Never

capítulo 1: Never

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El peso le mataba pero almenos sabia que era la última caja. La dejó sobre un montón más ysalió al balcón a cerrar el coche sin la necesidad de bajar, Al fin y al cabo solo era un primer piso. Volvió dentro y empezó a sacar lo que había en una caja con un rótulo que especificaba que iba en la cocina. Iba colocándolo todo según su juicio, un armario para vasos y platos, otro para ollas y otro para galletas y especias.

La cocina era algo pequeña, aún que el suelo recubierto de baldosas azul cielo, y las paredes blancas le daban un aire más grande de lo que realmente media. La encimera de nogal recorría dos paredes enteras. Colocó algunos electrodomésticos y tras sacarlo todo decidió pasar a loque era su habitación.

Allí reordenó donde quería que estuvieran los muebles y sacó toda la ropa de varias cajas para guardarla en el armario, dejando en primer plano la de invierno, no contó con el clima que iba a hacer y se arrepintió todo el viaje del aeropuerto a su casa de haber dejado la chaqueta en su mochila, y la verdad es que era bien despistado, solo rezaba parapoder vivir solo perfectamente y no tener que tragarse sus palabrasque dijo frente a su familia...

Mientras acaba de hacer la cama sonó el timbre. Se dirigió a la puerta pensando que era el repartidor con la pizza que había encargado hacia ya un rato, pero al abrirla se encontró cara a cara con una chica un poco más alta que él, con la cabellera castaña que le llegaba casi hasta la cintura, su flequillo recaía sobre los ojos de forma recta. Llevaba una sudadera gris que le había regalado él tiempo atrás y unos jeans ajustados. Ella, con un movimiento rápido, se quitó el flequillo de delante de los ojos y dejo salir un pequeño"hola" de sus labios perfectamente pintados con brillo.

-¡Val!- Exclamó apartándose de la entrada para que la chica pasara.

-Hola Lucas, ¿Qué tal?

-Muy bien, ¿Qué haces aquí?- Dijo con una sonrisa mientras la abrazaba.

-Vengo a asegurarme de que soy la primera en dartela bienvenida a la gran ciudad. Y... A preguntarte si te apetece ir a una fiesta, ya sabes, la última llamada que hicimos parecías unpoco... Desanimado... A ver si así te animas un poquito.

-No te preocupes, ahora que sé que no leveré más la cara estoy mejor. Aún que... Puede que si me pase porla fiesta.

-¡Genial! Pues mañanaen la plaza España, ¿podrás llegar?

-Si, Tranquila, seré despistado, pero al menos puedo usar mi móvil para guiarme con el navegador...

-Ja, ja, ja, ja, no tepongas así, solo era una broma tonto-. Le dijo golpeándole el hombro suavemente.

Lucas volvió a desempaquetar cosas y Valeria decidió ayudarlo. Ya quedaban pocas cajas y se habían pasado el rato hablando y riendo. De pronto sonó el timbre, está vez si era la pizza, así que decidieron dejarlo por hoy y que ya lo acabarían mañana. Cenaron sin prisa y luego Valeria se fue a su casa dejando al chico solo en la suya. Se tiró en la cama. Miró hacia el techo y se quedó pensativo. Había llegado aquí gracias a ella. Cuando rompió con su pareja por cosas de la vida no podía ni mirarlo a la cara, y al vivir en un pueblo tan pequeño siempre se encontraban, así que un día, en una llamada, le explicó todo lo que pasó y Valeria, muy amablemente, le dió la opción de mudarse a su ciudad. Había sido tan amable con él tanto tiempo que ni él ni su familia objetaron nada. Entre pensamiento y pensamiento se le fueron cerrando los ojos, y sin darse cuenta, ya se había quedado dormido.

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A la mañana siguiente Lucas se puso el mejor atuendo que tenía y salió a la calle. Respiró fuertemente, era momento de empezar una nueva vida deciudad. Se golpeó las mejillas con ambas manos y emprendió su viaje por las calles de la ciudad. Se subió al coche y se dirigió hacía el centro hasta encontrar aparcamiento, fue difícil, pero lo logró. Caminó decidido hasta llegar a un café donde había visto ese anuncio por la mañana en el periódico y decidió probar.