Capítulo 1

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Al término de la ceremonia, Marcos estaba más seguro que nunca que era eso lo que él quería. Nada menos que un gran amor, solo para él. Estrechó la mano de Aidan, de quien era padrino de bodas, con una enorme sonrisa.

–¡Felicidades nuevamente! –repitió Marcos mirándolo fijamente–. Te envidio. ¿Lo sabes, no? –rió cuando Aidan lo fulminó con la mirada.

–Imagino que esa es la razón por la cual nunca antes habías sido padrino de bodas –dijo, negando con la cabeza–. Eres increíblemente inoportuno. No sé cómo te arriesgas así...

–No me lo explico –se encogió de hombros–. Después del espectáculo de la tarde con tu hermano gemelo, creo que debería evitarlo.

–No me gusta recordarlo –frunció el ceño–. ¿Sabes lo molesto que es tener una copia de ti caminando por el mundo?

–Oh sí, lo sé –acotó Marcos–. Solo que mi copia es femenina.

–¿Cómo? –Aidan lo miró, extrañado– ¿a qué te refieres exactamente?

–También tengo una hermana gemela –aclaró–. Rose. Es... bueno, está loca.

–¿Debería extrañarme? –alzó las manos como si fuera obvio–. Todas las mujeres lo están.

–Creo que tu esposa podría no estar de acuerdo –rió, señalando a su lado.

–Toda regla tiene su excepción –Aidan aclaró, mirando a continuación a su recién adquirida esposa, Eliane–; y Eliane, en este caso, lo es –susurró.

Marcos miró al techo del salón y esbozó una leve sonrisa. ¡Oh sí! Él encontraría a la mujer de su vida. ¡Estaba cerca, lo sentía!

–He venido –Eliane llamó su atención– porque creo que no has conocido a mi hermana. Ella me acompañó como mi dama –miró sobre su hombro– acércate Mía.

Mía puso los ojos en blanco y se acercó. Se sentía como una niña el primer día de escuela, ante su profesor. ¡Ni que su hermana fuera su mamá! ¿Por qué había insistido en presentarlos? ¡Ya lo había visto! Alto, guapo, intensos ojos azules y sonrisa encantadora. ¿Qué más había que ver? ¡Seguramente uno más de esos hombres imposibles!

Porque, bueno, Aidan era ciertamente un hombre arrogante, o eso le había parecido desde el inicio, aunque luego pensara que tal vez se equivocó. Y ese hombre, simplemente se notaba en su porte y seguridad, arrogante y tal vez algo ¿tonto?

Marcos cayó en cuenta que no se había fijado en quien había acompañado a Eliane hasta el altar. Sencillamente, se concentró en su papel y en los novios. En sus ilusiones y lo que cada vez le parecía más totalmente imposible y estúpido.

O no. Sintió que su boca se deslizaba ligera e involuntariamente al mirarla. ¡Lo sintió! No supo cómo, simplemente lo sintió. ¡Tenía que ser ella! Solo podía ser ella. ¿Cómo era posible que la conociera así? ¡Hace unos minutos él ni siquiera sabía que existía! Se suponía que debió verla hace horas pero no. Apenas en ese instante... ¡Estaba en shock!

–Mía –continuó hablando Eliane con una gran sonrisa– él es Marcos, un amigo de Aidan –añadió con suavidad y la empujó para que se acercara. Demasiado cerca, para gusto de Mía aunque dibujó lo que pretendía ser una sonrisa y extendió la mano. Marcos se la tomó, pero la atrajo hacia él y le besó en la mejilla. Mía se quedó sin habla, con los ojos como platos y su aroma embriagador envolviéndola.

–Es un gusto conocerte, Mía –soltó con lentitud, como saboreando cada palabra que se formaba en su boca. Mía... Mía... le gustaba como sonaba.

Tan solo amor (Italia #7)Onde histórias criam vida. Descubra agora