2

3K 138 8
                                    


No me lo podía creer. Sin duda ésa era Mujer Océano de verdad. ¿Por qué ahora? ¿Por qué otra vez con pseudónimo? ¿Por qué ese poema? Mil preguntas pasaban por mi cabeza, el corazón me iba a mil. Por fin tenía noticias de ella. En vez de preguntármelo me decidí a preguntárselo, tenía una dirección de correo y la iba a aprovechar.

"¡¡¡Mujer Océano!!!

Por fin apareces, te has hecho de rogar demasiado. De todos modos, mejor tarde que nunca. Te quiero agradecer por el poema que me enviaste, era justo lo que necesitaba escuchar en uno de esos momentos de caos en los que necesitaba devolverle el rumbo y el sentido a mis pasos. Admiro tu manera de escribir, te sobra el talento. No sé por qué apareces ahora, ni a qué se debe el nuevo poema, ni por qué sigues con pseudónimo, pero te quiero conocer. No me dejes en ascuas esta vez.

Un abrazo,

Malú."

Mientras esperaba respuesta, volví a leer el nuevo poema una y mil veces en busca de pistas. Ya se me había quitado el sueño, estaba llena de nervios y curiosidad, la misteriosa poeta ocupaba mi mente. "Deja que te descubra entre la gente", no sé por qué me vino a la cabeza la imagen de esta tarde en la firma. Mucha gente, muchas caras diferentes... Mujer Océano, agua, mar, Málaga... ¿Tendría algo que ver? ¿Y si la chica había estado en la firma? Sin pensarlo demasiado, le envié otro mensaje con mi teoría.

"¿Estabas hoy en la firma? ¿Eres malagueña? ¿Estoy delirando? Algo me dice que recibir noticias tuyas hoy no es casualidad..."

Esta mujer iba a pensar que estaba loca, pero me podía la curiosidad. Minutos después, la pantalla del móvil se encendió con una nueva notificación.

"¡Hola!

¡Qué impaciente, jefa! No me has dejado ni contestar al primer mensaje. Como sé que te mueres de curiosidad empezaré por el principio...

Escribo desde los 12 años, me encanta y lo necesito, es como una terapia. Escribo sobre todo lo que me pasa o pasa a mi alrededor, sobre todo aquello que me inspira. Un día escuchando tu música, cosa que llevo haciendo muchos años, me vino la inspiración y escribí lo que sentía con tus canciones, lo que me provocaba tu voz. No sabes cuánto me alegro de ser lo que necesitabas leer, gracias por tus halagos, de verdad.

Casualmente, pocas semanas después tenía que ir a que me firmaras tu disco así que decidí dejarte mi escrito. Lo suelo hacer siempre, si le escribo algo a alguien me gusta que lo tenga. Contigo era un poco más difícil, nunca me imaginé que mis letras podían llegar a tus manos y menos que las leyeras. Nunca.

Por eso cuando vi que me buscabas no me planteé responderte y delatarme. Me daba demasiada vergüenza. Desde el anonimato parece todo más fácil, no hay pudor ni reglas.

Te preguntas por qué ahora y aciertas con tu teoría loca: sí, soy orgullosamente malagueña y sí, me has firmado el disco esta tarde. No era mi intención aparecer, pero es que en las distancias cortas eres bastante tentadora. Estar ahí, nerviosa por verte, abrazarte y darte dos besos sabiendo que tú me andabas buscando... ha sido inevitable dar señales de vida. Además has inspirado "Si apareces" y, ya sabes, yo todo lo que le escribo a alguien intento hacérselo llegar.

Todo eso te cuento, no te podrás quejar.

Te mando besos.

Mujer Océano."

Después de leer el mensaje un par de veces, me di cuenta de que a pesar de que me había explicado muchas cosas, seguía sabiendo poco y nada sobre ella ni sobre sus intenciones de conocerme.

"¡Malagueña!

Me alegro que no puedas resistirte a verme de cerca y hayas tenido que dar tu brazo a torcer pero a la vez... ¡te he saludado y te he firmado el disco sin saber que eras tú! Estoy segura que tienes una foto conmigo de esta tarde o un nombre raro del que pueda acordarme, o si lo prefieres, nos podemos ver directamente. ¿No crees que es el momento de revelar tu identidad? Ya te dije que quiero conocerte. No sé si ha sido a propósito pero sigo sin saber nada de ti, solo de dónde eres. Es un poco injusto ¿no? Tú lo sabes todo y yo prácticamente nada.

Piénsatelo, pero no tardes mucho, malagueña misteriosa."

Por suerte, recibí respuesta en cuestión de minutos.

"¿A saber que soy malagueña le llamas no saber nada? Déjame decirte que con eso ya sabes mucho, mi tierra es mucha parte de mí. Soy todo lo que el sur, el sol y el mar conllevan. En cuanto a lo de revelar mi identidad, no sé, me da mucha vergüenza. Además, me encanta el misterio. Seguro que estás entretenida intentando recordar las caras de esta tarde, como si fuera posible reconocerme. Apuesto a que había muchas malagueñas hoy en la firma, difícil saber cuál era yo ;)"

Qué cabrona, esto iba a costar más de lo que pensaba pero a cabezona no me gana nadie. Decidí arriesgar un poco e ir un paso más allá.

"Bueno, acepto que no quieras quedar conmigo (de momento), pero esto de hablarse por correo electrónico es un poco del siglo pasado. ¿No crees?

Mira si me fío de ti que te voy a dar mi número de teléfono. Podrías dárselo a tus amigos, colgarlo en todas las redes sociales habidas y por haber... o ser discreta y simplemente usarlo para hablar conmigo. No me seas cobarde, malagueña...".


Mujer OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora