31. Esperanza disipada

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BoA despertó dos horas más tarde, sintiéndose completamente repuesta, había sido una de esas siestas que resultan aún más satisfactorias que el sueño nocturno. Buscó a Yunho con la mirada, pero no estaba por ningún lado. Depositó su atención en la cocina, un aroma delicioso venía de esta.

Cuando Yunho apareció, la encontró devorándose un pedazo de pollo.

─¡Vaya que tienes hambre! ─dijo sonriendo.

Las mejillas de BoA enrojecieron.

─Cómo no voy a tener hambre ─le reprochó alejando el pollo de su boca─, si me raptaste cuando iba a almorzar.

Yunho se acercó a ella, tomó un plato y le sirvió una porción de cada platillo que había preparado.

─Ven, siéntate ─le dijo llevando el plato al comedor─. Traeré la ensalada y algo de beber.

BoA dejó su orgullo a un lado y se sentó a comer.

─Tengo estas dos opciones de vino blanco ─dijo mostrándole las dos botellas, uno era un vino seco; el otro uno dulce─. ¿Cuál prefieres?

─Ninguno.

─¿Ninguno? ─Yunho abrió la botella del vino seco y se sirvió una copa─. ¿Entonces qué vas a beber?

─Agua o jugo, no voy a beber nada que contenga alcohol estando contigo.

─Como quieras ─dijo él colocando una botella con agua junto a su plato─. Tampoco es que mi intención sea embriagarte. Nunca he necesitado hacerlo para llevarte a la cama, si es lo que piensas.

BoA le miró de reojo.

─Eso fue en el pasado ─afirmó desafiándolo─, ahora no dormiría contigo ni estando ebria.

La casa tenía dos habitaciones, en una se instaló Yunho y en la otra, BoA. Cuando entró a esta se sorprendió al encontrar estantes y gavetas con ropa de su talla, todas con la etiqueta, hasta ropa interior. Ese hombre estaba loco, pensó ella, al parecer había planeado muy bien su "secuestro".

La primera noche Yunho le acompañó hasta la puerta.

─Espero que ─BoA cerró la puerta antes de que terminara─... descanses.

El siguiente día transcurrió sin ningún acontecimiento importante, BoA se mantuvo completamente esquiva, saliendo de la habitación solo para comer o tomar un poco de aire en la playa. El miércoles encontró algunos libros, tomó uno y se recostó en una silla de mimbre a leer. Al menos así podría matar el tiempo más fácilmente. Yunho era quien se encargaba de preparar la comida y hacer la limpieza. Y aunque intentaba buscarle conversación, ella se mantenía completamente hermética.

─Solo ten cuidado con los libros, son de los dueños de casa.

Ella asintió sin siquiera dedicarle una mirada.

─¿De qué trata? ─se sentó en la silla a su lado mientras ella leía.

BoA se levantó sin despegar sus ojos del libro y volvió a encerrarse en su habitación.

─Al menos podías contestar por educación ─le dijo él resentido.

El jueves cuando BoA despertó no lo encontró por toda la casa, se asomó a la ventana del frente, el auto seguía allí, luego al salir a la playa lo vio a lo lejos nadando. Se fue entonces a la cocina, donde encontró el desayuno listo.

"Espero te guste" Había escrito él en el tablero.

Lo colocó en una bandeja y se dirigió hacia el porche trasero, donde había un desayunador. Desde allí podía ver a Yunho nadando. Recordó uno de sus viajes a Brasil, donde se aventuraron a la playa nudista de Tambaba, un paraíso naturista. Desde Recife les llevó dos horas de recorrido por carreteras en muy mal estado; pero fue una aventura para ambos. Al llegar a la playa, luego del puesto de control, se encontraron un letrero que les invitaba a quitarse la ropa. Yunho se desnudó sin problemas, a ella le había costado un poco; pero finalmente lo hizo. Las personas que estaban allí, debían seguir un código de ética, así que fue todo muy natural. El agua era templada y transparente, se metieron a esta, jugueteando como un par de niños, una vez acostumbrados a la desnudez, se sintieron libres, conectados con la naturaleza. Lo increíblemente erótico pasó cuando dos horas después regresaron a su hotel. Hicieron el amor tan desenfrenadamente que hasta hoy día le erizaba la piel recordarlo.

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now