Lo que pasó.

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Él sentía cómo el humo del cigarrillo recorría por su cara con la brisa que le hacía compañía esa noche. Sentía un agujero desgarrándole el pecho al verla ir decepcionada. Pues jamás pensó, en esos momentos, un dolor semejante. El dolor de su pérdida. Nunca había tenido a nadie ni a nada de verdad, ni siquiera la necesidad de aferrarse tanto a alguien con tanta intensidad. Él no tenía nada de esto planeado: besarla, quererla, ni mucho menos confundirla. La enana de una hermosa sonrisa que penetraba la mirada en sus ojos, con sus acogedores besos hasta llegar tan locamente enamorado de ella que para ese entonces, al darse cuenta, había sido muy tarde.

Pues se hizo el insensible y perdió a la única persona que le hacía sentir así de feliz en su miserable vida.- La extraño tanto- decía.- pero no puedo. La he destrozado a ella y también lo que teníamos.

...

El cigarrillo se estaba apagando y pensó que sería buena idea regresar a la fiesta; pero aún no puede. El dolor sólo pareciera ir de peor a terrible cuando no tenía con qué distraerse, cuando se quedaba solo con sus pensamientos y los recuerdos, y por supuesto, todas las cojudeces que hacían que les hacía reír por horas.

Seguía sin decidir en embriagarse o no, le agradaba la idea de seguir tomando y olvidarse de todo. Pero esta noche no, esta noche quería pensar las cosas con claridad.

Maldición.

La cabeza le daba vueltas y sabiendo que estaba mal, simplemente no podía evitárselo. La extrañaba, la necesitaba. Era imposible el no querer robarle un beso cada vez que ella sonreía. La extrañaba con tanta desesperación que incluso le daba miedo. Su relación, o lo que fuese que sea, había cambiado por completo, de repente él se había convertido en lo que más temía, pues ella podía hacerle sentir la persona más feliz de la tierra, o podía hundirlo en esta miseria con solo una palabra. Fue ahí cuando se dio cuenta que cada vez que él le decía que la amaba, le estaba haciendo una promesa a su corazón. Él lo sabía. Sabía que podía herirla fácilmente, solo que no lo demostraba, podría estar hiriendo a alguien y ni siquiera saberlo.

Sin embargo, le agradecía. Le agradecía por todos esos recuerdos que vivirán en su cabeza, porque ella le hizo feliz él alguna vez, se sentía seguro, a salvo, que todo andaba bien y que podía contar con ella.

La calle estaba silenciosa, sacó sus audífonos y apretó aleatorio en su biblioteca de música, después de unos segundos empezó a maldecir todo mientras reía, pues esa canción que apareció aleatoriamente, era la canción que prometieron crear una coreo alguna vez. Siguió caminando mientras los recuerdos vienen otra vez hacia él.

Pero ella ya no está. Desapareció. Para siempre. 


(q flojera acabarlo xd)

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⏰ Last updated: Mar 13, 2019 ⏰

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