Introducción: Un viaje movido

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Shivar, que a pesar de su fracaso como orador mantenía un cierto aire de nobleza, se dirigió a Loran.

—¿Quieres que te acompañe? Aquí la gente quiere hablar poco.

—¡Venga, vente p'alante!

Mientras Shivar levanantaba de su asiento y avanzaba como podía hacia la parte delantera, el caballero susurró al resto de compañeros:

—Sí, por favor: llévatelo...

Los viajeros esbozaron una media sonrisa. Shivar a pesar del traqueteo del carro, llegó a sentarse junto al anciano.

—No sé por qué les caigo mal... ¡Pero no te preocupes! ¡Yo protegeré el carro!

Loran pareció encontrar alivio en la peculiar jovialidad del noble. A pesar del constante moqueo del anciano, le daba conversación.

—Bien, eso me gusta... los caminos últimamente son mu chungos. Además, teniendo en cuenta la cantidad de gente que ha salido huyendo de Saulxerotte,  me comentan que hay mucho bandidaje por aquí. Es que ahora está la cosa mu mal. Además, con los nuevos impuestos estoy jodío, la verdá. No quiero ir a Saulxerotte, pero hay que hacer dinero de alguna forma.

El chico del estoque, incómodo, susurró otro comentario a los viajeros de la parte de atrás.

—Menudo par de garrulos.

Shivar no escuchó el ataque, o decidió ignorarlo. Continuó su conversación con el mercader.

—Yo en realidad tampoco quería ir, pero bueno. Ya sabes.

—¿Y entonces por qué vas, hijo mío?

—Pues eso, ya sabes. Por dinero, también.

—También es verdad. Como todos.

Los pasajeros, fascinados por la vacía conversación, negaban con la cabeza y mostraban entre ellos su aburrimiento.

—Eso mismo. ¿Por qué si no? ¿Por qué nos movemos si no es por din...? ¡Pero atento a la carretera!

Una vez más, el carro dio con otro bache y todos botaron con él. Todos menos Shivar, que había visto venir el bache y pudo mantener el equilibrio.

—¡Me cago en el puto vejestorio de los huevos!

El caballero no pudo contenerse, y el comentario se escuchó en la parte delantera.

—¡Oye, que el vejestorio paga!

Loran no sabía si sentirse agradecido u ofendido por la "defensa" de Shivar. Como era un hombre muy animado, lo ignoró y continuó la conversación.

—¡Ay, pues es que además tengo una mujer y una hija!  ¿Sabes? La hija, además, se acaba de casar con el molinero del pueblo. No me cae demasiado bien... la verdad es que es demasiado bruto. ¡Como le ponga un dedo encima le reviento, vamos!

Shivar mira al anciano bastante extrañado, observando bien los brazos del mismo. No parecía tener muchas posibilidades de reventar a mucha gente...

—Ehmmm, ¿le revientas tú o con ayuda...? ¡Con ayuda, si ya lo sé...!

El animado joven le da unas palmadas en la espalda, mientras el anciano intentaba comprender a qué se refería Shivar.

—¿Estás insinuando que soy débil...?

—No... ¡mírate!

Shivar le agarró un brazo y le dió varios toques. No estaba muy claro si intentando animar a Loran o si le estaba toreando.

Anima: Un Canto En La NocheWhere stories live. Discover now