¿Qué me está haciendo?

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Nunca me han gustado los hospitales, y menos ese olor tan característico que tienen. 

Me siento en una de las sillas, al lado de Álex que, tras irse mi hermana, sacó el móvil del bolsillo y comenzó a jugar a los Sims. Este Álex es un caso, pensé para mis adentros.

-Chicos, voy a bajar a la cafetería, ¿Queréis algo?.- Nos preguntó Marc.

-Sí, tráeme un descafeinado, por favor.- Le digo, sacando la cartera para darle dinero.

-Yo quiero lo mismo.- Dijo Álex sin despegar la vista de la pantalla del móvil.

-No te preocupes, invito yo.- Me guiña un ojo y, tras darme un beso en la frente, se va.

Sigo mirando a Álex y a su jueguecito, la verdad es que está entretenido. Pero no, no me lo voy a descargar porque me pasaría todo el día pegada al móvil.

-Tu hermana es muy simpática y... muy guapa.- Dice, apartando la mirada del móvil y metiéndolo en su bolsillo tras bloquearlo.

-Lo sé, es guapísima.- Le digo sonriendo.

-Antes os he escuchado cuando he ido a avisar de que la comida ya estaba lista.- Mierda, lo suponía.

-Yo...- No sé qué contestarle, me ha dejado pillada.

-No digas nada. A mí también me ha gustado bastante nada más verla, pero tengo un problema y no quiero hacerle daño.- Dice, jugando con la pulsera que lleva en su muñeca.

-Sabes que aquí me tienes para lo que sea, puedes contármelo y así te podré ayudar.- Le respondo, poniendo la mano sobre la suya.

-Gracias cuñi.-Sonríe.- Antes había una chica, una chica que me hizo mucho daño y me hizo sentir muy mal. Se fue con otro chico; con un amigo mío. Yo los pillé y ella me reprochó que todo eso era culpa mía y de mi carrera. Yo... yo no quiero que nadie lo pase mal por mi culpa.- Decía, centrando su mirada en las losas blancas, típicas de un hospital.

-Eh, mírame.- Poso mi dedo en su barbilla, obligando que levante la cabeza y que su mirada se pose sobre la mía.- No lo va a pasar mal; no lo vais a pasar mal. Es tu sueño, es lo que te apasiona y, si alguien verdaderamente te quiere, lo respetará e incluso lo amará.

-¿Tú le dirías a mi hermano que dejara de subirse a la moto?.- Esa pregunta me pilla por sorpresa, aunque la respuesta la tengo muy clara.

-Jamás. Es su pasión y yo no soy ni seré nadie para prohibírselo.- Respondo firmemente, mientras que él sonríe.

-Sé que aún no sois nada, pero el día que lo seáis, me alegraré de poder llamarte cuñi delante de todos.- Me sorprende con un abrazo, al que yo le correspondo.

-Quita tus zarpas de Marina.- Escucho la voz de Marc al lado nuestra. Ya ha llegado con nuestros cafés.

-Hermanito, sólo le estaba dando la bienvenida a la familia. Será una gran cuñi.- Dice, riéndose.

-¡Pero serás!.- Marc se sienta a su lado un poco sonrojado, pasando a tirarle de las orejas.

-¡Au, para! ¡Aquí uno no puede ser sincero, oye!.- Álex no para de quejarse, y yo no puedo evitar reírme. Giro la cabeza hacia el lado izquierdo del pasillo y por ahí veo a Lara venir.

-¿Qué está pasando aquí?.- Pregunta, curiosa mientras se sienta sobre mis piernas.

-Nada hermanita, que son unos críos.- Le respondo, viendo venir la reacción de los Márquez.

-¡Mentira!.- Responden los dos a la vez, separándose.

-¿Qué te han dicho?.- Álex se dirige a mi hermana.

-Que no hay nada serio, por lo que puedo volver a casa. Eso sí, tengo que volver en un par de semanas para ver si he engordado algo, me han visto bastante delgada.- Dice, mirando al suelo.

-No te preocupes, nada que un par de tartas de la abuela no solucionen.- Le acaricio el pelo.

Salimos del hospital y, viendo que eran las 10 de la noche, lo mejor era ir a cenar a algún sitio. 

Primero de todo, le pregunto a Lara si se encuentra con fuerzas y, una vez nos da luz verde y llamamos a casa para comentar que llegaremos más tarde, ponemos rumbo a uno de los maravillosos bares que tenemos en Málaga.

Pedimos y, mientras esperamos en la mesa, me disculpo y voy al baño. Mientras estoy allí, me suena el móvil; un WhatsApp.

Al ver su nombre reflejado en la pantalla, no puedo evitar soltar una carcajada.

Marc: ¿Está mi rubia de acuerdo en gastarle una broma a Álex esta noche?

Marina: Sólo si mi piloto favorito lo está.

Sonrío, guardando el móvil en el bolso y salgo de nuevo a la mesa. Me siento y noto como Marc pasa su mano por mi muslo. 

Lo miro y me guiña el ojo. Yo, por mi parte, coloco mi mano sobre la suya, que aún sigue en esa zona de mi pierna, logrando que cada parte de mi cuerpo sienta un escalofrío tras el contacto con él.

¿Qué me está haciendo?

+++

¡Sorpresa! 

Hoy capítulo doble, porque sí, porque quiero y porque quiero que os entretengáis.

¡Disfrutadlos y no os olvidéis comentarme cómo veis la historia!

Besitos!!

No te vayas.  [Marc Márquez]Where stories live. Discover now