El término «femineidad» la describía a la perfección.

Yunho había pensado en ella toda la semana. Había tenido una pesadilla donde BoA se alejaba para siempre y esto le tenía muy mal. Y aunque quizás debía resignarse a ese hecho, dentro de él quería sostenerse a la más mínima posibilidad de reconciliación. Incluso, aquella mañana, al despertar había intentado abrazarla, pero al abrir los ojos sólo encontró el vacío a su lado.

─No quiero perderte ─dijo en voz alta.

BoA terminó de hacer las compras y se marchó sin dejarle saber a Yunho que le había visto espiándola.

¿Por qué eres tan tonto?

De camino a casa rompió a llorar, por más que se esforzaba en continuar con su vida, le dolía tener que sacarlo de ella.

En el estacionamiento del supermercado, Yunho lloraba ocultando el rostro contra el volante. Dentro de él sabía que todo estaba perdido.

En ese momento Jayden intentaba contactarlo, marcó una vez, dos veces y nada. Entonces le dejó un mensaje de voz.

"Yunho, ¿podría venir a verme? no me siento muy bien, ¿será que algo está mal con el bebé? Ven por favor, tengo miedo.

Después de dejarle el mensaje se fue a la cocina a prepararse un sándwich. Abrió el refrigerador, sacó la bolsa de pan integral, lechuga fresca, tomates, cebolla, queso y mayonesa. Aquella sería su cena, con un jugo natural de arándonos. Había estado leyendo sobre la alimentación durante el embarazo e intentaba comer lo más sano posible.

Cuando Yunho se calmó, revisó su celular alarmándose de inmediato con el mensaje de Jayden. Desde que escuchara los latidos de su hijo, se había conectado emocionalmente con este. Arrancó el motor de su auto y se dirigió enseguida al apartamento de Jayden.

Ella había terminado de cenar cuando escuchó que alguien abría la puerta, corrió hacia la recamara y se recostó para que Yunho le encontrara en cama. Si su hijo era la única arma que tenía para retenerlo, lo usaría sin remordimientos.

Yunho usó la misma clave de siempre y la puerta se abrió.

—¿Hola? —saludó en tono preocupado—. ¿Jayden? ¡Soy Yunho!

Entró al apartamento y miró alrededor, el salón y el comedor estaban vacíos. Se hallaban un poco desordenados, lo que le recordó que debía contratar a alguien para la limpieza.

—¿Jayden? —dijo de nuevo.

Echó un vistazo a la cocina, estaba vacía. Se dirigió entonces a la recámara, abrió la puerta  con la preocupación de quizás estuviese mal. 

—¡Jayden! ─corrió a su lado, cuando la vio inmóvil en la cama─. ¿Estás bien? ¿qué te sientes? ¿te duele el vientre? ¿has tenido algún sangrado?

Ella abrió los ojos con lentitud, como si estuviese débil.

—¿Llegaste? ─dijo con una vocecita apenas audible.

—¡Demonios! —exclamó angustiado—. ¡Vayamos al médico!

Ella negó con la cabeza.

─Perdóname por preocuparte ─dijo mirándole con ternura─. Estoy bien, ya he hablado con el médico y me dijo que es normal esta somnolencia en mi estado.

─¿Somnolencia?

─Sí, me la he pasado durmiendo toda la tarde, pensé que algo andaba mal. Pero es algo normal. La verdad es que tengo mucho que aprender en cuanto al embarazo.

─¿Estás segura que todo está bien?

Ella asintió con una sonrisa.

─Sí Yunho, gracias por preocuparte por nosotros.

Él suspiró aliviado, ese niño era la única cosa buena que le quedaba en su vida. Si perdía a BoA al menos podría refugiarse en su paternidad.

─¿Necesitas algo? ─preguntó poniéndose de pie─. ¿Te estás alimentando bien? Sabes que ya no debes estar haciendo dietas y esas cosas, el bebé necesita que te nutras apropiadamente. Esta semana iremos a ver a una nutricionista, ella te dirá como alimentarte para que el bebé nazca sano y fuerte. 

─Como su padre ─agregó ella─. Quiero que sea como tú.

Jayden tomó la mano de Yunho, que aún se mantenía de pie al lado de la cama. Ahora que el susto había pasado, se sentía incómodo y buscaba el modo de marcharse sin ser mal educado.

─Si es niña y se parece a ti, será muy linda.

─Gracias... ¿pero sabes? ─Ella sonrió─. Quiero que sea niño y se parezca a ti.

─Bueno, aún falta algún tiempo para saber a quién de los dos se parecerá.

─Cierto ─dijo ella─. Por cierto... quisiera pedirte un favor.

─¿Qué favor?

Ella no se atrevía a decirle de que se trataba, así que él tuvo que insistir hasta que Jayden soltó lo que tenía que decirle.

─Quiero que te quedes conmigo esta noche.

─¡Eso no es posible! ─dijo Yunho de inmediato.

─Pero no me malentiendas ─aclaró ella de inmediato─, no te estoy diciendo que tengamos sexo, si es lo que pensaste, solo que durmamos juntos. Ahora con el embarazo me pongo muy sensible, realmente necesito al padre de mi bebé conmigo. O... quizás es al bebé, a quien le hace falta su padre, ellos sienten todo desde el vientre.

El semblante de Yunho cambió, él mismo se sentía muy solo en el hotel, así que podía entenderla. Además, en su estado era bastante comprensible que se sintiese aún más sola.

─Está bien ─aceptó ya con más calma─, pero solo quiero aclarar que eso no cambia las cosas entre nosotros.

─Lo entiendo perfectamente Yunho ─dijo Jayden fingiéndose comprensiva, cuando su verdadera finalidad era seducirlo. 

NOTA DE AUTOR

Saludos, gracias por sus comentarios, los leo todos, son mi fuente de inspiración para seguir escribiendo. En cuanto al final alternativo no va, porque la mayoría dijo que no, así que va el final que siempre he tenido en mente. ¿cuantos faltan? no se, pero creo que no muchos, ya nos vamos encaminando al desenlace de esta historia. 

Por cierto, ¿ya leyeron La segunda esposa? sino, se las recomiendo.  

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