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—Golden... No quiero ser un niño, ¡No es divertido!— El menor infló sus mejillas observando como su hermano veía su celular. Este solo dejo el aparato a un lado y vio a su contrario.

—Lo siento Gold, pero no puedo hacer nada. Tenemos que esperar hasta el Lunes para saber que pasa, Cami nos dirá. Por ahora, no nos queda mas remedio que pasar el fin de semana así— Las mejillas del albino se inflaron mostrando que hacia un puchero.

El rubio suspiro y tomo en brazos a su hermano para acariciar sus cabellos dulcemente, para que se relajara un poco. Este solo se dejo llevar por los mimos y se relajó en los brazos del mayor, cerró sus ojos para disfrutar mas la sensación. Los labios del mas alto se dirigieron a la frente del mas pequeño dando un tierno beso, luego fueron a sus mejillas dando mas de estos y pequeños picos en sus labios. Luego de un rato así, el rubio dejo de mimar al menor e dejo que se acostara en sus piernas. Este se mantuvo un rato así, pero aunque sea un niño de siete años por fuera por dentro seguía teniendo diecisiete años.

Y bueno las mentalidades de Gold no eran sanas para nada, era un adicto a hacer el amor con su hermano. Miró a su gemelo, aunque tuviera que ir abajo lo haría. Se acercó a su cara e puso su Cabeza en el cuello del mas alto, el cual al ver a su hermano menor ahí se sonrojo al instante.

—¿G-Gold?— El mencionado dejaba pequeños besos en el cuello de este que solo se estremecía con cada tacto del infante, delicadas mordidas pequeñas que solo lo estremecían más provocando que subiera su temperatura corporal —N-No hagas eso...

—¿Porque?~— Joder, para ser un niño sabia como provocarlo. A pesar de tener voz aguda le provocaba escalofríos como si tuviera su edad verdadera, con la voz ronca.

—N-No quiero...

—¿Descontrolarte?~ Vamos Golden, tanto como tu y yo sabemos que no aguantamos sin hacer el amor un momento, somos adictos a fundirnos en uno solo— Maldito niño que lo persuadía y tenia la razón —Vamos~ Sabes que quieres~

A la verga la cordura, comenzó a besarlo fogosamente jugando con su lengua, el albino tenia razón, ambos eran adictos a hacer el amor, porque para ambos era la mejor forma de expresar el amor que se sentían mutuamente. Cuando se separaron tenían un hilo de saliva uniendo sus bocas, el rubio bajo su cabeza al pequeño cuello del menor dejando besos, lamidas y una que otra pequeña mordida. El infante disfrutaba toda esas acciones en su cuello, se sentía tan bien ser el sumiso pero necesita mas de aquella sensación.

—Golden~— Gimió su nombre, necesitaba más —Hazme tuyo~ Ah~

La cordura se estaba esfumando del cuerpo del mayor, por fin podría ser activo aunque fuera por la condición de su hermano pero enserio, ya se había encendido y no quería parar por ninguna cosa. Retiro las prendas superiores del albino, para jugar con sus pezones, jaloneaba uno y el otro lo lamia con gusto, escuchando claramente los gemidos adictivos de su hermanito.

—Ah~— El de ojos grises oscuro dejaba su cuerpo sumergirse en cualquier acción que e contrario realizaba en su pequeño cuerpo.

—Gold~ Vamos hermanito~ Ponme duro~— Susurró con voz ronca cerca de sus labios, para besarlo con pasión por unos segundos y luego dedicarse a quitar las ultimas prendas del menor —Pero quiero oír todo lo que digas~

—G-Golden...~— Jadeo al sentir como la mano grande del mayor tocar su pequeño miembro, Su pequeño cuerpo comenzó a temblar de placer —Q-Quiero que me hagas el amor~  Quiero que me penetres, Que me hagas lo que tu quieras, Que me embistas con todas tus fuerzas, Quiero ser tuyo...— Sus ultimas prendas fueron retiradas —Hazme  gemir tu nombre pidiendo por más...

—Joder Gold... No tendré piedad...~— Admitió tomando las caderas desnudas del menor viendo su entrada estrecha —Estoy a punto de de querer entrar de una pero quiero preparate para que no te duela tanto~

Los Borradores De Una Despeinada Where stories live. Discover now