Era difícil, quería intentarlo, no me importaban los obstáculos ni los escollos, quise evitar a Escila pero caí directo en Caribdis.
Inevitable pensar que mi cruzada por tu corazón funcionaria, blandí mi espada para romper tu escudo, se quebró, no se pudo.
Te escribí mil y un canciones, era tu bardo, tu juglar, tu mi canto no supiste escuchar.
Recibí de ti un flechazo, pero el amor en ti era escaso, Cupido solo me flecho a mí.
Por instantes imagine un mundo contigo, persistí, eso es lo que hace un héroe. Yo quería ser tu héroe. El villano fue tu indiferencia.
O mi inocencia.
Mientras regreso por el sendero, ahora plagado de sangre, no distingo mi reflejo en el agua, tanto perdí de mi en esta guerra, lo único que discierno con claridez es mi sombra que queda atrás.
Estoy cansado, extenuado por el sol, sin energías. Enamorarse es una guerra que siempre pierdo, en mi solo queda odio y no me permito avanzar, solo se retroceder.
Siento que me fundiré en mi armadura, y planeaba quitármela si ganaba tu corazón.
Eso ya no importa, me miento a mi mismo. Se que mis cicatrices no desaparecerán.
No es que vayas a aparecer y me las sanes a besos, porque se que eso me dolerá mas que cualquier cortada.
Y la noche, un temporal de lluvia comienza, y es tonto pensar que alguien me abrigara.
Conozco cosas más heladas.
Vislumbro la luz de mi hogar, ¿Porque regresar?
Porque ahí esta lo que busco recuperar, al pobre chico que perdí en esta sangrienta batalla. Espero que no haya desaparecido.
Toco la puerta y espero que pueda abrazarme a mi mismo después de tanto tiempo.
