Zaid seguía el hilo de los pensamientos de Ana.

–...Entonces significa que él sabe en dónde está ella –concluyó el chico.

La doncella asintió.

–Debió haberla ocultado en sus aposentos o en el calabozo, pero ambos sitios son imposibles de penetrar sin ser advertidos.

–Piensa, Ana, ¿qué haremos?

–No te preocupes, sé cómo encontrarla. Sir William sospecha de ti, no de mí; mientras investigo en dónde está la señora, planea muy bien cómo saldrán de aquí, pero no levantes más sospechas.

–¿Saldrán? Querrás decir "saldremos"; tú también vendrás con nosotros –aclaró Zaid.

La doncella agachó la cabeza.

–Mmm... Respecto a eso... me temo que no iré.

–¡¿Qué?!, ¿por qué? –Explotó– No te voy a dejar aquí, Ana, y Gracia tampoco lo permitirá, no es seguro para ti aquí... además, eres una gran amiga para nosotros, ¡debes acompañarnos!

–Está bien, pero prometedme algo –ella tomó amistosamente sus manos–: si algo marcha mal y yo no estoy cerca vuestro, vosotros deberíais partir sin mí. No podéis arriesgaros tanto por mi causa.

Zaid dudó.

–Promételo, amigo mío. Debéis marchar sin mí si no estoy cerca y vosotros os encontráis en peligro.

El chico no respondió, pero ella lo presionó con la mirada.

–No, Ana. No voy a prometerte eso.

–Debes hacerlo. Es factible de que Sir William se enfurezca rápidamente. El ambiente está tenso porque no confía en ti y es capaz de mataros a los dos. ¿Es que no lo ves? El amo no tiene nada en mi contra y puedo vivir sana y salva muchos años, al contrario de vosotros. Debes prometer que os marcharéis si no alcanzo a estar cerca de vosotros cuando decidáis partir.

El chico guardó silencio. Era impensable que se fueran sin la doncella, a esas alturas, ya era más como una hermana para Zaid, pero sabía que no tenían alternativa si su preciosa Gracia o él estaban a punto de ser asesinados. Lentamente y con tristeza, asintió.

–Lo prometo.

La doncella sonrió satisfecha, pero el chico advirtió un brillo acuoso en sus ojos antes de que le diera un apretón en las manos y saliera de su habitación sin decir ni una palabra más.

Zaid, aún preocupado por el paradero de Gracia, fue a su habitación a terminar de planear la forma de salir de ahí.

xxx

18 de Mayo de 2021

–¿Algo de tomar? –preguntó la mesera de minifalda en la cafetería.

–Un frappuchino moka, por favor –respondió Patricia.

–¿Y para ustedes, chicos? –Pato logró advertir que la mesera dijo "chicos" refiriéndose a Gustavo, aunque éste fue indiferente al coqueteo.

–Para mí un americano –pidió Jorge.

–Igual para mí –resolvió Gustavo sin mirarla, entregándole la carta.

La chica le guiñó un ojo a Gustavo antes de retirarse.

–Así lo verás siempre –dijo Jorge a Pato rodando los ojos–, las chicas lo buscan tanto como las moscas a la miel.

–Cualquiera diría que tienes celos de su suerte –dijo Patricia divirtiéndose un poco.

Jorge cruzó los brazos en actitud resentida y Gustavo soltó una carcajada.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Where stories live. Discover now