—Rose te presentó a Liam, está en nuestra clase de Órganica pero no es muy sociable que digamos, quizás por eso no sabes de él— aguanté la risa que tenía por la gran presentación de Denisse y señalé la mesa.

-—iéntense. Estaba leyendo aquí ya qué pretendía hacerlo en el patio pero gracias a Alec Óswald, que se sentó en la misma mesa que yo—bufé—no pudé hacerlo y...—antes de que pudierá articular otra palabra Liam me interrumpió.

—¿Alec Óswald? ¿Siguiendo a una chica?—levantó los dos brazos como si hubiese dicho que el fin del mundo había llegado—Es imposible. Él no sigué a ninguna chica, las chicas lo siguen a él—Liam me dió una mirada de curiosidad.

—Es verdad Rose, Óswald es de los típicos chicos malos que son capaces de patear a un pobre perro indefenso en la calle—Liam y yo la miramos y estallamos en risa.

—¿Enserio Denisse? ¿No podrías compararlo con algo diferente?—dijo Liam burlándose de ella, a lo que ésta lo fulminó con la mirada.

—Es lo más cruel que se me ocurrió. Pero quiero decir que es un chico sin sentimientos y frío, a kilómetros de distancia se le nota. Y tú Rose debes tener mucho cuidado—la expresión de Denisse denotaba pánico.

—Lo haré Denisse. ¿Comemos pizza hoy?—pregunté tratando de cambiar el tema.

—Ahora estás hablando mejor bebé— dijo Liam mientras aplaudía.

—Podemos ir a Franki's Pizza después de salir del instituto—dijo Denisse mientras me miraba—Puedes traer a tu hermanito. Lo quiero conocer.

—Claro te agradará—sonreí recordando a ese enano por él cuál daría todo.

—¿Qué clase tienen ahora?—preguntó Liam.

—Historia—dijo Denisse con entusiasmo.

—Estadística— rodé los ojos.

—Yo también Rose, ¿te puedo acompañar?—me preguntó.

—Claro—me levanté de la mesa y ambos me siguieron hasta afuera de la biblioteca—Bueno nos vemos en la salida Denisse—ella me despidió sacudiendo la mano y nosotros seguimos nuestro camino al salón.

—Ella es realmente divertida pero loca— el comentario de Liam me había provocado una carcajada. Tenía mucha razón—Te ríes muy bonito—dijo Liam, a lo que yo me sonrojé. No era alagada frecuentemente pero cuando pasaba me ponía toda roja y odíaba estar así porque se malinterpretaba.

—Gracias—dije mientras que Liam parecía estar satisfecho, un gruñido se escuchó al entrar en el salón, giré mi cabeza en busca del sujeto con personalidad de perro y al encontrarlo bufé exasperada. Ya sabía quién era el dueño del gruñido, Alec Óswald y éste fulminaba a Liam.

No entendía la cara de odio que tenía Alec hacia Liam, él no le había hecho nada o eso creía. Entré en el salón junto a Liam y vi que el señor bipolaridad nos seguía, no, no, no, repetía en mi mente para que solo fuera una broma. Alec Óswald no podía estar en está clase y mucho menos sentarse detrás de mi asiento. Sentía su respiración en mi espalda, provocando que todos mis vellos se erizarán y eso no era bueno, nada bueno. Entró el profesor y traté de concentrarme en lo que él decía pero teniendo a alguien como Alec detrás no era fácil, ya que cada vez que Liam se me acercaba para explicarme algo él siempre gruñía, ya hasta creía que era un animal de verdad.

Después de acabar las clases de hoy. Salí en busca de Dylan quién se pusó feliz al verme y más cuando le dije que iriamos a comer pizza.

Al entrar a Franki' Pizza la campanilla anunció nuestra presencia en el local. Algunos se giraron y luego siguieron en lo que hacían. El local era bastante espacioso para ser una pizzería, sus paredes estaban decoradas con diferentes cuadros de comida italiana, sus mesas eran de forma circular y todas eran de un color rojo bastante fuerte. Busqué con la mirada a mis amigos hasta que los encontré sentados en una mesa cerca del mostrador, charlando animadamente, caminé hasta allí y les señalé a Dylan.

—Chicos, él es Dylan, mi adorado tormento— Dylan les sonrió—y ellos son Liam— señalé al castaño— y Denisse— señalé a la peliroja. Ambos les sonrieron.

—¿Cómo quieres la pizza Dylan?— él pusó su mano bajo el mentón.

—Con Pepperoni— siempre hacia lo mismo se hacía el pensativo para después decir lo mismo.

—Pues será de pepperoni—dijo Liam enseñandole la palma de su mano para que Dylan chocará su pequeña mano con la de él, sonreí cuando lo hizó.

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Así pasamos la tarde entre risas y mucha pizza. Dylan se había llevado muy bien con Liam, demasiado diría yo pero verlo tan contento como hoy, me hacía muy feliz. Salimos del local ya que erámos los únicos allí y estaban por cerrar, Denisse se despidió de nosotros ya que Liam se había ofrecido a llevarnos y yo había aceptado.

Subimos al carro de Liam y manejó por unos minutos hasta detenerse frente a mi casa.

—Gracias por traernos— dije bajandome del auto.

—No hay de qué— dijo Liam sonriendonos y despidiéndose con la mano mientras ponía en marcha el auto.

Abrí la casa y Dylan se fue directo a su habitación mientras que yo fui a la mía. Ya mañana no tendría que ir al instituto porque era fin de semana y eso me parecía grandioso. Miré por la ventana de mi cuarto deleitándome con la hermosa noche y el paisaje del bosque. Vi como unas pequeñas ardillas subían por un árbol y luego se perdían en la oscuridad. Entré al baño y quité mi bufanda del cuello, volví a sentir el pequeño escozor que en la mañana había sentido, me miré en el espejo y lo que vi me asustó. Tenía como una pequeña especie de moretón casi negro y si mirabas más de cerca se apreciaban cuatro pequeños orificios. No entendía el porqué eso estaba ahí, en mi mente aparecían recuerdos vagos de lo sucedido pero al intentar recordar me dolía demasiado la cabeza.

Abrí la llave del lavamanos y tomé un poco de agua con las manos, me la eché en la marca; un grito salió de mí y rápido tomé una toalla para secarla. Busqué en un botiquín de primeros auxilios un antibiótico que me sirvierá y me lo apliqué en la marca, al hacerlo sentí el dolor más intenso. Me quité la ropa y me duché tratando de que no cayerá agua en la marca porque el dolor era horrible.

Al salir me sequé y me vestí con una pijama que me brindará algo de calor. Luego me recosté en la cama evitando acostarme encima de la marca y antes de caer en un sueño profundo vi la sombra de un hombre bastante familiar acercarse peligrosamente a mí, pero mis ojos se cerraron de golpe.

—Dulces sueños nena...

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*Denisse en multimedia*

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