Sacó una mano del bolsillo y la saludó desde la distancia con familiaridad.

Una vez recibió respuesta por parte de Charlotte, una sonrisa radiante, Müller volvió a concentrar la atención en el trío que esperaba a pocos metros de él. Estaban quietos, alternando las miradas de Evan a Hunt y viceversa.

—Qué ha sido eso —preguntó Keith con una sonrisa socarrona asomando de sus labios.

—¡Evan tiene novia y no lo había contado! —Acusó Brett con una sonrisa cómplice de Adams.

Evan disfrutó de la duda de sus compañeros, aún así curioso por el silencio de su mejor amigo.

—Y tú qué aventuras a decir Alec.

Thomas detuvo el paso. Aquella imagen lo había desconcertado un poco ¿sería verdad que era la novia de Müller y éste no se lo había contado?

Aquella sonrisa... pudo ver la felicidad en ella.

Llevó una mano al ascot de seda rojo lo ajustó y miró a su amigo con una sonrisa arrebatadora y más que pícara.

—Que la alejes de mi, ya sabes cómo soy.

Adams y Morgan estallaron en carcajadas y reanudaron el paso hablando de la fiesta que se organizaría en casa de uno de ellos. Müller miró a Thomas con una sonrisa casual, negó y continuó caminando. Ambos sabían que era una broma, que ninguno de los dos le haría algo así al otro.

Müller lo sabía, pero Alec no sabría hasta más tarde que aquella broma pendía de un hilo muy fino.

—Invítala a la fiesta en casa de Morgan.

Fueron sus primeras palabras tras haber llegado al segundo edificio de Easter. Había estado pensando detenidamente y aquella era la solución a la que había llegado. La quería ver en aquella fiesta.

Aquellas palabras más que una propuesta, parecían ser una orden. Evan frunció ligeramente el ceño sin perder la compostura. La discusión de Brett y Keith había terminado, Thomas había decidido por ellos.

Adams soltó gruñido resignado y asintió a Brett que lo miraba dubitativo.

—No te molestes Keith —volvió a decir al contemplar silencio—, tus fiestas son más.... ¿desmadres? —Adams sonrió orgulloso de sus fiestas—. He pensado algo más elegante. Tranquilo.

Thomas habia trazado un plan sin darse cuenta y ya lo estaba llevando a cabo.

»Será un buen momento para que Evan nos presente a su amiguita. ¿No te parece?

Müller sonrió diplomáticamente, saltó la mirada entre sus amigos, bufó y miró el edificio.

No comprendía el interés de los tres en Charlotte. Ella era diferente a lo que ellos solían aspirar. Sobre todo Alec.

A Allen le desagradaria la idea de llevar a Charlotte a aquella fiesta, lo sabía. Avecinaba los gritos y posibles juramentos que éste le soltaria. El autocontrol no era lo suyo. Y Charlotte era demasiado importante para él.

—Sólo si ella quiere ir, claro. —Accedió arrastrando un poco sus palabras y caminado hacia las puertas, donde poco después se detuvo.

—Por supuesto. Será el sábado. Yo se lo diré  —sentenció sin borrar ni un ápice de su sonrisa. Vió como Evan se iba, no sin antes darle su consentimiento, y se giró hacia Morgan—. Mi equipo se ocupará, tranquilo Brett.

Sin esperar una respuesta Alec se giró y volvió sobre sus pasos. No iba a esperar ni un segundo más para ir a molestar a Charlotte Hunt.

Al final la encontró, sentada junto a otra chica, también atractiva, sumergida en lo que parecía una interesante conversación sobre La Segunda Guerra Mundial y Hitler.

Había escuchado cuidadosamente algunos comentarios sobre Adolf que le habían sacado alguna que otra carcajada pero habia reprimido. Jamás habia pensado en el bigote de éste tirano de ninguna manera, ahora lo imaginaba y reía.

—No sólo a los judíos. También a la étnia gitana y a homosexuales —intervino llamando la atención de ambas. Sonrió y clavó la mirada en Charlotte, aquel cabello tan rojo y vivo seguia llamando su atención—¿Podemos hablar Latifa?

Por la reacción de su compañía supo que ésta si había entendido el significado del apelativo que tan libremente había escapado de sus labios sin percatarse ante la mirada de la otra joven.

Charlotte parecía sorprendida, pero solo en algunos momentos. Supo que ella ya tenía conciencia sobre el dato que había soltado para meterse en la conversación, pero le gustaba cómo intentaba disimular su enfado. También supo que el árabe no entraba en sus idiomas, ¿cuales estudiaría? se preguntó.

—¿Qué es lo que quieres? —Preguntó Charlotte intentando no ser maleducada a pesar de su intromisión.

Él sonrió.

—Vengo a invitarte a una fiesta —estuvo a escasos segundos de volver a llamarla Belleza en el mismo idioma usado a penas unos minutos. Ella arqueó una ceja y observó que el cuerpo se le ponía en tensión—. Sólo soy el portavoz, Lotti. La fiesta la organiza Brett Morgan, y claramente quien te invita a ti es Evan.

Por como había evitado añadir el apellido de Evan, Charlotte supo que Alec Thomas sabía que lo conocía.

Una fiesta. Ella no estaba hecha para las fiestas. Pero rehusó de dejar que Thomas se diera cuenta. Sonrió y giró alejándose de él.

—Entonces le pediré los detalles a él. Adiós Thomas.

Thomas la vio alejarse, volviendo junto a la morena de bonitas curvas, y sonrió. El cómo lo trataba le llamaba más la atención que su cabello, sus piernas... y su trasero.

Había sido imposible no fijarse al verla marchar.

Carpe DiemWhere stories live. Discover now