−¿Buscas al profesor?

Jayden recuperó la compostura inmediatamente y fijó sus grises ojos sobre el rostro de aquel desconocido muchacho.

−Sí, ¿sabes si ya se ha marchado? −Sintió como el joven escrutaba su rostro y sus facciones al mismo tiempo que él hacía lo propio con aquel desconocido.

−No, aún esta aquí.

−¿Dónde puedo encontrarle?

−¿Para qué le buscas?

La tensión se reflejaba en las palabras de ambos. Ninguno de los dos estaba dispuesto a decir una palabra de más.

−Tengo entendido que el profesor tiene un grupo de estudio.

El desconocido arqueó sus cejas, mientras un bufido se escapaba de entre sus labios.

−El profesor da clase al último curso, tú debes ser de primero.

−Soy un erudito en química, ¿vas a decirme dónde le puedo encontrar o vas a seguir con el interrogatorio?

Al joven pareció gustarle la recientemente adquirida osadía que demostraba tener Jayden y, tras dar un paso hacía él, y con gran disimulo, le olió discretamente el cabello. De manera automática, Jayden retrocedió ante la invasión de su espacio vital.

−Qué delgaducho eres para ser un dhaphiro.

Las palabras apenas fueron audibles, pero por suerte sus sentidos cada día estaban más desarrollados.

−Me llamo Steve, soy de tercero.

Los ojos de Jayden miraron desconfiados el rostro del desconocido, que se había transformado de hostil a amistoso en segundos.

−Soy Jayden.

−¿Vienes a apuntarte al...?, ¿cómo lo has llamado?, ah sí, grupo de estudio.

Jayden desconfiaba de aquel joven de cabello cobrizo que apenas acababa de conocer.

−Por eso busco al profesor.

−Robert esta en el Aula de Música, yo me disponía a ir para allá, ¿vienes?

Los ojos verdosos de Steve brillaban con algo que inquietaba en lo más profundo a Jayden.

Aquel chico tenía algo que no le gustaba.

−Te lo agradezco, pero esperaré a mañana.

−¿Seguro?

Jayden empezó a caminar y sonrió por puro compromiso a Steve por encima del hombro, mientras aceleraba su marcha.

−Seguro, gracias.

Steve musitó algo que él no pudo entender y se marchó en dirección opuesta.

No entendía qué había sido. Tal vez habían sido imaginacines suyas, pero aquel chico no le había dado buenas vibraciones. Algo en aquellos ojos verdes le había ahuyentado.

Tal vez no fuera buena idea apuntarse al club del profesor James.




El ruido de la puerta de la calle al cerrase hizo que tanto Emma como Kate detuvieran su acalorada discusión.

−¿Jayden?

−Hola, mamá.

Jayden colgó su abrigo en la percha de la entrada y, justo cuando se disponía a subir el primer peldaño de las escaleras, su madre reclamó su presencia:

ALMA INMORTAL - La Saga del Escarabajo IWhere stories live. Discover now