Necesitaba escapar de la tortura que era mi casa, del pequeño infierno que estaba viviendo con la familia perfecta de la cuela tenía que ver de lejos, porque nunca iba a formar parte. Era una estúpida adolecente y lo sabía, pero esta adolecente tenía una identificación falsa que me ayudaba en los mejores y peores momentos de mi vida. Planeaba beber hasta ahogarle en mi mejor fantasía favorita.

Desde muy pequeña siempre me había imaginado que un par de extraños se paraban delante de mi casa con una sonrisa en los labios para recuperar a si hija perdida, en mi cabeza siempre eran diferentes historias pero al final tenían el mismo final, mi familia era otra y me amaban y me adoraban, habían esperado por mí por una larga eternidad y estaban listo para amarme por el resto de mi vida con todos los defectos que tenía.

Pero como todo, solo era una estúpida fantasía que me solía arrancar el alma y dolerme como nada, era como si me arrancaran una parte de mí a pesar que todo estaba en mi cabeza. Con esa idea en mente fue como mi primera copa llego a mi sistema.

A eso de las tres de la mañana todo se me movía, me reía por cualquier estupidez y por si fuera poco me había animado a cantar en el karaoke del bar. Estaba segura que lo había hecho fatal pero me había ganado dos tragos gratis ya que se me había acabado el efectivo así que después de esos dos tragos camine hacia mi auto, fue una pequeña danza lo que había tenido que hacer para poder abrir la puerta del auto además no encontraba el conector y por ello me reía cada vez más por mis tonterías del momento.

—Estúpido auto deja de moverte—En mi nubla mental no era yo la que se movía era el auto, más de una vez lo había tenido que recriminar para que dejara de moverse y cuando por fin lo hizo o yo tuve mejor puntería hice un baile feliz en mi asiento porque le había ganado al auto.

Un estúpido zumbido estaba cerca de mi oído dejándome totalmente incomoda mientras me removía un poco, me dolía cada parte de mi cuerpo, me dolía cada jodido hueso que pudiera existir en mi cuerpo dolía.

No recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior y el jodido zumbido no me dejaba concentrarme, cuando abrí los ojos una luz blanca lastimo mis ojos obligándome a cerrarlos de nuevo.

—Dios cuando me darás paciencia con esta niña.

Mi cerebro tardo un poco más en procesar la información, pero al final todo tenía sentido ahora, estaba en un jodido hospital y aun así mi cerebro no lograba entender como había terminado aquí.

—Tranquila mami—La voz irritante de Ashley hizo que me doliera un poco más la cabeza, ambas voces se escuchaban cerca pero no tanto como para que supieran que ya había despertado así que supongo estaban del otro lado.

—No entiendo porque ella no es como tú, amor.

—Ella me envidia mamá—Evite las ganas de reír porque realmente no quería escuchar el sermón de mi madre, no importaba lo que hubiera pasado, sabía perfectamente que la culpa seria mía.

A mi madre le preocupaba que podrían decir sus amistades de la hija irresponsable que tenía, de lo que la gente podía decir sobre mis actitudes o la crianza que ella me había dado, cuando de un lado tenia a una hija tan perfecta, siendo el ejemplo perfecto para todas, mientras que del otro lado teníamos a un desastre de hija, que era toda la imperfección que la otra no tenía.

Ashley y yo éramos totalmente polos opuestos y mi madre no se preocupaba y no le importaba demostrar de qué lado estaba.

—Eres una maldita irresponsable, crees que voy a pagar por tus errores pues no lo creo así que conseguirás un empleo y pagaras tus propias cosas. Estoy cansada de tus actitudes Melody, estoy cansada de tener que darle la cara a mis amistades cada que tu apareces con una nueva imprudencia o que intentas llamar la atención de todo el mundo ¿Sabes cuánto va a salir esta nueva tontería?

La Chica Problema. (Trilogía La Chica #1) (Edición)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum