Capítulo 2: "Amistad disparatada"

37 4 1
                                    

Resoplé por quinta vez mientras me observaba en el cristal de una tienda. 

Definitivamente no me agradaba el olor en el aire de Londres. Era demasiado... frío. Detesto el frío con todo mi corazón. Además de que crecí en California, el hecho de que el sol siempre fue mi fiel compañero en todo momento, me hacía pensar en lo lejos que me encuentro ahora de casa. 

Casa que debo recordar quemé una pequeña parte. Pero digamos que son detalles, dado que mi padrastro está en perfecto estado, disfrutando del bello clima Malibú, mientras yo estoy queriendo saltar de algún puente. Dado que mi madre previo este hecho, decidió que voláramos el 30 de agosto, no tuve la oportunidad de tirarme de ningún lado. Ni siquiera estoy tan loca como para hacerlo desde el mismísimo avión, todavía quiero vivir lo que me queda de vida.

  — ¿Saben dónde queda la plataforma 9 3/4? — preguntóapor vigésima vez mamá, mientras Yerai pone los ojos en blanco y yo hago un esfuerzo sobrehumano para contener la carcajada por cómo se pone mi hermano cuando está claramente exasperado.

  — Mamá, creo que podemos seguir desde aquí solos, ¿no te parece? — dice Rai y acota rápidamente— : Te prometo que la vigilaré y no quemará nada ni a nadie.

— Vaya, qué confianza— murmuro cruzándome de brazos. La fe de mi familia en mí es tan grande, del tamaño de una hormiga podría decirse.

Mamá nos observa indecisa, pero sabe que mientras más rápido nos deje, más rápido podrá volver a California, la tierra de los dioses, y mi tierra prohibida a partir de este año. Resulta ser que solo volveremos para las vacaciones de verano, porque nos obligan a convivir con nuestros futuros amigos para pasar las fiestas. Cómo si no supiéramos que se van a ir a Dubai a convivir para esas fechas con los padres de Jack. 

— Se portan bien, me escriben seguido— dice mientras besa a mi hermano y lo abraza con fuerza — . Me tendrán que mandar lechuzas, los celulares no funcionan allí, así que espero tener muchas noticias suyas — me observa y niega con la cabeza— . Quiero cartas tuyas, no de la directora, ¿me entendiste Aitana Koch?

Levanto los brazos en señal de rendición. Claro que trataré de ser la niña buena que ella quiere que sea... al menos las dos primeras semanas mientras mido y evalúo mi nuevo territorio.

— Vale mamá, no me mandaré ninguna cagada, ahora ¿puedes abrazarme y despedir a tu hija favorita para volver a mi hermoso hogar que no veré hasta dentro  de un año? — mi sarcasmo fue demasiado notorio por lo que pude comprobar con su ceja alzada.

— Los amo— murmura, mientras levanta la mano y se sube a un taxi que la llevará al aeropuerto.

— ¿Y ahora qué? — pregunto mientras sonrío y acomodo mis gafas de sol— . ¿Listo para la aventura Rai?

— Ni loco— declara mientras entramos a King Cross.

*

*

*

Tardamos una eternidad en encontrar la maldita plataforma. En Ilvermorny las cosas no son así, creo que los ingleses de alguna forma ya me están sacando de quicio, aunque no hay que ser un experto para lograr tal acción. 

Cuando por fin vimos a una familia de magos cruzar la pared que hay entre la plataforma 9 y la 10, entendimos que allí teníamos que ir, nos encontramos con una cantidad de familias que me sorprendieron. Algunos, qué digo algunos, en su mayoría parecían unos estirados, pero como Yerai me recordó "amablemente" el tren estaba por salir en cinco minutos, por lo cual debíamos subir rápido arriba. 

Subir los baúles fue la peor parte. Mi hermano es caballeroso con toda mujer, salvo con la que comparte sangre y la misma fecha de cumpleaños, por ende, esa soy yo. Tuve que bufar y tratar de que Debra no se escapara de su jaula, pero mi gata es tan quisquillosa como lo soy yo, así que fue toda una osadía poder subir con mis pertenencias a la maldita máquina roja.

— ¿Dónde nos vamos a sentar? — pregunto viendo que los compartimientos están ocupados en su totalidad.

— ¿Nos?— levanta sus cejas. Sus ojos azules tan parecidos a los míos me observan con una especie de burla que conozco muy bien. Pasa su mano por su cabello rubio con tonalidades naranjas, tan distinto del mío y suelta una carcajada— . Niña, yo iba a venir aquí en primer lugar. Y solo — remarca— . Me voy a hacer amigos, mientras tú haces lo mismo. No creo que te cueste demasiado, aunque trata de no volar nada, quiero que lleguemos a Hogwarts en una sola pieza.

Bufo. Los que dicen que los gemelos son muy unidos, de verdad que no ha conocido a Yerai Koch como hermano. Es uno pésimo en su totalidad.

Vago por el tren, viendo las imágenes que se me presentan en cada compartimiento. Encuentro amigos riendo de viejas anécdotas, dos chicas que estaban muy cariñosas, amigas que estaban haciendo llorar a una chica dentro de su compartimiento. Me siento totalmente ajena a estas situaciones y no sabría cómo interrumpirlas. Es embarazoso llegar a sexto curso y ser nueva. LA NUEVA. Por Merlín, voy a tener tatuada esa frase prácticamente en mi frente, y ya odio a mamá por esta decisión y a Yerai por querer estudiar aquí. ¿Qué tenía de malo Ilvermorny?

Aguanto las lágrimas todo lo que puedo mientras sigo caminando y arrastrando mi baúl violeta. Mis amigas Lola, Phoenix y Anneliese deben estar pasándosela en grande, mientras yo veo como llueve y pienso en que mi bronceado se perderá en una semana quizás.

 Murmurando palabras poco gratas hacia mi progenitora no me di cuenta que choco a alguien con mi cuerpo, y debo aclarar que soy sumamente torpe en varios aspectos, y cuando ando distraída es normal que me lleve cosas por delante, ya sabes, lo típico: muebles, aparatos electrónicos, un sexy y divino rubio que me mira con una ceja alzada y una sonrisa ladeada desde el suelo.

  — Lo siento — chillo mientras le doy la mano para ayudarlo a pararse— . Andaba perdida en mi cabeza, lo siento. No fue mi intención— aclaré mientras luego de pararse le suelto la mano y seco el sudor de mi palma.

— Lo noté— señala el rubio y me regala una sonrisa de sus perfectos dientes— . Soy...

— ¡Scorpius!— chilla una voz masculina a espaldas del aludido que creo que se llama Scorpius— . Me olvidé de decirte que Rose quiere tres ranas de chocolate en vez de dos, y ya sabes cómo se pone cuando no ingiere su cantidad de azúcar.

El rubio pone sus ojos en blanco.

  — Scorpius Malfoy—se señala a él mismo—. Albus Potter—señala a su amigo pelinegro que es igual de guapo que él.

  — Aitana Koch—respondo encogiéndome de hombros.

  — ¿Nueva?—pregunta el chico que se llama Albus. Lo observo de los pies hasta la última punta de su cabello negro desarreglado. Espero no verme como una acosadora.

  — Estudiaba en Ilvermorny, pero por cuestiones de la vida, y... un pequeño y desastroso accidente terminé aquí—señalo mientras los observo a ambos—. Eso y que mi hermano decidió hacer sus MHB aquí, así que metimos a Tana en una maleta y la mandamos a Inglaterra con su horroroso clima.

Ambos se observan y sueltan una carcajada.

  — Oigan,¡tampoco doy risa!—me quejo y cruzo de brazos mientras les dirijo una mirada amenazante.

  — Me muero por saber qué clase de problema causaste para terminar aquí como castigo—señala Scorpius—. Ven, tenemos un lugar más en nuestro compartimiento, aunque te advierto, una vez que entras aquí salir corriendo no es una opción.

  — Me arriesgaré, creo que ustedes deberían saber que conmigo la amistad es algo... disparatada.

  — Correremos el riesgo—dicen a coro mientras me guían hacia mi nueva vida en Hogwarts.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 10, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nuevo colegio, un nuevo "problema"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora