El barullo de gente le abrió el paso a Bieber, el cual pasó – como siempre – con el mentón arriba, orgulloso de sí mismo. ¿Podía haber alguien tan egocéntrico como él? Se preguntaba _____ Al ver su semblante de "Yo aquí soy el mejor".

- ¿Lista para ser mi esclava? – le preguntó el rubio cenizo a la chica nueva cuando quedaron a una considerable distancia de un metro.

- ¿Listo para retractar tus palabras? - __ alzó una ceja. Justin hizo un mohín.

- Sorpréndeme.

- ¿Cuando no lo hago? - ______ le guiño el ojo, y sonrió burlona. Justin seguía serio, inexpresivo.

______ se colgó su guitarra cruzando su pecho, y tan solo empezó a mover sus dedos con una dulce melodía que ella misma había inventado en vacaciones de verano. Cada vez que la chica tocaba, erizaba la piel de los presentes, había algo en su modo de tocar que era simplemente mágico y Justin lo sabía muy bien, ya que el mismo había sido hechizado por el encanto de los dedos dulces de aquella extraña joven, la primera vez que tocó en el salón de cuerdas.

Justin se mostraba inexpresivo, no podía darle hincapié a _____ de que pensara que el estaba intrigado con su música, eso solo la haría soñarse, y creer que tendría alguna clase de oportunidad contra él. La dulce canción que ______ interpretaba era sigilosa, con muy pocos momentos de intensidad, y en su mayoría una melodía parecida a la de una canción de cuna, tan tranquila, mágica y misteriosa. "Si así será toda la canción, es claro quién será el ganador." Pensó Justin mientras sonreía victorioso. Lo que el no sabía, es que _____ sabía perfectamente lo que hacía, era algo que le habían ensañado en alguna de las tantas escuelas de música por las que había caminado: utiliza el método sorpresa. Si los espectadores no saben lo que sigue en tu canciones, puedes llegar a volverlos locos si de un instante a otro cambias radicalmente de tonos. Y eso es lo que estaba dispuesta a hacer.

______ se encontraba más que dentro de la melodía, se fusionaban, y ella la sentía retumbar en cada milímetro de piel por segundo. "aun no" se dijo a ella misma, mientras que suspiraba, emocionada de imaginarse la reacción de todos cuando pasara de una canción de cuna a un rock n roll/blues de la vieja escuela. Algo totalmente inesperado. Sus dedos continuaron sobre las cuerdas, hasta que el momento había llegado. Hizo un deslice en la sexta cuerda, mientras que con su dedo pulgar generaba vibración, provocando así un muy peculiar chillido, tan armonioso como el mismísimo canto de un ángel. Todos los presentes – incluyendo Justin- levantaron la mirada asombrados por aquel cambio. ______ comenzó entonces a mover sus dedos con una rapidez inverosímil, casi imposible de ver a luz del sol. Justin estaba asombrado, pero más que nada, intimidado, aunque ni siquiera se lo quisiera admitir a si mismo, jamás lo haría. Entonces supo que había posibilidad de que el terminara siendo su esclavo, y no viceversa.

Pero, el destino, tan bendito y maligno, del mismo modo hacia distintas direcciones, ya tenía planeado todo. Justo en el momento de mayor auge de la canción, donde _____ se sentía como la tercera maravilla del mundo, una cuerda presionada más de la cuerda se rompe, zafándola de la base, y provocando un inmenso y horripilante sonido, que ni siquiera con años de práctica pudo haber disfrazado.

- Mierda - susurró __ al ver la cuerda rota hecha una maraña en la base inferior. Justin entonces hizo una mueca-sonrisa, la cual se notaba inmediatamente que era porque sabía entonces que iba a ganar. _____ jamás podría continuar con cinco cuerdas. Y tenía razón.

Todo el público en aquel patio estaba callado, tanto maestros como alumnos. El sol tocaba levemente los rostros de todos, y _____ se encontraba sacada de sus casillas. Levantó la mirada, y miró a su alrededor: algunos chicos la miraban con pena, otros como si se quisieran empezar a burlar; otros se les detonaba el gusto que les daba el saber que aquella cuerda se había roto, y otros simplemente quería saber que sucedería. _____ levantó la mirada, y miró con odio puro la sonrisa que Justin tenía colgada en su rostro.

- Quítate, novata. – comentó Justin caminando hacia el centro del patio, donde solo estaban él y ella. – todo buen guitarrista sabe que nunca debe de dejar apretadas las cuerdas, la presión las rompe. – dijo serio, con cierto humor en sus palabras. – supongo que solo los buenos guitarristas saben eso. – dijo por último, para después tomar su guitarra, y comenzar a jugar con sus dedos y las cuerdas.

Era simplemente fascinante: sus dedos besaban las cuerdas de la guitarra dorada con una tremenda delicadeza, pero del modo contrario, hacia distinta dirección, con rudeza y fuerza, que parecía que en cualquier momento las rompería. El publico estalló en aludidos y gritaban, apoyando al rubio ceniza. _____ había perdido, ya todos lo sabían, el mismo publico lo habia decidido, que aunque quizas su técnica habia sido mejor, no había sabido las normas básicas y obvias que debería de saber, aunque de hecho las conocía, pero aquella vieja amiga suya tenia las cuerdas muy desgastadas, y ya era hora de cambiárselas, cosa de la cual _____ tenía conocimiento, pero no se había tomado el tiempo de hacerlo. Justin 1, ____ 0.

_____ dejó el patio con el puño cerrado, abochornada, Justin le había ganado, y ahora tendría que ser su esclava un mes.

¿Quien entiende a los hombres? (Justin Bieber y tu)《Terminada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora