CAPITULO 1

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Nim, conocido también como el reino por debajo de lo bajo, el averno o en algunas religiones mortales como el infierno, donde todas las almas corruptas son juzgadas y condenadas al más terrible de los castigos medidos según su falta a la vida. Este obscuro reino donde la luz no era más que un espejismo dado por el torrente de almas que lo cruzaba, era reinado por su gran Señor el Dios de la destrucción Nim, representante de la obscuridad, el caos y la desgracia, quizás para muchos dioses la encarnación del miedo y las pesadillas de sus noches sin calma, pero su realidad, la verdad de su corazón solo la sabían su contra parte el Dios Ithis, su gran amigo Tiempo y su amado hijo Muerte. Hoy era un día especial, su pequeño retoño estaba de cumpleaños y la fiesta se celebraba en el Gran Salón Escarlata, todos los seres más corruptos reunidos en la fiesta, reunidos alrededor de su querido dios, amigo y compañero en muchas batallas, un ser con un corazón de oro, un alma tan gentil que competía con el dulzor de la miel misma, hermoso como la más bella escultura del mundo, ¿pero porque semejante obra de la creación estaba encerrada en semejante lugar? ¿Por qué no estaba en el reino alto con los otros dioses? La respuesta era fácil como también asquerosa, esos disquen dioses lo mataron hace miles de años, cuando el Señor de la Creación ingenuamente lo convoco a vivir con los demás dioses en el Ithis, estos se encargaron en volver cada uno de sus días en un infierno peor al anterior, jugaron con su integridad, su buen corazón y lo peor fue enamorarlo para solo abandonarlo, matando su alma, su corazón y posterior de manos del mismo que le juro amor eterno arrebatarle la vida.

Su alma fue renacida en un nuevo cuerpo, un nuevo ser, más fuerte, más hermoso, su entrenamiento fue estricto, técnicas en combate, estrategia, el desarrollo de sus poderes y entendimiento de estos estos estuvieron a cargo del dios de las Eras que, gracias al poder del Destructor, podía bajar al Nim para instruir al nuevo dios de la muerte, tanto en lo que el representaba como deidad, y su importancia en el balance, su jerarquía y responsabilidades.

Este día el feliz cumpleañero, compartía con sus amados padres, reía con sus compañeros los pecados, y compartía con su amado mentor, todo en ese día seria fiestas y alegrías, risas y anécdotas, ya que al día siguiente debería partir de nuevo al Ithis, pero algo era claro, no era el mismo dios, no se burlarían de él como lo hicieron tiempo antaño, esta vez esos dioses respetaría a la Muerte.

Tiempo: ¿estás listo Black?

Black: ¡claro que si... de hecho estoy ansioso porque sea mañana!!! (en su mirar ámbar carmín se podía ver la determinación, aunque aún joven y mucho más bajo que lo que fue en su anterior vida, Black se encontraba seguro de sí mismo) quiero conocer el mundo donde viven tú y mi padre Ithis (su sonrisa era radiante y sus ojos brillaban por lo que mañana explorarían)

Tiempo: no tienes remedio pequeña plaga... (la sombra de la preocupación se alojó en ese bello rostro)

Black: que pasa Tiempo...

Tiempo: me preocupa que los demás te vuelvan a apartar... no podre intervenir y no quiero que tu corazón se vuelva a quebrar.

Black: pues si no me quieren allá ellos, no voy a Ithis para agradarles a un montón de mimados que no pueden llevar ni la creación de mis padres en buen curso, no te preocupes no me gusta relacionarme con inoperantes.

Nim: de quienes hablan ustedes dos

Black: de quienes más padre, de los inútiles de Ithis (soltando una gran carcajada como si le hubieran contado el mejor de los chistes)

Nim: (abrazando empalagosamente a su pequeño) Oh mi príncipe, te estás haciendo tan grande, el tiempo vuela, si ayer eras una cosita así de chiquitita y ahora una gran plaga busca problemas, escucha Black, si alguno de ellos te insulta tú se lo devuelves, si te buscan pelea les partes el culo, y si se ponen muy latosos me llamas y yo los convierto en plagas de ¿acuerdo?

Black... VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora