Capítulo 2 Adrian

51 5 20
                                    

Hoy es mi día libre así que aprovecho para salir a dar una vuelta por la ciudad sin que mis padres estén para agobiarme. Por supuesto que esto siempre lo hago a escondidas porque odio que mis padres me comiencen a interrogar con quien estuve y así.

Voy a la heladería cuando a lo lejos veo a un chico que podría jurar es Adrian, va con otro rubio. ¿Será su hermano? Me ha visto, viene en dirección hacia mi con el otro chico y siento que mis piernas comienzan a hacerse gelatina.

- Hola señorita... Que alegría volver a verla. - Por Dios, les juro que esa sonrisa va a matarme algún día.

- Me llamo Abigail. El gusto es mío Adrian.

- Abigail, que bonito nombre. Mira, él es mi amigo Dave.

- Mucho gusto Dave.

- El gusto es mío Abigail.

- Pueden decirme Abby si quieren.

- De acuerdo Abby, vimos que ibas por un helado. ¿Quieres que te acompañemos?

- Oh mira la hora Ade, recordé que vería a Steve para ayudar con cosas de la banda. Me dio gusto conocerte Abby. - Dave se fue corriendo mientras que Ade y yo nos mirábamos divertidos.

- Discúlpalo, no habla mucho con chicas.

- No hay problema. ¿Vamos por ese helado?

Adrian y yo pedimos el helado y nos sentamos en una banca de por ahí. No sabía exactamente qué decir así que dejé que él hablara primero.

- Así que... Trabajas en la librería.

- Sí, mi padre es el dueño. ¿Tú que haces?

- Tengo una banda de metal. Toco la guitarra.

- Oh vaya. ¿Qué no esa música es mala? - Él sólo comenzó a reír.

- No Abby, ¿quién te metió esas ideas a la cabeza?

- Mis padres dicen que esa música es para desadaptados y vagos.

- Oh entiendo. Padres conservadores.

- Sí, en casa sólo se escucha la música clásica, ni siquiera tengo conocimiento de qué está de moda. - Suspiro frustrada. - Mi vida es demasiado aburrida con ellos Adrian.

- ¿No estudias? 

- No, ellos me enseñaron lo básico. Siempre quise ser artista o escritora pero ellos querían que yo continuara en el negocio de mi padre, una vez una tía lejana me regaló un set para dibujar mis diseños y algunos libros relacionados pero mis padres los encontraron y todo lo tiraron a la basura, dejamos de ver a mi familia después de eso aunque continué dibujando algunas cosas y todavía los tengo escondidos.

- ¿Nunca fuiste a la escuela?

- No, papá decía que no quería que tuviera amigas ni novio pues creía que me quitarían el tiempo.

- ¿Cuál es el problema con que tengas novio? No le veo algo malo.

- Ellos son demasiado radicales, lo que se dice, se hace.

Él giró y me miró como si me comprendiera. Me dedicó una enorme y hermosa sonrisa.

- Pero bueno, mi vida no importa mucho. Mejor háblame de ti, me imagino que debe ser genial tener una banda.

- Pues sí, lo normal. Acabamos de regresar de la gira de nuestro quinto álbum.

- ¡Quinto! ¿Cómo es que nunca había oído de ustedes? Mi padre siempre anda metido en movimientos en su contra.

- Jaja espero algún día vayas a un concierto de nosotros.

- Lo dudo Adrian. No puedo salir sin firmar entrada y salida de mi casa.

- En ese caso, acompáñame. - Fuimos a la tienda de discos que estaba por ahí. La empleada le lanzó una sonrisa insinuante y coqueta a Adrian y yo me puse seria.

- ¡Adrian Smith! No lo puedo creer.

- Buen día. - Vio el nombre en la tarjeta de la chica. - Giselle. Me preguntaba si tenías nuestro último álbum disponible.

- Para ti lo que quieras guapo. - Le guiñó el ojo y yo sentía mucho coraje por aquello. ¿Así se sentirá eso que llaman celos?

- Sí, aquí está. Powerslave, un gran disco.

- Nos lo llevamos. ¿Me prestas un marcador? - Pagó el disco y la chica le dio el plumón.

- Nuestro álbum nuevo y recién autografiado por mí. Disfrútalo hermosa. - Me entregó el disco y la chica casi convulsiona, yo por mi parte seguía sin saber como reaccionar.

- ¿Para mí?

- Para que comiences a conocernos. Te sugiero que lo escuches mientras tus padres no estén, podrían asustarse. - Ambos comenzamos a reír.

- Gracias Adrian. Te prometo que lo voy a escuchar.

- Eso espero. Algún día te presentaré a los chicos.

Dimos una vuelta otro rato y después Ade me llevó a mi casa. Le pedí que me dejara unas calles antes o si no mis vecinas chismosas no dudarían en decirle a mi madre.

- Otra vez gracias por el disco Ade, te veré algún día.

- Gracias a ti por el día de hoy Abby... Espero verte pronto.

Bajo del auto y camino a casa. Aún faltan algunas horas para que mis padres lleguen. Saco el disco y veo la firma de Adrian, automáticamente sonrío; debo reconocer que es un chico bastante atractivo pero nunca tendré algo con él, mis padres me matarían seguramente.

Stranger in a Strange LandWhere stories live. Discover now