1. Imaginación: Primer paso (I)

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Podrá ser la incertidumbre, o sencillamente porque soy un pendejo. La visita al local es casi diaria y a pesar de que llevo ya tiempo fantaseando con pedir algo más, siempre termino pidiendo lo mismo. "¿Lo diario?" me ha preguntado en las últimas ocasiones, a lo que solo puedo responder "Sí" con una voz que quiebra por nerviosismo, mientras se me escapa una risa llena del mismo.


La fila mientras menos larga se hace, más se detiene el tiempo... por suerte. Buscando excusas en mi mente para cambiar la monotonía. Romper el patrón.

"Que salga con dos pocillos, por favor".

"Perdón, la orden es para llevar...".

"Echame dos o tres sobrecitos extras de azúcar, linda. De dieta. Please".

Cada persona antes que yo lo hacía. Rompía el patrón. O por alguna razón eso me gustaba pensar. Y por alguna otra razón en vez de emocionarme por querer-poder intentar algo nuevo, más nervios me daba. Todo un pendejo.


Y es fácil decir: "Pero chico, solo di lo que quieres decir y ya. Sal de eso".

Y lo sé. Sería tan fácil.


Entre la confusión de mis acciones de no actuar, y la perdida de la noción del tiempo que pierdo al perder el tiempo planeando la perfecta conversación contigo que pasa en cada momento; mentira, callo en pleno sueño despierto mientras en mis oídos recorre .Paak y sus temas que no entiendo, pues no estoy prestando atención a lo que habla, ya que no entiendo como es que aquella que a penas me habla le ha robado el significado a cada uno de sus versos; pues solo me pregunto y pienso: "¿Qué rimas tendrán el sabor de sus besos y que himno creara Anderson con ellos? Lo sabría si yo tan solo pudiera romper la cabrona rutina que vivo dentro".

Lo sabría tan bien, como sé bien que decirle sería tan fácil.

Lo sé. Sería tan fácil.


Y después de todos los recorridos de cada una de mis fantasias, llega por fin-por desgracia el momento de hacer mi pedido. Y me recibe; como siempre, con esa sonrisa cálida, ese perfume (c)olor café y el más cariñoso saludo que he escuchado en las últimas tres vidas que he vivido... Y por un instante siento que todo lo veo blanco y negro. "O dejas la mierda y le hablas, o arrancas pal carajo y no quiero saber más de la mierda de tema este"; gracias conciencia.

Y lo sé. Sería tan fácil.


Pero no lo es.

"No pierdes nada con decirle", pero la verdad es que sí. Pierdo todo este mundo perfecto que he creado en mi imaginación, donde es mía porque así ella lo quiere, porque quiere pasar los días conmigo porque me quiere. Este mundo donde ella entiende mi manera de pensar, el porque vago en el pensamiento; un mundo donde sabe que ella siempre se encuentra en ellos. Que mi locura es solo parte de un personaje, un alter ego... No se, tampoco me entiendo. Locura que le brinda algo de emoción a mi vida y a la suya. Locura que resulta ser toda la dosis de comedía que ella necesita en el día, que juro brindarle cada día que este mundo imaginario exista.

¿No entiendes? Con que ella rechace mi petición no tan solo este mundo se haría pedazos, sino también mi vida.

Escribo del Hombre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora