Su amor hacia las flores

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Mr. Flores se levantó de su cama y sonriendo comenzó a prepararse para su día de trabajo. Era un estilista de cabello y, por esto, todos sus amigos siempre le hacían un comentario sobre que lindo su pelo se veía y le preguntaban cómo nunca se le despeinaba. Además su tremenda habilidad de peinar. le gustaba estar en su jardín rodeado de flores hermosas. Por alguna extraña razón, le encantaban las flores amarillas y cada vez que florecía una planta con flores amarillas, sentía que algo dentro de él también florecía. Que extraño, cualquiera pensaría, pero él no le daba mucha importancia a las miradas que le daban sus vecinos cuando estaba en su jardín —siempre—. Él solo quería vivir feliz a compañía de sus queridas flores pero esto no significaba que siempre era feliz, cada vez que se marchitaba una flor él sentía que una parte de él marchitándose también, sentía que se le iba la vida. Pero para mejorar este sentimiento, cuando florecía una, ya estaba de nuevo con buenos ánimos. Era un curioso juego que él podía controlar en su vida y le gustaba.

Una vez listo, salió y comenzó con su rutina de regar agua en las plantas y observar las flores. Le encantaba el aroma de sus flores, para él era como tomar café por las mañanas. Eso le daba ánimo y lo despertaba. Ya cuando había terminado de tratar a sus princesas, se montó en su coche y fue directo a su trabajo que no estaba más de diez minutos lejos. Cuando le daba la gana, se iba caminando y observaba sus alrededores. Mr. Flores era una persona muy reservada y observadora. Con una sola mirada podía memorizarse tu perfil completo y llegar a unas cuantas conclusiones sobre ti sin conocerte. Le gustaba hacer eso, analizar o estudiar a las personas pero a veces, sin querer se detenía a observar a una persona por mucho tiempo y por eso pensaban que estaba un poco loco.

Estacionó su coche y con ánimos entró a su trabajo saludando a sus compañeros. Ya habían personas haciendo la fila para que los atendieran y sin ninguna preocupación o prisa, comenzó con la primera. Siempre intentaba que todo quedara perfecto y esto solo se lograría con paciencia. Una de las pocas virtudes que las personas tienen hoy día, pensaba él. Sin darse cuenta, ya había pasado el medio día y se fue a almorzar. Comió, en el restaurante al lado de su trabajo, pasta. Lleno, regresó a su trabajo y vio que no habían tantas personas como en la mañana.

Establecía una conversación corta con sus pacientes, pero así no fue el caso cuando le tocó con una joven peculiar. Esta debía de tener mínimo diez y ocho años. Ella le enseñó y le explicó sobre el peinado que quería en su pelo. Él estaba curioso, parecía un peinado de novia. No tardó tanto en preguntar y ella le contestó:

—Sí, me voy a casar. Quizás no lo creas porque me veo tan joven, yo aún no me lo creo —soltó un suspiro y a él le pareció que se estaba aguantando de decir algo.

—Eres muy joven para estar comprometida para algo tan grande como el matrimonio, pero como dicen ustedes hoy día, para el amor no hay edad —dijo y la miró, ella simplemente negó con su cabeza y dijo:

—Amor... no todos los matrimonios se hacen a base de eso —le dijo y miró hacia el piso. Fue entonces ahí cuando Mr. Flores notó la pequeña flor amarilla que tenía entre su oreja y su pelo.

—¿Y esa flor que llevas en tu cabello? —le preguntó mientras bregaba con su pelo para empezar a peinárselo. La pobre chica iba a llorar en cualquier momento. ¿Cuanto significaba esa flor para ella? Esto se preguntaba el hombre y delicadamente se la quitó de su pelo para poder llevar a cabo el peinado.

—Me encanta —declaró fascinado con su flor... era amarilla. Él sintió su corazón palpitar con mucha fuerza, estaba muy excitado por la flor. Se sentía como un niño.

—¿De verdad? —preguntó sin ocultar su asombro. Él solo asintió con su cabeza y colocó la flor al lado. Pero de momento, sus instintos salieron y fue a buscar un vaso para llenarlo con un poco de agua y poner la flor adentro. Ella lo miró un poco extrañada, cosa que él ya se lo esperaba. ¿Quién haría eso?

—Asumo que te gustan las flores —él asintió a lo que ella dijo y añadió:

—Me fascinan —luego de un silencio eterno, la chica decidió relevar la historia que lleva la pequeña flor amarilla. Él la peinaba con una expresión muy concentrada pero también la escuchaba atentamente. Ella lo miró a través del espejo y sonrió levemente.

—A mi madre le encantaban las flores amarillas y cuando se enfermó siempre les llevaba un ramo de estas para animarla. Estaba muy enferma y... y... sabíamos que no iba a... durar tanto. Cuando ella murió se despidió de mí... colocando una de las pequeñas flores que habían en el ramo entre mi oreja y el pelo. Por esto... por esto siempre llevo una flor amarilla en mi cabello —dijo triste entre sollozos e hipos. Él se quedó callado durante un largo rato pensando en qué significaban sus flores para él. Sus flores simbolizan su vida pero a la misma vez... nada. No tenía un significado más allá para él.

—Quiero que veas mi jardín, pienso que te gustaría —la inventó a su jardín sintiéndose un poco orgulloso con su trabajo. Pero a pesar de todo esto, sentía una incomodidad en sus pensamientos. ¿Qué significaban las flores para él?

Ella sonrió...

* * *

Se encontraban juntos en el jardín de Mr. Flores. Ambos admiraban la belleza de la naturaleza, incluyéndose a ellos como personas.

—Sabes qué significa esta pequeña flor para mí, ahora... ¿qué significan todas estas para ti? —preguntó mientras tocaba delicadamente su flor y se sentaba en uno de los bancos del jardín a la vez que lo contemplaba con su mirada.

—De verdad que no lo sé. Eso me estaba preguntando cuando me explicaste el significado de la pequeña flor amarilla que tiene hacia ti pero... Todas estas flores representan quizás todo y a la misma vez nada —cuando dijo eso último ella balanceó su cabeza un poco hacia el lado confundida. Se quedó esperando pacientemente en lo que él organizaba sus pensamientos en su mente para seguir hablando.

—Estas flores no tienen ninguna historia —dijo un poco triste y se sentó al lado de ella.

—Pues claro que la tiene, tú la creaste... piensa bien lo próximo que dirás —le dijo después de un momento de silencio, y sin pensarlo, puso su mano sobre la de Mr. Flores, quien ella todavía no sabía ni su nombre.

—Si estas flores representan mi vida, entonces estas flores son todo lo que necesito... vida —trató de razonar después de un rato de un cómodo silencio.

—Entonces, sí representan algo muy importante para ti, vida. Y no solo vida, sino que tú vida —le dijo dulcemente mientras acariciaba su mano. Él la miró y asintió.

—Tienes razón y... muchas gracias. Acabo de encontrarle un gran sentido a mi vida. Ya me estaba acostumbrando a tratar a mis princesas sólo por hacerlo cuando en verdad son algo más que mis damas... son mi vida.

¡FIN!
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Importante: si de dan cuenta al final, cuando escribí que él se da cuenta que no es tratar a sus damas solo por tratarlas si no que haga eso con un propósito porque son su vida... esto es como si él controlará su vida a través de las flores. Él trata a sus plantas y de una vez se mantiene feliz porque es como un circulito, trata a las plantas, estas crecen y florecen, él es feliz, algunas se marchitan y vuelve a los mismo de tratarlas.

¿Entienden el punto de la historia?

Hay veces que pensamos que algunas de nuestras acciones no tienen sentido en nuestra vida y nos preguntamos por qué lo hacemos. La duda siempre está ahí pero cuando encontramos la respuesta para la pregunta nos sentimos llenos.

Espero que les haya gustado esta pequeña historia que acabo de escribir... estas ideas que le surgen a uno durante la noche... :)

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- Cristina ✌🏾

Su amor por las flores Where stories live. Discover now