No puede contener las lágrimas al saber que sus amigos no consiguieron salir de los pasadizos aquella noche. Él fue el único que pudo salir de ahí.

Las coge y se marcha a la habitación sin que nadie le vea y guarda las gemas como mejor puede. Busca información en internet sobre esas gemas y se da cuenta de que tiene un verdadero tesoro. De venderlas, el valor es incalculable. Por un momento, se siente mal de tener tanto valor metidos en una caja de zapatos, pero es la única forma de que nadie sospeche. Por qué de saber que esas gemas están en funcionamiento, sabrían que Samuel Espí, sigue vivo.

Pero quizá si vende una, puede hacer que Marcos y Paula puedan volver a tener algo de dinero.

La noche pasa sin contratiempos. Quizá después de tanto tiempo, se merecen dormir tranquilos.

El día amanece, por un momento parece que nada malo puede pasar en el colegio, pero de pronto, caen en la cuenta de que están en el internado, así que todo bien no puede ser que vaya.

Los chicos se visten y se dirigen al comedor para desayunar.

-Anoche vimos como llegaba un hombre y un niño. –Dice Carolina.

-¿Anoche? –Pregunta Marcos.

-Sí, traían maletas. –Dice Julia.

-Quizá se perdieron y esto era lo más cercano que tenían. –Dice Roque.

-Ya, y por eso se sienta con los profesores, ¿No? –Dice Iván.

-¿Creéis que es de los malos? –Dice Carolina.

-Yo ya no sé que pensar de nadie. –Dice Marcos.

-Será mejor que lo vigilemos, aunque sea por unos días. –Dice Roque.

-Está bien, Sherlok Holmes. –Dice Iván.

-¿Es que no te cansas de humillar a la gente? –Espeta Julia.

-¿Y tú no te cansas de ser tan pesada? A ver si te das cuenta de que paso de tu culo. –Dice Iván.

-¡Queréis callaros! Os está escuchando todo el colegio. –Dice Vicky.

Iván se levanta de la mesa y se va del comedor. Julia, está indignada y tira el tenedor contra el plato con la mala suerte de que tira el vaso al suelo, pero le da igual, hace lo mismo que Iván y se marcha.

-¿Nerviosos? –Dice Camilo, apareciendo por sorpresa.

Ninguno les contesta y Camilo da por afirmativa su pregunta.

-Hay que bajar a los pasadizos, tengo que saber si mi madre sigue ahí. Cuando la encontramos, se la llevaron, pero quizá la han vuelto a traer. –Dice Marcos.

-Cuenta conmigo, Marcos. –Dice Carolina, dedicándole una sonrisa.

-Y conmigo. –Dice Roque y Vicky.

El desayuno ha terminado y todos pueden hacer lo que quieran, para eso es fin de semana.

-Fermín, no te vas a escaquear otra vez. Ayer me tocó recoger la cena a mí sola. –Dice María.

-Está bien, esta vez te ayudaré. –Dice Fermín, distraído.

-No voy a preguntarte que es lo que te pasa, porque me vas a volver a decir lo mismo, pero ten cuidado. –Dice María.

-A mí nadie me puede hacer daño. –Dice acercándose a María para darle un beso.

-¿Qué voy a hacer contigo, Fermín?

-Quererme, como lo estás haciendo.

María se marcha a la cocina para llevar algunos platos, cuando llaman a Fermín al teléfono.

El Internado.Where stories live. Discover now