Es una conversación dulce que no me hace llorar y cuando finaliza intento llamar por Skype a Leslie, pero son intentos perdidos. Decido solo dejarle un mensaje.



«Oye, bueno, lee.

¿Sabes que te amo, verdad?

Porque te amo mucho, demasiado y en este momento estoy enviándote millones de abrazos asfixiante.

Seré metafóricamente tu manta esta noche.

Eres la mejor, Les.

No sé si duermes ya, pero, dulces sueños»



Tomo los audífonos de mi celular y reproduzco la lista de reproducción "bebé Arthur" es la misma que él creó en un antiguo celular mío. Sonrío, toda la lista son canciones de BG.5, me encargué de actualizarla incluyendo el CD que no pudo disfrutar: Mr. Smile.

***

23 de marzo, 2015.

Voy a dar un trago a mi café cuando mi celular suena y algo de café cae en mi camisa blanca. ¡Mierda! Está caliente.

— ¿Hola?

— ¿Estás lejos?

—No, solo estoy tomando el desayuno y...

—Ve al colegio de Skylie.

— ¿Ah? ¿Por qué?

—Está herida, ve, debo colgar estoy a instantes de entrar a una reunión. Ve, toma nota e informarme.

—Pero Eva...

Ella finaliza la llamada. Rápidamente busco en la carpeta dentro de mi bolso tipo mensajero, localizando el colegio privado al que está yendo Skylie. Tomo lo más rápido que puedo mi café quemándome la lengua y engullo una de las galletas antes de irme a toda prisa. Estoy tan apresurada que tomo un taxi.

Cuando llego bajo a toda prisa y tengo un momento duro consiguiendo que me dejen entrar, pero el subdirector aparece, muestro mi credencial y me dejan entrar.

Todo en este colegio grita elegancia y distinción, y profesores que podrían tener un palo en el culo por la manera en la que me observan mientras camino frente a sus salones de clases. El subdirector habla como si intentara convencerme de que este tipo de situaciones no ocurren en la institución.

No es como si yo tuviera poder de cerrar tan prestigioso colegio, pero podría crear cierto informe no favorecedor para ellos. Nos detenemos frente a le enfermería.

¿No hay nada pequeño en este colegio?

Reconozco al señor Carter y disculpándome con el subdirector, entro a la enfermería y me detengo notando la pequeña gaza blanca en esquina de la frente de Skylie.

— ¿Qué sucedió?

No puedo evitar decir la pregunta y eso hace que el señor Jefferson note mi presencia al igual que Skylie. Sus ojos están hinchados y su nariz sonrojada. Ha estado llorando.

—Señorita Anderson— me saluda el señor Jefferson aunque parece tenso.

—Puede llamarme Elanese ¿Qué ha sucedido?

— ¿Quieres contarle a Elanese lo qué ha sucedido Sky?

La respuesta de Skyle es negar con su cabeza mientras juega con sus medias a la altura de su rodilla, luce tan afligida y triste que me causa angustia.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasWhere stories live. Discover now