capitulo 2 Lo esperado

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En la cocina había una señora calentando una mamadera y cocinando para su familia.
Era increíble que vivieran 5 niños de 1 a 6 años en una habitación; ella y su marido, estaban en un cuarto al final del pasillo. No era tan diminuto como el de Mía, pero no era apropiado para que 7 personas vivieran allí.
A veces no entendía la razón por la cual habían tenido tantos hijos o porque habían terminado todos en ese hotel. No era lugar para una familia y mucho menos para una tan numerosa.
Se limito a sonreírle a la mujer y cocinar en silencio.
Cuarenta minutos después y cuando ya faltaba poco para que la comida estuviera lista escucho a Axel entrar a la cocina, estaba de espaldas pero la invadió un aroma a jabón y piel recién salida de la ducha y sus terminales nerviosas vibraron con cada paso que demoró el en llegar hasta ella.
- Hola preciosa. Dijo Axel con una sonrisa y se abrazo a su cintura acercándola a el para poder besarla.
Cenaron contándose como habían sido sus respectivos días y lavaron platos, ollas y sartenes.
Mía se sentía extasiada, había esperando todo el día para poder finalizar lo que habían empezado el día de ayer.
Lo abrazo y miro detenidamente desde sus ojos tan claros casi verdes, su nariz tan pequeña y sus labios anchos y entreabiertos.
Lo beso,buscando su lengua con ansias y el le devolvió el beso, lo intensificó.
Bajo sus manos hasta sus glúteos y presionó hacia ella buscando sentir su excitación. Metió sus manos debajo se su remera y acarició su espalda y sus pectorales, mordisqueo sus orejas tironeado de sus lóbulos, y paso su lengua por su cuello.
Axel gimió y la abrazo mas fuerte metiendo su mano bajo su blusa y buscando sus pechos. Acarició sus senos, sopesandolos y pellizcando sus pezones erectos.
Sus lenguas jugaban uno en la boca del otro y de a poco Mia sintió en su centro lo que quería.
Axel la dirigió a su cuarto, abrió la puerta y la cerro casi sin dejar de besarla, se desnudaron el uno al otro.
Axel era perfecto, su cuerpo era fuerte y su aroma a limpio era el perfume mas excitante que había. Como había pasado de huirle a desearlo de esa manera, no lo sabia, tampoco le importaba.
Axel recorrió cada rincón de su cuerpo con su boca, lamió sus pechos, chupo sus pezones, paso su lengua por su vientre hasta casi llegar a su pubis. Se puso sobre ella y muy lentamente la penetró. Mía gimió se aferro a las sabanas con una sus manos y con la otra rasguñaba la espalda de Axel el ritmo se hizo cada vez más frenético hasta que ambos acabaron con un gemido.
Axel permaneció un poco mas dentro de ella besándola y abrazándose al cuerpo de Mía.
La sentía tan frágil, tan desprovista de todo, tan carente, tan necesitada de algo que claramente todavía no había descubierto.
Mía descubrió esa noche que algo había estado dormido dentro de ella, hacia tanto tiempo que no estaba con nadie. Su piel había estado sedada y Axel la despertó, cada fibra de su cuerpo reaccionaba a su tacto, no se conocían, pero no importaba, estaban conectados desde lo mas profundo, como dos almas destinadas a ser una sola.
Axel se durmió abrazado a Mía, y ella contemplo su rostro y lo admiro en silencio. También miro la habitación era mas amplia que la suya, no tenia manchas de humedad y había incluso un ventilador en el techo que hacia circular el aire. Su último pensamiento esa noche fue que pese al abrazo apretado de Axel a su cuerpo no iba a dormir con calor.
Cuando despertó a la mañana estaba sola en la habitación que con la luz del sol se veía más pulcra aún. Se levanto y vistió y vio sobre la sencilla mesita de luz una nota.
    Preciosa: me encanta tu cuerpo, gracias por la velada.
Esperó tengas un excelente día.
Axel
Pd: repetimos no?

Sonrió como tonta, se llevo la nota y se dirigió a la ducha y a su cuarto,
Donde se dio cuenta que no había cargado su celular desde el día de anterior. Tampoco importaba mucho había hablado con su mamá y como ya no iba a la facultad no había nada urgente que resolver con sus ex compañeros.
Camino hacia el subte y se dirigió a su trabajo, viviendo un monótono día, pero con una sonrisa que no podía borrar de sus labios.
Axel había salido temprano porque ese día iba al médico, cada año la fabrica les realizaba chequeos generales. No era un trabajo forzoso el suyo, de hecho Axel era jefe de su sector y no estaba mal pago. Pero estaba solo.
Sus padres habían muerto por inhalación de dióxido de carbono, cuando el tenia 10 años. El no estaba en su casa porque había ido a dormir a la casa de su amigo Nacho.
Se entero de la tragedia al otro día, cuando la mamá de su amigo lo sentó a la mesa de la cocina y se lo contó llorando.
Axel no dijo nada, no reacciono, solo se quedo en silencio y le pidió que lo llevara a su casa.
Cuando llegó solo había oscuridad  y una casa vacía, su abuela ya había resuelto todo, así que se mudo con ella.
Esto recordaba mientras esperaba su turno.

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