Capítulo 10: El Nombre

Magsimula sa umpisa
                                    

Se siente extraño. Tener que aceptar todo esto es algo que no pensé hacer hace apenas un mes. Y me agobia todo lo que pasó, está en mi cabeza y no se va tan fácil. La manera en la que me hace sentir es tan asfixiante que me tengo que rendir ante ella. Me hace sentir amado.

Y no puedo evitar quererlo.

Porque lo intenté durante mucho tiempo. Y no sirvió de nada.

—Hoy tendremos la cena.

—¿No dijimos que serían mis decisiones? —murmuro, aún entre sus brazos.

—Ah, claro, bueno ¿Qué haremos hoy en la noche? —apenas sonrío. El pecho se infla de felicidad.

—Cenaremos. —murmuro. —Será nuestra primera cita.

—Wow. —susurra, su agarre pierde fuerza. —Eso... Eso es...

—Hay que hacerlo bien. —digo apenas. —Uhm... Yo creo.

—Lo que quieras, Harry. —susurra, sus labios tocan los míos con suavidad. —Pídeme lo que quieras, haré lo que sea por cumplirlo.

—Aw que románticos. —de repente la burbuja que nos cubre se rompe, Diane se ríe mientras camina hacia la sala y se despide con la mano. —Me avisan cuando dejen el romance, necesito terminar ese pastel.

—Es odiosa a veces. —dice Louis, me rio, mientras niego enseguida.

—No lo es, es una gran persona. —murmuro de vuelta, él asiente casi a fuerzas.

—Sí, lo es, pero las personas también pueden ser odiosas. —me rio de nuevo.

—Eres un amargado. Es eso.

—No lo soy. Un día voy a llevarte a una de las fiestas a las que solía ir. Te van a encantar.

—¿Tú crees?

—Por supuesto. —me dice enseguida. Lo miro con atención, la manera en la que su cabello cae por su sien ¿por qué no me había dado cuenta de eso antes?

—Louis.

—Dime. 

—Tenemos una cita, hoy. —murmuro mientras camino hacia las escaleras, escucho su risa, una canción en medio del silencio. 

—¿Es una cita?

—¡Sí! Y quiero que me recojas en limusina. —la canción se escucha de nuevo.

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Dan las ocho de la noche. 

No he visto a Louis desde la tarde en la cocina, Diane me dijo que está haciendo unas cosas del trabajo y no quise interrumpir, pero me dijo con seguridad que a las ocho quince me vería en la habitación de cristal.

Estoy vestido con un traje que el mucamo me dio. Es simplemente un traje negro, tendré que pedirle a Louis que me deje elegir a la próxima. 

Me encamino a las escaleras. El mucamo, que ahora sé que se llama Arthur, me acompaña hasta llegar ya que es muy fácil caerme con las muletas. 

Vendido | LarryTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon