Capítulo I

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_ ¡Niña! ¿Qué fue lo que te sucedió?_ Pregunto la mujer asustada al verme entrar. Aunque no entendía por qué se seguía sobresaltando, ya era común que llegara a la enfermería con moretones y otras lesiones_ Fueron ellas ¿No es así?
_ ¿Quién más?_ Suspire._ ¡Buenos días, Silvia!
_ No son muy buenos. ¿Por qué te dejas golpear? ¡Le advertiré al director, ya llegaron demasiado lejos! Mírate estas embarrada...
_ No lo hagas, por favor. Ella tiene más que pagado al director. Sería inútil intentar algo. Conozco a Helena_ Silvia me miro con sus ojos café, llenos de lastima. Ella era la enfermera de la escuela, una mujer joven, dulce y cariñosa. Desde que comenzaron los abusos y aislamientos hacia mi persona, por parte de toda la escuela y de Helena, ella fue la única persona en esta mierda de lugar que me dirige la palabra. Sin ella, podrías jurar que soy un maldito fantasma vagabundo._ ¡Eso duele!
_ ¡Tengo que desinfectar la herida, hermosa! Tranquila..._ Sus manos, lograban hacer magia con mis golpes y laceraciones causadas por el maltrato. Adoraba a esta mujer. Para mi suerte, el golpe solo provoco un tajo e inflamación, Silvia se encargo de detener el sangrado y colocarme una vendita. Y después con amor maternal, beso el golpe. Sin darme cuenta las lágrimas corrían sobre mis mejillas._ ¡Tranquila! Todo va a pasar. Pronto te graduaras y dejaras a estas horribles personas, te lo prometo..._ Mis lágrimas nunca fueron por ello, son por los recuerdos que trato de reprimir._ ¡Bien! Suerte que la gente olvida ropa en este lugar y no la reclaman._ Tomo una caja con la escritura "Cosas perdidas"_ ¡Ven! Busca algo que te guste y póntelo. ¡Iré a conseguirte un rico café con unas deliciosas galletas!
_ ¡Silvia!_ La mujer me devolvió su mirada expectante, justo antes de salir._ ¡Gracias!
_ ¡No hay de que, hermosa!

La clase de química era la primera en mi horario. Lo cual me causaba dolor de cabeza de tan solo pensarlo. Me asome por la ventanilla de la puerta, puede deducir que el profesor ya se encontraba impartiendo sus contenidos. ¡Mierda, había llegado tarde! Estaba a punto de abrir la puerta cuando:
_ ¡Oye!_ Gire mi cabeza, para encontrarme con un muchacho bien parecido. Vertido en camisa a cuadros y jeans ajustados._ ¡Dime que esta es la clase de química!
_ Si, lo es.
_ ¡Wou, amiga! ¿A caso pregunte de qué color es tu ropa interior, para que me contestes así?
_ ¿A qué te refieres?_ Proteste. Dios, este chico es artante de solo verlo. Estoy segura que este será el nuevo capitán del equipo de futbol, o algo por el estilo. Es alguien más que intenta encajar. Para que molestar me en agradarle, pronto estará evitándome para encajar con los otros y no enfrentarse a Helena.
_ Pareces estar a la defensiva...
_ ¡Eres nuevo! Ya lo entenderás...
Abrí la puerta, y todo se mantuvo en silencio. El profesor se acerco a nosotros, y antes de que preguntara sobre mi excusa, extendí la nota que Silvia escribió certificando que estuve en la enfermería. Luego paso la mirada al chico a mi izquierda. Decidí sentarme en mi lugar, ese banco al final del salón cerca de la ventana.
_ ¡Bien, alumnos, escuchen! Parece que tenemos a un nuevo alumno en nuestra institución. ¡Preséntese, joven!
_ ¡Mi nombre es Colton Jackson, pero todos me llaman Jackson! Tengo 18 años, me mude con mi hermano hace una semana...
_ ¡Bien! Puede sentarse, me encargare de buscarle un tutor para que lo guie con respecto a las primeras clases. Son muy pocas pero importantes para entender lo que veremos hoy día. _ El profesor sondeo la clase con su vista buscando al tutor. ¡No a mí, por favor! ¡No a mí, por favor!_ Señorita Suker..._ ¡Mierda!_ Mi mejor alumna..._ ¡Y no precisamente porque me guste su materia, profesor!_ Encárguese de guiar al nuevo alumno.
_ ¡Sí, señor!
El maldito desgraciado se sentó a mi derecha. Suspire, bueno, no durara mucho tiempo hablando. Me examinó de pies a cabeza. Son desagradables las miradas, no estoy acostumbrada a ellas desde hace un año. Creo que noto que me incomodaban porque dejo de mirarme, y presto atención a la clase.
Cada término y contenido eran de mi saber, aunque note que Jackson estaba más que perdido. Le reste importancia y proseguí con anotar las tareas. Cuando la campana sonó, comencé a guardar mis cuadernos y libros. No tenía ganas de ser el tutor de este idiota por hoy día. Ojala alguien le cuente lo que sucede, así al menos me dejara sola. Alguien me detuvo, mi pasada antes de salir del salón. El perfume repugnante a chicle de cereza, el tinte de su cabello y sus tacones aguja me permitieron identificar a la persona, Helena. Mire sus ojos grises, para después darme cuenta de que su cartera fina se estampo en mi rostro. Sus libros se sintieron en mi cara, el dolor era insoportable. Caí al suelo, el mundo giraba a mí alrededor. Por poco no quedo inconsciente.
_ ¡Pero qué carajo te sucede!_ Era Jackson. ¿El seguía aquí? Que importa. Ya verás cómo esta perra te somete a sus propósitos._ ¿Estás loca o qué?
_ ¡Cariño!_ Expreso la rubia, mirando coquetamente a Jackson._ Eres nuevo y no entiendes. Pero te perdono. Escucha, si no quieres ser una marginada como ella, y que toda la escuela no te dirija la palabra. Tendrás que salir ahora del salón y no protestar. ¡Tú decides!_ Jackson, apretó fuerte sus puños y me extendió su mano para ayudarme a pararme como todo un caballero. Se siente raro recibir bondad de una persona después de tanto tiempo. Miro a la rubia y se desapareció detrás de la puerta. Era como yo lo esperaba, él trataba de encajar. Me dejo sola con las plásticas. Aun que ya estaba acostumbrada a estas reuniones privadas. Cecilia sostuvo mis muñecas, aunque trataba de liberarme. Estefanía quito el broche que recogía mi cabello y lo jalo hacia atrás, sometiéndome más al agarre de Cecilia. Mire como la rubia mayor buscaba entre sus cosas algo y cuando por fin lo encontró, prendió el mechero que utilizaba el profesor para calentar los químicos, y avivó el objeto. Era una barra de fierro ¡Y dolía como la puta madre! La maldita se había encargado de marcar mi estomago con la barra.
_ ¡Te gusta! Lo sé_ Mi grito se volvió a oír, había colocado de vuelta aquella barra en otra parte de mi tórax. _ ¿Haber si esto te excita?_ Subió mi camiseta, miro mis pechos, para luego subir mi corpiño dejando mis senos al aire. ¡¿QUE CARAJO QUIERE HACER?! No pedí clemencia. Eso significaría rebajarme, y no estoy dispuesta a entregarme mi orgullo. Poso la barra caliente en mi pezón, el dolor y mi grito fueron inaguantables._ ¡Sí te excita! Bien lo haré en el otro..._ Carcajeo con ironía. La barra, ya estaba a punto de tocar mi pezón izquierdo, cuando la campana salvo a mi cuerpo._ ¡Te salvo la campana, pero la próxima no será así!
Cuando me dejo, corrí con desesperación hasta el baño, chocando mi hombro con una persona y provocando mi caída. Como era de esperarse, nadie me ofreció su ayuda. La caída había presionado mis quemaduras provocando un dolor intenso. Me pare con las pocas fuerzas que tenia, corrí hasta el baño. Cerré la puerta detrás de mí. El espejo grande de la pared me permitió ver mis lesiones más a fondo. Tres en total, contando la creada en mi seno.
No era una opción buscar a Silvia para que las curara, eso solo significaría desastre. Esto seguro colmaría su paciencia y le informaría al director, lo que provocaría que Helena no solo me provocara mas de estas cosas. Esa chica sabe cómo hacer sufrir físicamente a las persona, pero aunque no lo creas yo también sé cómo hacerlo. Pero deje todo aquello por mi propia conciencia. La única opción viable que me quedaba era, salir de la escuela y curarme en casa.
La puerta se abrió. Mire con sorpresa, baje mi remera y sujetador, provocando un roce de dolor que se dibujo en mi cara.
_ ¡Mmm! Veo que te encanto nuestra marca._ Comento Helena, camino a mí alrededor. Tocando mí cabello suelto._ Esos rizos tan bien formados. Confieso que siempre los he envidiado._ Estefanía, saco una tijera de su bolso, mientras que Cecilia jalaba de mi pelo. No permitiré que lo corten, mamá adora mi cabello. Sin querer comenzaron a salir lágrimas de mis ojos. Las tijeras se acercaban cada vez más, hasta que cortaron una única fibra.
Explote. Tome las tijeras con fuerza, ignorando el tirón de cabello por parte de Cecilia. Helena impidió cualquier movimiento de mi parte, estampando su rodilla en mí estomago, golpeando una y otra vez mi tórax. Comencé a escupir sangre y a jadear.
_ ¡Escúchame, perra! No vuelvas a hacer ese intento de defenderte... Nadie te va a salvar. Nadie te va a ayudar. Y más ahora que ni siquiera ellos están.
Como se atrevía si quiera a nombrarlos. Detuve su último rodillazo con mis manos. Me puse a la defensiva, aunque en el fondo sabía que era inútil. Helena era practicante de boxeo, aunque siempre lo oculta a las personas incluso a sus "amigas". Helena, se coloco en posición y lo que prometía ser una pelea entre titanes, término siendo la pelea entre un titán y un simple humano. Helena evadía cada golpe de mi parte, y en su lugar yo recibía cuatro. Ya no podía mantenerme en pie. Pero antes de desvanecerme, logre impresionar un golpe en su linda cara de muñeca, provocando que su labio se cortase. ¡Para tu linda cara, puta! Caí al suelo pero aun podía ver a Helena sangrar con una sonrisa en mi rostro. Ella estaba a punto de patearme cuando, una chica entro en la habitación. Las plásticas la miraron acosadoramente. Pobre chica, no debió interrumpir el castigo que la reina estaba impartiendo a su juguete. Para mi sorpresa lo único que hicieron fue, salir. La muchacha me observo por un segundo, y siguió con sus necesidades. Las piernas no me respondían, no hallaba respuesta a ello. Lo único que atine a hacer fue arrastrarme hasta la pared del final. Cuando llegue al sitio, recosté mi espalda contra la pared. Cada pestañeo era más lento. Con los ojos entre cerrados pude ver a alguien ingresar por la puerta, y dirigirse a la muchacha. Quien se sobre salto por su presencia.
_ ¡No viste nada!
_ ¡Lo prometo! Pero ayúdala. No puedo hacer nada pero tú sí...
Aquella persona me recogió entre sus brazos. Y fue lo último vi. Había perdido las fuerzas, sucumbiendo ante el desmayo.

Mis labios se sentían húmedos, pero refrescados, trague el liquido para saciar mi sed. Fue en ese instante que abrí los ojos. ¿Dónde me encontraba? No tenía idea. Me levante de golpe sintiendo el dolor en mi estomago, lo cual me obligo a volver a mi antigua posición. Estaba recostada en un sofá muy cómodo.
_ ¡No intentes moverte! Estas demasiado débil. Tranquila..._ Reconocí la voz de Jackson al instante. El me trajo, hasta lo que parecía ser su casa. No pude evitar mi sorpresa ante el hecho de ser él quien me cuida._ No te sobre saltes. Volveré con unos antibióticos para el dolor.
_ ¿Qué pasara con Helena? Serás un marginado si se entera...
_ ¿Qué es lo peor que puede pasarme?
_ El ultimo que dijo eso fue mi mejor amigo... ¿Sabes lo que paso?
_ No, pero estas comenzando a asustarme.
_ El término mudándose y cambiándose de escuela, obligado por Helena. La muy perra le metió una denuncia de acoso sexual, con la cual lo amenazó.
_ ¿Hasta ese punto puede llegar esa loca?
_ ¡Eso y más, créeme!
_ ¡Escúchame!_ Se acerco a mí con un vaso y una pastilla. Sentándose en frente de mí. _ He visto cosas peores. Te habría defendido sin ningún miedo. Pero tengo razones muy firmes para no hacerlo. Razones que no dependen de mí. Te ayudare ahora lo que más pueda ¿Entiendes?
_ Ok._ Mire sospechando. Era obvio que esta sería la última vez que pasaría. Sus ojos permanecían en mí mientras ingería el medicamento. Para luego intentar sentarme, lo cual provoco el movimiento de mis ropas, lo que conllevo al roce doloroso en mis quemaduras_ ¡Como duele! Esa desgraciada sabe lo que es la tortura simple...
_ ¿Qué más te hizo? Puedo ayudar...
_ Esta vez no podrás. Es un lugar en el que no...
_ ¿Acaso daño tus pechos o algo por el estilo?_ Evite su mirada, lo cual se hizo evidente_ ¡No me digas que esa loca...!_ Acerco su mano insinuando ver las heridas. Pero la quite._ Prometo no verlo como algo pervertido...
_ ¡Jackson, no soy estúpida! No dejare que veas mis pechos. Aun si están totalmente quemados.
_ ¿Eso fue lo que hizo?_ Asentí. Se paró de golpe, y busco en una caja ubicada unos pasos a la izquierda. De allí saco alcohol, una crema y algodón. _ ¡Déjame ver!
_ ¡¿Estás loco?! ¿Cómo piensas que haré eso? Yo sola puedo...
_ ¿Con tu manos vendadas y probablemente quebradas?_ Mire mis manos, el tenia razón, estaban vendadas y dolían mucho apenas lograba sentir los dedos. ¿En qué momento Helena ataco mis manos? _ Prometo no intentar nada más que curarte..._ ¡Las cosas no podían estar peor! Podía acceder a que curara las dos quemaduras en mi estomago, y arriesgarme a que me vea en ropa interior, pero en cuanto llegara a mi seno lo alejaría. Asentí resignada._ ¡Te quitare la remera!_ Lo cual hizo con suma delicadeza, dejándola a un lado._ ¡Dios! Esa mujer si está loca. ¿Cómo es que la soportas?
_ Creo que son una de las cosas que merezco. No soy buena Jackson. No quiero pelear, seguiré así hasta fin de año y graduarme de una vez por toda.
_ ¿Cuánto llevas soportando esto?_ Mi cuerpo respingo del dolor ante el rose del alcohol con mis quemaduras._ Disculpa. El dolor es solo al principio...
_ Fines del año pasado..._ El coloco una crema que relajo el dolor de la llaga. Logre ver que la crema era especial para las quemaduras. Intento quitar mi sostén. Lo detuve de inmediato._ No te dejare esa parte. Yo puedo sola...
_ Está bien. Inténtalo..._ Intente pararme, lo cual el dolor en mi estomago impidió._ ¡Cierra los ojos!_ Jackson, los cerró con una sonrisa picara. Intente agarrar el broche de mi sostén lo cual fue imposible. ¡Cada uno de mis malditos dedos, dolían! ¡La puta madre! Esto solo significa una cosa, resignarme._ Hazlo tú. Pero por favor, no intentes nada raro.
_ ¡Lo prometo!_ Abrió los ojos. Me sonrió pícaramente. ¡Maldito idiota, como disfruta este momento! Se aproximó, desabrochando mi corpiño. Mi pecho derecho sintió el dolor al retirar el textil. La quemadura había empeorado, logre ver que ya se había generado una especie de pus. Jackson se reacomodo en frente de mi. Pude notar cómo se tenso ante la vista, trago saliva y me miro._ ¿A qué clase de bestia soportas? Ya está con pus. Por suerte esta crema es especial para estas cosas. Te dolerá el alcohol._ Esparció una fracción del liquido en el algodón, y miro. Visualizo mi pecho, desvió la mirada. Esperando una confirmación. Asentí. Grite un poco, al sentir el contacto del algodón en la herida. Pero cuando el contacto ceso, me sentía aliviada. Coloco un poco de crema en sus dedos. _ ¡Ok! No vayas a pensar que me aprovecho de la situación. Pero debido a la gravedad de la lesión, necesito masajear la zona.
_ ¡No te creo!_ Extendió el recetario de la crema, y escrito aclara ese pequeño detalle._ ¡Está bien hazlo! ¡Rápido!_ El coloco sus dedos en mi pezón, masajeando, sin duda la crema quitaba el dolor. Pero el masaje, mierda, estaba endureciendo mis pezones ¡Ambos! Y Jackson lo noto._ No me culpes es una reacción...
El continuó masajeando. Pero de repente la puerta se abrió. Ambos nos congelamos en el lugar. Esto era incomodo...

Ojos NegrosWhere stories live. Discover now