Capítulo 2: Warfang

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Era de atardecer, el grupo de civiles caminaba dentro de un terreno que estaba cubierto por una densa capa de árboles y arbustos. La mayoría comenzaba a adentrarse en una pendiente cubierta de una alfombra de hojas secas en medio de los prados verdes. Conforme avanzaban la pendiente se volvía cada vez más pronunciada; rodeados del sonido de la fauna y las flores silvestres que se hallaban a las orillas del camino. En las copas de los árboles se divisaba el reflejo de las pequeñas aves que observaban los pasos de aquellas peculiares criaturas conocidas como topos junto a los dragones soldados que cargaban en su lomo provisiones acompañados por leopardos llevando mochilas que se sobresalían de sus bolsillos múltiples gemas de colores y distintos tipos de armas, siguiendo su caminata con un semblante seguro.

Cyril y Sparx eran los primeros de la fila, iban unos metros más adelantes que todo el grupo, y vigilaban con precaución cada pequeño detalle de aquel bosque aparentemente tranquilo y seguro. Sparx se sentía un poco incómodo, intentó prestarle atención a su única e importante misión, no sabía si era por la extrema cercanía de Cyril, quien lo acompañaba desde su costado izquierdo, que le estaba produciendo una comezón extraña en la nuca, y balbuceó palabras incomprensibles para matar el tiempo mientras continuaba vigilando las copas de los gigantescos árboles.

Cyril, por su parte, se tragó un miles de palabras insultantes que iba utilizar contra Sparx para callarlo y que dejase de intentar romper el silencio. Bufó molesto, centrándose en el suave viento que rozaba sus escamas, y miró hacia adelante con indiferencia. Había escogido ignorarlo mientras giraba los ojos con fastidio. Ya le era más que suficiente tener que oír de mala gana atrás de su espalda aquella habladuría que los ciudadanos estaban acumulando entre ellos con sus conversaciones y su tarareo como para prestarle atención al mediocre intento de Sparx de hablarle.

Alrededor de dos horas después, Cyril y Sparx, que no dijeron nada durante todo el camino, se iban acercando cada vez más a su destino, donde detrás de aquellas copas empezaron a vislumbrar unas preciosas murallas que protegían los alrededores de Warfang pero estaban deterioradas y con un mal aspecto, y pudieron oír que los civiles alargaban gritos de asombro al momento que los vieron.

Terrador, quien estaba por la parte más trasera del grupo, intentaba mirar el lugar, estirando más el cuello y apresurando el paso con cuidado para no empujar por accidente a los civiles que tenía delante, hasta que consiguió a duras penas ver el humo negro saliendo de ahí y tiñendo un poco el cielo de un gris muy oscuro. Sintió un revoltijo en el estómago. El escenario deprimente parecía revivir recuerdos acerca de la guerra. Cerró los ojos con fuerza, intentando apartar aquellos momentos tormentosos con una sacudida de cabeza, y volvió abrirlos con tristeza.

—« Gracias a los ancestros que todo término...Ojala y hubiéramos podido hacer algo más por la ciudad » —Pensó aliviado por fuera y arrepentido por dentro Terrador.

Cuando llegaron, Cyril abrió y extendió su ala derecha, indicando que se detuviera el grupo que lo seguía con nerviosismo. Estaba frente de una puerta grande y sumamente extraña. Él permaneció en silencio y la detalló con ojo de cirujano. Observaba que no traía manilla salvo un agujero en el centro. También podía apreciar que tenía marcada múltiples rastros de destrucción, desde pequeñas manchas negras debido a las explosiones y ráfagas de fuego hasta una peculiar abolladura en el centro, los cuales tapaban lo que una vez era una cubierta de oro con forma de dragón alzando sus alas y su fondo de color zafiro.

— La última vez que la vi no se veía tan fea —Comentó una voz curiosa.

De repente, una luz se posó delante de sus narices. Él se sobresaltó hacía atrás mientras gritaba y comenzaba a ver todo borroso. Aquella luz fue demasiado intensa que lo dejó ciego. Bajó el cuello y subió la garra delantera derecha para frotarse los ojos con irritación.

La Leyenda de Spyro: El Reino de Éter [CANCELADA]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu