Capitulo 2: El asesino

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Abrió lentamente los ojos, sentía el cuerpo pesaba, estaba temblando, le dolía la cabeza y tenía mucho calor ¿se había desmayado? Con mucho esfuerzo se sentó sobre la cama ¿cama? Miro hacia todas partes, esa no era su celda, estaba llena de cuadros de paisajes de Europa, y la cama, eso era una verdadera cama, era suave y acolchonada. Tampoco traía su ropa de siempre, tenía una camisa blanca y un pantalón de pijama del mismo color.

—No deberías levantarte— dijo una voz extraña, Hao miro hacia la derecha y se encontró con el hombre que Jack le había señalado en el comedor, un hombre alto de cabello castaño claro corto y prolijo, unos ojos turquesa muy profundos y tranquilo— aun debes tener fiebre.

— ¿Quién eres? ¿Dónde estoy?— pregunto Hao corriendo las colchas para luego intentas levantarse, apenas coloco un pie descalzo cayo sin fuerzas, el hombre de ojos claros corrió en su auxilio, como si fuera una pluma alzo al pequeño y lo coloco nuevamente en la cama. Hao intento golpearlo, pero estaba tan mareado que no consiguió acertar el golpe.

—Huesos tenía razón— rio encantado el hombre sosteniendo las muñecas de Hao tal como su amigo lo había hecho antes— eres muy valiente, o muy estúpido podría ser.

—¡Suéltame!— grito Hao lanzando patadas que fueron detenidas por los hábiles pies de aquel hombre que se le subió encima, el pequeño Asakura entro en pánico, no quería lo de la última vez, saco fuerzas donde no tenia, intento moverse, movió los brazos y las piernas e incluso intento morder a su opresor sin éxito alguno — ¡Suéltame! ¡Basta!— pero no era liberado. Pronto sus energías comenzaron a flaquear, la fiebre y la impotencia que sentía al estar preso de esa forma lo estaban cansando— suéltame...suéltame— repetía cada vez más débil y triste, no se resignaba pero ya no podía más, ya no tenía fuerzas.

—No voy hacerte daño— dijo con dulzura su secuestrador. Hao dejo de moverse, ya no podía más, ya no tenía más energía para seguir luchando, se odio por eso. Nunca creyó posible el queda sin fuerzas para seguir adelante— tranquilo, estas tanto tiempo bajo la lluvia bajo tus defensas y más sin no has comido nada— con una mano grande y segura corrió los cabellos largos y oscuros de ese rostro viendo la miraba de odio que le dirigía el adolescente— así que tú eres Hao Asakura ¿verdad? — no recibió respuesta— si veo que sí.

—Suéltame— repitió más enfurecido por la caricia recibida.

— ¿Estás enojado Hao?

— ¡Dije que me sueltes!— volvió a forcejear.

— ¡¿Estás enojado?!— Exclamo apretándole las muñecas de una forma monstruosa que hizo que Hao lanzara un grito de dolor— ¡Te hice una pregunta!

— ¡Si lo estoy! — grito Hao sobreponiéndose al dolor— ¡Ahora déjame en paz!

—Sientes odio ¿a quién odias?— apretó nuevamente las muñecas que ya tenían un color rojizo con morado por la presión.

— ¡Ah!— grito Hao a escasos centímetros de la boca de aquel hombre.

— ¡¿A quién odias, joder?!

— ¡A todos! ¡Odio a Yoh, odio a Silver, a los estúpidos que ayudaron a Yoh! ¡Los odio!

— ¿A quién más?— pregunto pero el castaño solo ladeo la mirada sin quererse atrever a contestar. Vaya que era terco. Oprimió más la muñeca y lo hizo reacciones teniendo de nueva cuenta su atención — ¡Dilo!— ordeno.

— ¡Ah...a Opacho, a mis supuestos camaradas, a los grandes espíritus, a Anna! ¡A todos! ¡Los odio a todos! ¡Me odio a mí mismo! ¡Los odio! ¡Los odio! ¡Odio esta cárcel! ¡A sus pesos, odio a Jack! ¡Los odio a todos, a los humanos, a los shamanes! ...los odio...ah....los odio...los odios— la voz se le quebró y una lágrimas fugitivas de su retención escaparon de sus ojos cansados, irritados por la fiebre.

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⏰ Last updated: May 22, 2017 ⏰

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La carcel de los shamanesWhere stories live. Discover now