12. Su interés por mi

Start from the beginning
                                    

¡Esta era una de las cosas más fabulosas que creía era el cuerpo humano y la mente en general! Hasta me imaginaba que había gentecita pequeña dentro de mí que planeaban el que hacer de cada día.

Y por lo visto, ellos no querían que me moviera porque me estaba sanando poco a poco.

Suspiré con agradecimiento entonces de que por lo menos mis costillas, mis pulmones, mi faringe y seguramente mi tobillo estaban próximos a ser renovados.

¿Qué haría entonces por mientras?

La mente puede ser muy poderosa, puesto a que, como necesitaba las pocas energías que estaba consumiendo para estar consciente, era más que obvio que indujera el sueño en pocos minutos.

No sé cuánto tiempo dormí pero cuando volví a despertar todo parecía diferente.

Esta vez mis ojos se abrieron con dificultad, dando paso entonces a que parpadeara con delicadeza, y sintiendo entonces el aire helado recorrer mi cuerpo como si estuviera en total desnudez.

No dude en llevar mis ojos a mis costados y entonces esos grilletes me realizaron de mi lamentable estado.

Efectivamente. Yacía medio desnuda en una cama. Por lo que veía, alguien me había quitado el traje sucio que debería haber sido la prueba de tan difícil e inolvidable situación de vida al que había sido sometida.

Si no me mentían mis orbes grises, un pequeño camisón era el que me acompañaba. Situado justo por encima de mis rodillas ensangrentadas y mis piernas sodomizadas a una pequeña cadena que me hacia el imposible separarlas.

Ahora todo se hacía más claro y lamente que no pudiera seguir siendo amiga de la oscuridad. No estaba en el bosque pero tampoco estaba en mi cuarto. Era más que seguro que Liam Dagon me había traído de regreso al castillo, pero ¿A que parte me había situado?

La pintura vino era lo que más me hacia extrañarme. Cuando estuve vagando para encontrar por primera vez mi cuarto, ninguno era tan grande como del que era prisionera ahora. Las paredes de las demás habitaciones tenían como preferencia colores blancos o claros, esta como contrario, era totalmente vino, semejándose a la sangre coagulada.

-¿Dónde estoy? -hablé por primera vez consiente de todo.

Una simple pero grácil carcajada se escucho al terminar mi pregunta. Mis oídos ya eran sensatos de lo que ocurría a mí alrededor, pero me era increíble que pudieran distinguir entre todas las risas, la de ese hombre del cual mi cuerpo ya exponía sus sentimientos de pavor.

-Te has tardado en levantarte, ¿has gustado de mi habitación?

Guardé silencio aunque mis labios comenzaron a temblar y mi respiración a agitarse. ¿Cómo era posible que tanto miedo se insertara en mi mente con tan solo escuchar simples palabras del cual me había comprado y lastimado tanto?

-Contesta.

El nudo en mi garganta me hizo imposible siquiera abrir mi boca. Los zapatos en el suelo me hacían cada vez más pequeña. Puesto a no haber replicado a tal pregunta, Liam se acercaba.

-¿A sí que no vas a contestar, eh? -escuché su voz muy cerca de la cama-. Y yo que pensaba en felicitarte por pasar el exámen.

No pude evitar no abrir los ojos con sorpresa pero recordé las múltiples veces que había sido presa de tan terroríficos ojos rojizos por lo que, intentando no ser irrespetuosa y no caer de nuevo en tal trampa para martirizarme, cerré los ojos con fuerza.

Se escuchó entonces a mi lado un simple chistido y cuando pensaba en siquiera imaginarme observar de nuevo esa habitación, sentí como se movía la cama.

Era vampiricaWhere stories live. Discover now