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Una vez que la cena de navidad en la casa de Santiago hubo terminado, él y su pareja se levantaron rápidamente, saludaron a los presentes y se rajaron de ahí lo antes posible. La reunión había sido bastante incómoda, ya que la madre del antes mencionado se enteró de que su hijo estaba saliendo con un chico cuando abrió la puerta de la casa. Desde entonces, no salió del shock hasta que se sentaron a comer. Ahí, empezó a bombardear con preguntas a Martín, desde cómo se conocieron a su tipo de sangre. Santiago se quiso reir, su novio no sabía cómo disimular la cara de culo y más de una vez le habló por whatsapp (aún teniéndolo al lado) diciendo "me quiero ir".

Cuando llegaron al departamento que ambos compartían se empezaron a besar apasionadamente, con necesidad, como si no se hubieran visto en meses.

-Dios mío, qué mal la pasé.-Le susurró Martín mientras repartía besos húmedos en su cuello. Santiago sentía su respiración sobre la piel, y eso le encantaba.

-¿Tan así?-Le preguntó, mientras soltaba una risita.-Ay, no me muerdas.-Le reclamó segundos después, Martín le había mordido el cuello y ahora sonreía.-Pelotudo.

-Te lo merecés por ese momento de mierda, Santu.-Replicó Marto, Santiago le plantó un beso apasionado, pasando los brazos por su cuello. Martín llego a sentarse en el sillón con el cuerpo de su novio sobre su regazo.-Decí que te amo, si no...

-No te podés separar de mí, me amás y yo te amo más.

-No podrías tener más razón.-Murmuró el entrerriano, sacándole la remera al chico que se encontraba en sus piernas.-Te amo, te amo.

Los besos que Martin dejaba sobre su pecho le quemaban, en serio le encantaba que su novio lo tratara delicadamente. Estaba acostumbrado a ser el activo, por lo tanto nunca recibía ese tipo de trato. Se vio sorprendido cuando descubrió que Martín, a quién él creía un total pasivo, podía ser ambos sin problema alguno.

Cómo le gustaba eso.

Ni sé dió cuenta cuando fue que terminó recostado en el sillón, con las piernas rodeando la cintura de su pareja.

-¿Desde cuándo vos sos activo?-Le preguntó, acariciándole la mejilla. Sentía cómo su corazón latía desbocado, como si se le fuera a salir del pecho.

-Desde que vos insistís en pasar la navidad con tu familia en lugar de pasarla acá.-Santiago se puso serio, y Marto sonrió.-Es una joda, te amo.

Pegaron sus frentes durante unos segundos, con los ojos cerrados. Luego, Martín se separó, preparándose para entrar en él.

-Pará.-Lo frenó Santiago.-Acordate que yo nunca hice esto.

-Ah, mirá.-Le contestó el otro, entrando directamente en Santiago.

-¡Martín!-Gritó, abrazando a su novio, clavando sus uñas en su espalda. El contrario le acarició la nuca y dejó besos sobre su cuello para tranquilizarlo. Siguió entrando, y se quedó quieto para que el otro se acostumbre.-Dale...

-¿Dale qué?

-Que te muevas, hijo de remil puta.-Murmuró Santiago, y Martín empezó a moverse a un ritmo lento, como si estuviera probándolo, haciendo que el menor se desespere.-Ah...Martín...por favor.

-Se siente tan bien mi amor...-Le susurró al oído mientras lo abrazaba con fuerza, siguiendo el mismo ritmo. Unos segundos después, empezó a moverse más rápido, sacándole gemidos altos a su novio.

-Me voy a venir... Martín... Ah!- Y dicho esto, se corrió sobre el abdomen de ambos, seguido de su pareja. Se besaron con ternura.

-Te amo, en serio te amo.

-Yo más, Martín.-Le respondió Santiago, y apoyó la cabeza en su hombro.-Tengo sueño, y paja de ir a la habitación.

-Ya fue, arreglamos todo mañana.

-Martin, ya es mañana.

-Vos entendiste.

3 am - OneShot Martiagoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن