2.Capítulo

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Uno de los gallos que posiblemente tengan en la granja me despierta y ahora mismo no puedo odiarla mas. Miro el reloj y tan solo son las siete de la mañana, aunque ya ha salido el sol y oigo ruidos que provienen de abajo. Decido levantarme, cojo unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta blanca y me calzo unas botas marrones. Menos mal que me dio por meterlas en la maleta. 

Bajo y me dirijo a la cocina, llevo demasiado tiempo sin comer nada. Cuando entro veo a un chico de espaldas, es moreno y fuerte, tiene unos grandes músculos.

—Buenos días —le digo. Él se da la vuelta lentamente como si estuviera asustado, pero cuando consigo ver su rostro la que se asusta soy yo, es él, el chico que casi me pasó por encima con su caballo, no puede ser, no puede ser que sea el prometido de Kayla con el que voy a tener que pasar tiempo.

—Mierda —me mira fijamente —. Tendría que haberme imaginado que eras tu con esa ropa.

—¿Perdón?

—Kayla es neoyorquina también y es a la única que conozco que iría por ahí con tacones —bebe un sorbo de la taza que tiene en la mano.

—¿Qué quieres decir con eso? —está a punto de contestar pero de repente Kayla entra en la cocina y se calla.

Hoy Kayla lleva la ropa mas cómoda al igual que yo, unas botas altas campestres y un vestido de flores.

—Buenos días —me saluda con la mano y después le da un beso en la boca a Wade —. Veo que ya conoces a Wade.

—Si —pongo una sonrisa algo forzada.

—Bueno Wade, hoy iras con Carrie al pueblo, queda un mes para la boda y no has mirado el traje.

—Hoy no puedo, he quedado con Ben para hacer cosas en su granja.

—Wade —se queja Kayla —. Por favor —le mira fijamente y aparta la mirada , no se si será por mi, pero como sea así de cariñoso siempre no es muy agradable.

—Le llamaré, pero iremos mas tarde —se dirige esta vez a mi —. ¿Sabes cual es la cafetería del centro que pone Texas en grande? —asiento —. Pues estate ahí a las once —dice y seguido se va como enfadado.

—Perdónale —dice Kayla cuando oye la puerta —. No está pasando por sus mejores días.

Yo la sonrío como para darla seguridad de que está todo bien pero no lo está, no quiero tener que aguantar a este vaquero durante todo un mes, y menos a solas.

Kayla me dice que me siente y al de unos minutos me pone una taza de café y después un plato con tortilla, huevos y bacón. Se lo agradezco y después ella se saca otro. Empezamos a comer en silencio.

Cuando acabamos, Kayla se levanta y se pone a fregar.

—Buenos días —grita alguien desde la puerta de la entrada, si mal no recuerdo es la voz de Mary.

—Buenos días —contestamos Kayla y yo al unísono cuando entra por la puerta de la cocina.

—Vamos a cuidar a esos animales —se pone los mismos guantes de ayer y se dirige a la puerta que da a la granja —. ¿Te vienes Carrie?

—No gracias —sonrío agradable —. Prefiero quedarme aquí y ir empezando algo de la boda.

Ella sonríe y asiente para seguido desaparecer por la puerta. 

Cuando Kayla acaba de fregar, bajo las carpetas de mi habitación y nos ponemos en el sofá a mirar las mesas y las flores.

Cuando son casi las once nos despedimos y junto a unas cuantas carpetas metidas en un bolso, salgo y por las altas hierbas del campo, me dirijo a la cafetería de ayer. Esta vez tardo solo diez minutos en llegar, porque no llevo ni maletas ni tacones.

Mi vaquero (TERMINADA)Where stories live. Discover now