Acto 2: Dulces Sueños. (Editado)

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Al día siguiente Raguel me hizo una visita, traía el ánimo por los suelos; A todos nos golpeó fuerte el fallecimiento de Andrea.

Su cabello rubio no estaba despeinado como de costumbre, estaba húmedo, lo que significaba que hoy no usó secador.

Cosa muy extraña en él.

Supe que en el entierro estaba el otro sujeto, dijo algunas palabras, mencionando que iban a comprometerse... Estúpido.

Que buen amor el de ella que consiguió marido unos meses después.

No la culpo, todas las chicas se llegan a cansar conmigo y no entiendo por qué.

Ciertamente me había pasado de tragos la noche anterior, las botellas estaban tiradas en el suelo y yo recostado a la cama.

Su imagen se hizo visible frente a mí, por arte de su magia, mas no era eso lo más raro que había visto en estos meses.

—La puerta es para que no entres, tendré que conjurarla. —Señalé con la botella en la mano.

Raguel lucía "genial", sus ojos tenían grandes ojeras que no podía disimular y traía una playera de un equipo de basketball.

—¿Desde hace cuánto estás ebrio? —Inquirió mientras ojeaba el suelo de la habitación.

—Podría decirte lo último que recuerdo. —Dije de cabeza abajo.

Me encontraba vestido con mi mejor saco, la mejor corbata y el mejor pantalón de mi armario, anoche fue mi día para rendirle honor a mi modo... Bebiendo.

Mi cuerpo estaba tirado en la cama, mis pies sobresalían en un extremo y mi cabeza colgaba en el otro.

Las sábanas estaban inundadas de todo el alcohol, cervezas y vinos que tuve tiempo de abrir en 6 horas hasta que saliera el sol.

—¿Qué recuerdas? —Cuestionó arqueando una ceja.

—Absolutamente nada desde el hospital. Tal vez un día o dos.

—Eso fue hace una semana.

Me arrebató la botella de mi mano, la arrojó en su mochila, junto con las demás que iba recogiendo del suelo.

—No, no, ¡Estás dañando la decoración! —Dije colgándome de su brazo.

—Vas a ir a la universidad, vas a pedir ayuda y vas a finalizar el último mes.

Noviembre.

Aunque no lo quisiera, Andrea había sido un golpe duro, muchas noches lo negué y con eso, tuve que seguir; Trabajando en mí, intentando darle sentido a cada palabra, escuchando sobre Dios y al mismo tiempo, pensando porqué con tanto poder no la salvó.

Me alegré cuando por primera vez controlé lo que era el Aura, cuando por fin puse a funcionar el mecanismo, mente, aura y alma.

Finalizado noviembre me gradué; Hicieron una cena, homenajearon a los "sobresalientes" y hablaron sobre el compromiso que ahora tenían con "Hijos del Cielo" como se hacen llamar.

Mis emociones estaban entre feliz y vacío, por más que no quisiera admitirlo no superaba mi último error.

Ahí estaba yo, en la mesa con mi único amigo, Raguel, ya que él. —A diferencia de los demás arcángeles. —No da clases.

Poco me importaban las palabras que decía la chica en el podio, para sólo era ruido que no lograba sacarme de mi ilusión.

Y es que, me imagino cómo sería si ella estuviese aquí, si yo no estuviera revolviendo mi trago y la tuviese en el asiento al lado mío, seguramente hablándome de los chismes de su madre.

Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora