7 minutos en el paraíso | Viktor x Yuuri |

Recuerdos perdidos / Parte 1.

No, no estaba en aquella habitación hecho un mar de ansias, preocupado. Y tampoco se comía las uñas a causa de la ansiedad que le generaba la situación en la que se encontraba metido hace exactamente, cuatro horas atrás.

O eso quería pensar.

Yuuri nunca se había parado a pensar con madurez el hecho de conseguir una pareja estable. Muchas veces, cuando aún estudiaba y tenía apenas 16 años, sus amigos o compañeros de clase se burlaban del asiático ya que nunca lo habían visto en compañía de alguna mujer. Él no se quejaba, ellos tenían razón en sus bromas; pero también se cansaba de sentirse como un perdedor, por lo que mayor parte de su adolescencia se la pasó inventando historias a sus amigos en que él y una mujer que claramente no existía, mantenían un romance fugaz del que nunca nadie se enteró. Se sentía bastante mal mentir de esa manera, pero eso evito muchas burlas hacia el en sus últimos años de estudio.

No obstante, aquel beso con Viktor no se lo había imaginado en ninguna ocasión. No era una mentira más de su adolescencia, era más que real. ¿Como podía lidiar en una situación como esa? Las cosas habían cambiado para él de manera drástica. Se había besado con alguien y no exactamente alguien común y corriente, sino que con su entrenador: Viktor Nikiforov. Aquel joven de cabellos platinados y mirada azulada que desde su adolescencia, había admirado como nunca antes admiró a nadie. Aquel ruso que desataba su inspiración a niveles máximos con tan solo verlo patinar y que gracias a él y nadie mas que él, había regresado a las pistas de patinaje.

Sin embargo, el punto de vista que tenía sobre Viktor había cambiado por completo desde lo que sucedió en la fiesta. ¿Acaso aún seguía siendo admiración? ¿O simplemente estaba confundido por un simple beso y no tenía claro sus sentimientos hacia Viktor? Es decir, nunca había besado a nadie. Probablemente estaba mezclando las cosas y para Viktor, aquel beso no había significado nada, sólo un juego.

No tenía muy claro que pensar o quizás estaba siendo exagerado. Se suponía que debía ser un juego y no llevarlo más allá que eso. Pero aun vivía dentro de su mente aquel recuerdo de Viktor rosando sus labios suavemente, con cierta delicadeza en sus movimientos a pesar de encontrarse en un estado que no lo favorecía por completo; besándole con ternura y consecuentemente, con pasión y fervor. Cada centímetro de su cuerpo comenzaba a temblar tan solo recordarlo y su corazón latía cada vez más rápido conforme los minutos pasaban.

Dentro de Yuuri había despertado la cualidad más peligrosa de cualquier ser humano: La curiosidad. Crecía cada vez mas aquel deseo de encontrarse nuevamente con Viktor en una situación como lo fue hace unas horas atrás y el simple hecho de sólo pensarlo hacía que su imaginación comenzara a volar.

Viktor y él dentro de su habitación, solos. Sin apartar la mirada de sus ojos azulados y acercándose cada vez más a él, a su rostro. Cogerle de aquel abrigo que es tan característico en el ruso y borrar los pocos centímetros que estorbaran entre ambos, situando sus labios sobre los contrarios y besándolo intensa y torpemente, como nunca antes lo hizo en sus veinticuatro años. Tocando y memorizando cada centímetro de su cuerpo, acariciando sobre sus ropas su abdomen, su espalda, su cuello. Y quizás... Algo más...

No, no.

Sacudió la cabeza y la escondió en ambas manos, ahogando un grito de exasperación y escondiéndose bajo las sábanas. Suspiró sonoramente y se sentó sobre la cama, si permanecía ahí se volvería loco. Buscó con el tacto sus gafas sobre las sábanas e inmediatamente al encontraras las cogió, colocándoselas en un rápido movimiento. Los vestigios de la fiesta del día anterior pronto empezaban a hacerse presentes gracias a los rayos de sol que comenzaban a escaparse por las rendijas de las ventanas, iluminando poco a poco el interior de la habitación.