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Prólogo

Hoy te escribiré una carta... con las cosas que nunca te dije y... deberías saber. 

Pero... ¿Porqué nunca las dije? ... ¿miedo? ... ¿temor? No lo sé... Tan sólo sé que cada pequeña letra escrita sobre ésta hoja de papel, es mi liberación a todos aquéllos sentimientos, que me mantuvieron atado y en silencio durante tanto tiempo...  

¿Sabías qué...? ¿sabías qué me encantaba tu sonrisa? Qué me volvía loco tu sonrisa... ese tipo de  locura que te haría capaz de hacer cualquier cosa, con tal de verte sonreír una, y otra vez... ¿sabías qué...? Qué he estado a punto de salir a buscarte mil veces, de tocar a tu puerta... sin tener una sola razón para hacerlo... ¿sabías qué...? preparaba una vida para ti... 

Solía construir un mundo perfecto, un mundo... En el qué encajaras perfectamente en él... ¿sabías qué alguna vez sentí celos?  Si... celos. Tenía miedo a perderte, tenía miedo a perder lo más hermoso que había encontrado... ¿sabías qué...? En muchas ocasiones estuve a punto de llamarte por la noche... Y no para desearte una linda noche, si no tan solo para escuchar tu voz y  decirte cuanto te extrañaba... Tan solo eso...

Nunca quise alejarme, nunca quise irme... Sólo quería que me siguieras pero... Nunca lo hiciste. ¿sabías qué te escribí más de cien mensajes? Mensajes que nunca te llegaron... Mensajes que nunca envié... ¿sabías qué en algún lugar,  en algún momento, fuiste mi tema de conversación?  Conversación que se prolongó por horas, y al final me quedé con una extraña sensación, de volver a verte... Me gustaba todo de ti, incluso aquéllo que no conocía. Hasta parecerá increíble pero... cada día descubría algo nuevo en ti, algo nuevo que me atrapaba...

Cuantas veces escribí tu nombre en mi cuaderno, cuantas veces pasé horas viendo tus fotografías, recorando tus palabras, intentando descifrar lo que me decías. Cuantas veces imaginé mi vida contigo... Cuantas veces lo perdoné todo y al vez, lo volvería a hacer. Y sí, tuve muchos defectos, y algunos todavía los conservo.... Habías conocido lo peor de mí. Ahora lo quería que conocieras lo mejor... Cuantas veces miré al cielo pidiendo por ti... Y no para que estuvieses a mi lado, sino para qué el cielo te cubriera con las bendiciones más hermosas, y que algún día... Un gran día, pudieras conocer alguien especial en tu vida. Que pudiera hacerte sonreír, alguien que pudiera robarte lágrimas de felicidad, que la tomarte de la mano tomara tu vida y tu corazón, alguien que te sorprenda cada día, con esos pequeños pero grandes detalles...

Que yo soñaba por regalarte siempre, pero sobre todo, pedía por qué fueras felíz, muy felíz, sin importar lo que ello implique. Por que así te conocí, así me enamoré, así te recuerdo, con todo el cariño que creaste en mí... La única para mí. Y tal vez nunca recibas ésta carta, tal vez nunca la leas, pero sólo quería plasmar aquéllo que nunca dije, aquéllo que nunca me atreví, aquéllo que era importante... aquéllo... que era para ti...