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Destellante estrella, estrella de gran fulgor de media noche; un deseo tengo, uno de gran anhelo.

Mis párpados cierran y mi sonrisa crece, pues sé que, si no hay suficiente fe, el deseo no se cumple.

Un deseo tengo, un gran anhelo tengo.

Solo respóndeme una cosa destellante estrella ¿Cómo sabré quién soy si la ceguera es inmensa?

Un deseo tengo, un gran anhelo tengo oculto en mi corazón; uno que no le había prestado atención, o al menos así era hasta que me percate de su ausencia...






Aquella destellante estrella fugaz que pasaba cada cien años, por fin había querido dar la cara desde su manto oscuro. Y en su recorrido por el mundo, se enamoró tanto que no quiso irse del todo, y en su pleno juicio solo dejo caer una parte suya para que al final solo terminará en las profundidades de aquel inmenso lago. Donde estaría esperando a ser encontrada para llenar la vida de aquel con su fulgor; solo habrá que recordar que dentro de los buenos deseos también están los malos, así que habrá de tener cuidado de caer en las manos equivocadas.

Su apariencia ahora es distinta, así que ten cuidado con lo que deseas, porque no sabes que tan lejos estará de ti, ya que podría escucharte...

Dicen que el amor es la fuerza mas poderosa que existe, y aunque nunca fue especificado, muchos lo entienden.

Pero ¿Qué es el amor exactamente? ¿Es solo el contacto? ¿Son palabras especificas? No lo se.

Era tan ingenua y obsesiva que jamás en mi vida me detuve a pensar en que era realmente el amor. Toda mi vida viví rodeada de eso, aunque jamás le preste atención en lo más mínimo. Tal vez porque no era algo que me interesaba en un inicio. Solo quería ser como él.

Cuando eres la hija del rey es complicado tener la mente tan abierta, y más cuando tú eres el primogénito. Sin hermanos, sin nadie a mi lado, me vi obligada a seguir a mi padre a todos lados, aunque al principio fui muy testaruda hasta en eso, pero era tan solo una niña que acababa de aprender a caminar, solo quería conocer el mundo. Y lo triste era que ningún troll me dejaba ni por un segundo sola.

Las risas se escuchaban y todos los niños corrían por el hermoso prado con una enorme sonrisa; sin monstruos que estuvieran vigilando y manteniéndolos dentro de una celda, todos sentían por fin libertad, y aunque ella no sabía lo que ellos habían vivido en un inicio, ella quería unirse a sus risas, a su celebración.

Solo los veía fascinada desde una abertura del cabello rosado de su padre, y mientras el rey de tonos naranja se encontraba distraído trato de llamar su atención para pedirle que la dejara ir a jugar. — Este me parece un buen lugar para comenzar a trabajar en los cultivos, si el clima no cambia, tendremos cosechas pronto. — Tan distraído estaba el rey que ni se daba cuenta de los jalones de pelo que su hija le estaba dando.

— Papi... — Hablo con voz tímida, teniendo un puchero que se notaba en sus labios ¿Por qué su padre no le daba la palabra? Ni que fueran importantes las plantas, pensó la niña. — Papi — Volvió a repetir algo ansiosa mientras veía a los lados y mas niños iban a jugar a un extremo ¿Qué era esa bola que revotaba? Su expresión se expandió al ver como una bola iba revotando con el juego de los niños.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2023 ⏰

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El Amor Es Para Siempre (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora