CAP (29). Secretos a la luz

Începe de la început
                                    

—¿Tienes sentimientos verdaderos para mi hijo?— me cortó y asentí con la cabeza. — Esto es lo único que me importa— me guiño el ojo relajándose —¿Crees que por haber sido una prostituta no tienes el derecho a la felicidad? ¿Crees que la gente debe juzgarte por eso?

—La gente lo hace.

—Hay tres grandes motivos por los cuales a mí personalmente no me importa esto de ti. Primero, mi hijo lo sabe y si él te aceptó así significa que no le importa tampoco, ¿por qué meterme yo? Dos, pude leerte bastante como para ver que no fue precisamente lo que tú quisiste de tu vida y tres...—su mirada se fijó en la mía. —Porque te entiendo, porque yo también estuve dentro de ese mundo.

Mi mente quedó en blanco.

—Estuve igual a ti, igual. Igual de tonta como para no huir al primer señaló, igual ingenua en creer que podré manejar todo y igual de insegura en salir y entender que la gente no me juzgará después de esto —añadió la mujer. —Fui una prostituta y hoy soy una mujer muy respetable. No seré hipócrita en decirte que agradezco a la vida por ese periodo, pero seguramente hoy no hubiera sido quien soy sin esa parte de la vida.

—Por eso Colín no juzga.—dije pensativa.

—No, Colín, no sabe mi pasado.—levantó una ceja.

—Bueno... perdón pero yo tengo que preguntarle algo. ¿Cómo logra saber todo de mí? ¿Contrato a alguien?

—Yo no, en cambio, mi hijo sí. —sonrió otra vez. —Al parecer mostró mucho interés en ti desde hace mucho tiempo.—hizo una pausa después de la cual habló. —Su mejor amigo es detective, en menos de veinticuatro horas tuvo todo lo necesario ... Pero obviamente a Colín solamente le llegó una parte.

—¿Le ocultaste?—pregunté.

—No, querida, les doy la oportunidad de hacer lo correcto. Te dejo a ti que se lo digas de frente y a él, pues, que lo escuche saliendo de tu boca.

—Esta es la parte más difícil—confesé sonriendo con tristeza.

—Y será más difícil si el tiempo pasa. El tiempo puede ser nuestro peor enemigo. Pero creo que ya lo has comprobado sola.

—Puede ser, pero por ahora mi mente está clavada en mi hijo.—me entristezco nuevamente pensando en cómo mi hijo estaba acotado en una cama en el hospital, indefenso.

—También conozco y está historia, y aquí sí que me gustaría hablar contigo.—sacó su teléfono pero mientras habló .—Tendrás que jugártela inteligentemente. Es un buen boleto para tu salida de ese mundo.

—Esos hombres son bien peligrosos.—afirmé y ella me detuvo con el dedo mientras empezó a decirle por teléfono " Entra en mi oficina", y después colgó mirándome fijamente.

Unos segundos después, la puerta se abrió y unos pasos se nos acercaron. La señora Blanco se levantó y yo hice lo mismo. En el momento en el cual me di la vuelta, me encontré en frente de un hombre alto y musculoso que me hizo sentir como una pequeña mosca delante de él.

—Te presentó al comisario Luca Herrera.

—Rose Paige— extendí mi mano.

—Llámeme Luca, señorita.—agarró mi mano y me la besó .—Pues bien, vamos a explicarle el plan, ¿no?

—¿Cómo? ¿De qué hablan? ¿Ustedes sabían que yo iba a venir aquí? —pregunté totalmente sorprendida.

—¡Ay, Rose!— la señora sacó una carcajada. —Los teléfonos pueden ser interceptados muy fácilmente.— caminó hacia mí para ponerme su mano en el hombre.

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