Parte única.

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SeungCheol decidió que las cortísimas vacaciones que la universidad le daba, serían usadas sabiamente. Así que el día que tomó su último examen, pateó la puerta de la casa dónde JiHoon vivía, saludó a SoonYoung, WonWoo y JunHui con un "¡Hey, dudes!", tomó a su novio y lo metió en su vieja camioneta. 

No importaba si JiHoon no tenía más que su ropa de entrecasa, porque SeungCheol había preparado una maletota y no le molestaría para nada que su pareja viviera con su ropa puesta. Pero el menor quitó las llaves haciendo que el automóvil parase bruscamente y subió al departamento que compartía con sus amigos. Armó un bolso con su ropa y elementos básicos para sobrevivir porque sabía que el mayor se había olvidado de las cosas primarias que se necesitan para vivir un par de días en una cabaña en medio de la nada y se cambió por algo un poco más decente para poder salir con dignidad. 

El camino fue bastante ameno mientras cantaban animadamente canciones de The Kooks con SeungCheol golpeando el volante con sus palmas al ritmo de las canciones. Su destino no quedaba realmente lejos, apenas a dos horas y pico del bullicioso centro de Seúl. Lo había preparado todo; había llevado varios packs de refrescos, muchísimos snacks y juegos de mesa que su mamá le había dado. Por supuesto, JiHoon averiguó con su teléfono que había un supermercado cerca y que la cadena de cabañas en las que se quedaban, contaban con pequeñas cocinas con algunas cosas para poder cocinar. 

En su cabeza, lo más cercano al paraíso era pasar sus vacaciones en medio de un paisaje idílico con su novio. Ellos dos, una cabaña de madera, los sonidos que la naturaleza causaba y nada más que tres días donde podían estirarse a sus anchas. SeungCheol era feliz con solo imaginarlo, también le alegraba que JiHoon hubiera accedido con tanta facilidad, pero él era así. Sabía que en esa parte no había mucha señal, por lo que no tendría a sus amigos molestándolo todo el día con mensajes de texto, ni la tentación de perderse uno de esos preciados minutos con su pareja solo porque salió un nuevo teaser de su grupo favorito. 

SeungCheol afiló la mirada. 

Obviamente había estado mirando las piernas de JiHoon porque era uno de sus pasatiempos favoritos. 

Pero no esperaba ver eso ahí. 

JiHoon estaba descansando cómodamente, sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra la entrada de la pequeña cabaña. El sol estaba cayendo sobre el horizonte y así, el calor del verano estaba disminuyendo un poco. Enarcó una ceja cuando vio a SeungCheol mirando muy fijamente un punto en sus muslos, así que él también miró. Encontró un pequeño círculo rosado ligeramente hinchado. Entonces, sonrió de lado, divertido con la repentina seriedad del mayor. 

  — Es una picadura de mosquito, Cheol, no se va a curar más rápido solo porque la mires como si fuera tu profesora de Etimología —  se levantó, porque le había dado algo de hambre, así que entró directo hacia la cocina con su pareja pisándole los talones. 

 SeungCheol soltó una carcajada. Odiaba a esa profesora. 

 — Es sólo que tú nunca tienes moretones, ni marcas... excepto por las que yo dejo —  murmuró con un tono sugerente y una sonrisa que acompañaba la ocasión; todo lo que se derrumbó cuando el más bajo le dio un codazo. SeungCheol se removió y se quejó, apoyándose dramáticamente contra la mesada como si hubiera sido herido de muerte. 

JiHoon se sentó sobre la mesa, comiendo un pedacito de manzana. 

  — Es una cabaña y es verano, ¿qué esperas? Un día de estos amaneceremos sin sangre por tantos mosquitos que hay. 

SeungCheol entrecerró sus ojos. Había muchas cosas que adoraba de su novio. Su practicidad al no darle importancia a casi nada era una de las cosas que le gustaban mucho. Pero también amaba sus piernas pálidas y el hecho de que los únicos lunares que tenía, estuvieran en su rostro. Quería que su cuerpo se mantuviera así (excepto que él interviniera), así que no planeaba dejar que unos asquerosos mosquitos llenaran de ronchas a su pareja. No. Oficialmente había comenzado la guerra. 

Cuando llegó la noche, la cosa se hizo más sencilla porque cerraron los vidrios y prendieron el aire acondicionado. Demasiada naturaleza para dos chicos de ciudad. Él suponía que, con el aire prendido, todos los mosquitos se irían y podrían descansar en paz sin escuchar esos molestos zumbidos en medio de su sueño. 

Casi estaba dando brincos cuando JiHoon accedió silenciosamente a usar una de sus playeras como pijama. Si SeungCheol fuera un perro, su cola se estaría sacudiendo locamente y JiHoon rodó los ojos, divertido. A él también le gustaba usar su ropa porque era grande, cómoda y estaba impregnada de su perfume; pero no iba a admitirlo con tanta facilidad. Era como una verdad tácita entre los dos. 

Recostados en aquella pequeña cama, JiHoon se había quedado dormido hacía un rato y SeungCheol se había puesto a practicar su pasatiempo favorito mientras acariciaba adormiladamente el brazo del menor. Él también estaba apunto de dormirse cuando sintió un ruido muy conocido. Un zumbido. No se podía incorporar de golpe porque aquella horrible criatura se escaparía antes de que pudiera matarla. Con muchísimo cuidado, se estiró por encima de JiHoon hasta que su brazo alcanzó el mosquitero que había dejado sobre la mesa de noche (incluso aunque el más bajo se rió por lo terco que era). 

Cuando uno se posó sobre el brazo de su pareja durmiente, levantó el mosquitero en alto y justo cuando estaba por dar la estocada mortal, se dio cuenta que no era muy buena idea darle un mosquiterazo en medio de la noche a JiHoon. Así que tuvo que espantarlo con su mano y pasó al plan B. Se paró como un ninja dando un salto nada silencioso desde la cama hasta el suelo. 

  —  Mosquitos, vengan a mí — masculló con un tono de voz de película de acción. 

En una posición defensiva y con el mosquitero listo, esperó. Entonces, vio a uno de sus enemigos mortales volando y medio corrió dando zancadas hacia él. Pero el golpe de su arma solo terminó contra la pared porque el insecto fue mucho más rápido. ¡Y hasta lo picó cuando volvió a su posición de espera! ¡Ese desgraciado estaba buscando provocarlo! Así no. Comenzó una cacería mortal por toda la pequeña habitación, añadiendo como arma adicional una almohada que lanzaba contra todo mosquito que aparecía. Exclamaba unos "¡Ajá, te maté, desgraciado!" cuando veía a los bichitos aplastados. 

Cuando se dio la vuelta, vio a JiHoon apoyado sobre sus codos, mirándolo mientras contenía una risa que amenazaba con escaparse en cualquier momento. Prendió la luz y SeungCheol notó todo el desastre que había hecho. 

—  ¿Desde hace cuánto estás despierto? 

— Desde que saltaste de la cama. 

SeungCheol se hizo una bolita avergonzada en medio del piso, cuando JiHoon pasó a su lado, le revolvió el cabello y fue hasta donde reposaba su bolso. Lo revolvió un poco y sacó una cosita. El mayor lo miraba con sus grandes ojos llenos de curiosidad. JiHoon buscó un encendedor y prendió aquella espiral. 

— No puedo llevarla a las caminatas, pero aquí podemos prender estos insecticidas. 

JiHoon se sentó frente al muchacho, lleno de ternura y besó sus labios. —  No tenías que convertirte en Kill Bill por una picadura de mosquito, Cheol. Mira, ya casi ni se nota la marca que me dejó el mosquito — señaló su muslo donde era casi imposible notar la marquita rosada que le había dejado aquel insecto. 

El aludido sonrió ampliamente y atrajo a su pequeño novio contra sí para poder abrazarlo. — Era mucho más que necesario, planeaba ser Terminator y hasta la vista, baby. 

— Cheol, ¿eres alérgico a las picaduras de mosquitos? — JiHoon soltó una risa cuando vio una gran roncha en el brazo de su pareja. SeungCheol había hecho todo un escándalo por él y no era JiHoon quien tenía que preocuparse por esos insectos. El mayor miró su brazo y efectivamente había allí una enorme roncha roja que ardía y picaba. Afiló nuevamente la mirada. Por suerte había asesinado al desgraciado que le hizo eso. 

mosquitos / jicheolOnde histórias criam vida. Descubra agora