-Espero que Iván Loiret y Julia Medina, hayan estado en tu despacho.

-Sí, sí. Ahora mismo han salido. –Dice Héctor.

Iván y Julia, nunca han estado en su despacho, pero sabe que son unos críos y no quiere complicarles la vida con un castigo tonto.

Todos los chicos se reúnen en la habitación de ellas para hablar sobre el misterioso mensaje que encontraron en el móvil después de hacer esa llamada.

-Tiene que haber una explicación. –Dice Marcos.

-Ya me dirás cual...-Dice Carolina, casi muerta de sueño.

-Si alguien se toma tantas molestias para venir al colegio, decirte que tus padres no están muertos, luego alguien te dice eso en un mensaje...-Dice Iván.

-Tengo que saber quién es. –Dice Marcos.

-Podemos hablar con Fermín, para que nos diga cómo podemos saber de quién es este número de teléfono.

-No sé si será bueno que le metamos en más líos. Está mañana le he visto salir corriendo por el bosque. Está claro que aquí nada es lo que parece. –Dice Vicky.

-Quizá el hombre que vino a decirte eso, se vuelva a poner en contacto contigo. –Dice Roque.

-Esperemos entonces...-Dice resignado Marcos.

Jacinta pasa por allí, alertando de que ya está la cena lista y que es hora de que salgan de sus habitaciones, cuando se encuentran con Amelia.

Carolina, siente una punzada en el corazón. La persona que le había hecho tanto daño, había vuelto y no sabía muy bien por qué ni para qué. Lo que sí sabían era, que no iba a pasar inadvertida. 

El Internado.Where stories live. Discover now