La doncella se encaminó a la puerta.

—Gracias por todo, Ana —concluyó Zaid.

Ella lo miró sonriendo y salió de la habitación.

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Poco antes de la cena, Connor pidió hablar con Sir William a solas. Normalmente no solía pedirle nada a su amo para no disgustarlo, pero sabía que era necesario si quería que se lo agradeciera luego. Quién sabe, quizás después le ofrecía algo que le conviniera.

—Sir Payne, el motivo por el que osé en pediros vuestra atención es porque, durante vuestra ausencia ese forastero llegó aquí. Él ni siquiera conocía a la señora Gracia, de hecho parecía perdido —decía todo con fluidez, como si hubiese ensayado previamente cada palabra que iba a decirle— Se entrevistó a solas con la señora y luego de eso... acaeció un suceso extraordinario...

Sir Payne esperó a que continuara, pero el lacayo no lo hizo, parecía aguardar la invitación a continuar con la conversación.

—¿Y vas a contarme ese suceso, o debo torturarte para que hables? —dijo William con el ceño fruncido.

Connor se puso nervioso.

—Mientras ellos estaban adentro del salón, la señora comenzó a gritar despavorida. Naturalmente, acudí en su ayuda. Ella estaba contra un rincón, gritando y llorando de miedo, señalaba a ese extranjero con insistencia diciendo que "era el diablo". Sin pensarlo dos veces, sujeté al hombre y lo llevé al calabozo. Esperaba que se quedara ahí al menos hasta que vos regresarais. Sin embargo, al día siguiente, la señora Gracia fue a visitarlo a la fosa y ordenó que lo sacaran de ahí.

—¿Qué estás diciendo, Connor? —la voz de Sir Payne salió como un gruñido.

Le temblaba la barbilla y los cabellos se le agitaban por el enojo.

—No tengo intenciones de desprestigiar a la señora —se apresuró a aclarar—, pero me cuestiono cuál fue el motivo para que ella decidiese sacar al extranjero del calabozo, si un día antes ella misma lo había acusado de ser el diablo.

Sir William se llevo la pipa a la boca y dio una fuerte calada. Exhaló el humo. Tenía los ojos entintados de rojo por la rabia y la confusión. Le temblaba la barbilla por la emoción.

—¿Eso es todo lo que has visto? —Inquirió calculador.

—Desde luego que he visto más cosas, señor. A partir de ese día, ese hombre estuvo todo el tiempo al lado de vuestra prometida, no se separaban ni un momento.

—¿Durmieron...? —sugirió Sir William haciendo un esfuerzo sobrehumano para controlar su ira.

—¡Oh, no, no, no, señor! Me refería a que durante el día estaban juntos.

—Entonces es completamente normal, ellos son parientes. Quizás ella estaba siendo amable.

«¡Qué ciego!», pensó Connor.

Sir William vio reflejado el pensamiento de su criado en su rostro.

—¿Te parecía extraña su relación? —preguntó cauteloso y ya con los celos comiéndole el estómago.

—Sí, señor. No me atrevo a decir por qué; no me gusta la intriga, pero algo hay de extraño en ellos. No os fieis de mis palabras, señor. Basta con que os lo veáis con vuestros propios ojos durante la cena.

Sir Payne estaba furioso, pero por primera vez trató de controlarse. Connor tenía razón, era preferible notar de manera discreta el tipo de relación que su prometida sostenía con el huésped. Los vigilaría de cerca hasta que se llevara una impresión.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Where stories live. Discover now