10 años despues

Mulai dari awal
                                    

-Tu palabra no vale.

-Nunca dije que lo haría. Dije que quizás, lo cual es una mínima probabilidad en la que puedes salir de ahí.

-¿Qué deseas saber?- pregunto con recelo.

-Necesito localizar a alguien- dijo, tanteando el terreno- Alguien a quien tú, y los tuyos conocen.

-Tendrás que ser más específico, serafín- puntualizo la bestia, intentando mantenerse sereno. No le gustaba lo más mínimo que jugaran con él- Tengo más de quinientos años: entenderás que ese es tiempo suficiente para conocer a mucha gente.

-El heredero de Lucifer-dejo caer- ¿Qué sabes de el?

El demonio se paralizo desconcertado; lentamente salió de su estupor y estallo en carcajadas.

-Los tuyos aun no logran dar con el. Mi señor lo oculto bien.

-¿Qué sabes de el?- repitió Alec.

El demonio se acomodo sobre sus patas traseras.

-No más de lo que sabes tu ángel.

-¿Dónde esta?

-Eres estúpido si piensas que te temo más a ti que a nuestro creador para darte tal información- se mofo el demonio.

-Entonces si sabes dónde está- insistió en ángel con voz firme.

-Todo el infierno sabe dónde está. Pero nadie nunca te lo dirá. Ningún demonio traicionara a su princesa...

-Princesa- interrumpió Alec con renovado interés.

Entonces era una ella. En diez años era lo más conciso de información que el cielo había logrado recabar del heredero.

El demonio tembló al darse cuenta del error que había cometido. El Infierno no perdonaría su estupidez.

-¿Cómo la han ocultado tanto tiempo?

-Subestimas a mi señor. No sabes de lo poderoso que es. Será mejor que me mates, no te diré nada.

-Eso está por verse- musito, sacando un cuchillo plateado de su cinturón.

***

La cosa no resulto como esperaba.

El demonio no hablo, aun cuando Alec hizo uso de sus cuchillos y hechizos sagrados. El monstruo se mantuvo firme durante toda la tortura que el moreno le infligió. Quizás al final, los inmundos seres del infierno si conocían algo de lealtad; o tal ves Lucifer les causaba mas terror del que un ángel pudiera infundir.

Cuando el demonio se deshizo en cenizas, Alec limpio la brea de sus manos y desplegó sus alas. Las plumas azabaches se agitaron, brillando en la penumbra de la noche. Las batió sus alas y se alzo por el aire rumbo al Cielo, más allá de las nubes y ráfagas de aire helado que acariciaban sus plumas. Su hogar se extendió bajo el. Los últimos rayos del crepúsculo iluminaron las torres, tiñendo el Cielo de cálidos colores. En la lejanía diviso la torre de Michael. Descendió al suelo, hasta que sus pies tocaron la calle empedrada, guardo sus alas tras su espalda y se echo a andar, disfrutando de la desatendida tranquilidad. Deseaba hacer tiempo antes de encontrarse con Michael y este se le tirara encima.

No tenia ganas para lidiar con su hermano mayor; su actitud se había tornado más difícil conforme pasaban los días. Más duro, más rabioso. Días en los que cada ángel volvía al Cielo sin saber nada del heredero. Durante diez años, cada ser divino se encomendó a la tarea de búsqueda y destrucción de la amenaza; pero mientras el tiempo iba pasando los ángeles menores regresaban a sus antiguas tareas, relegando la misión en los arcángeles.

El Ángel y la Princesa del Infierno de Rosas (Alexander Lightwood)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang