De Luz y Oscuridad. [Leer la nota Final Primero]

Despertando

POV: Harry Potter

Muchas veces me había preguntado por qué había acabado viviendo en un orfanato. No conocía ningún detalle sobre mi familia, hasta hacía relativamente poco tiempo ni siquiera era consciente de las connotaciones que realmente tenían aquella palabra. Lo único que sabía por lo que decían las cuidadoras era que había sido abandonado hacía casi cuatro años en la puerta del orfanato con una carta en la que venía mi nombre y mi cumpleaños.

Ese día era mi quinto cumpleaños y, por un extraño golpe de suerte, esa misma mañana las cuidadoras organizaron una excursión al monte más cercano y, como siempre que estaba rodeado por otros chicos, me tocaba soportar las burlas y palizas de los mayores ¿De verdad no tenían nada mejor que hacer que meterse conmigo por ser mejor que ellos?

Había muchas cosas que no comprendía todavía del mundo, pero mi curiosidad era enorme y tenía bastante capacidad de análisis y entendimiento, por lo que no resultó difícil para mí interpretar aquellas conductas tan agresivas como una reacción ofensiva para esconder el miedo y la envidia que en realidad sentía. Con las cuidadoras sucedía exactamente lo mismo, ellas aprovechaban la menor oportunidad para castigarme física y psicológicamente pensando que, de esa forma, podrían controlarme.

No había nadie que me interesase en el mundo, todos eran tan mediocres y tan diferentes a mí que, por mucho que les observase, solo me aburrían o me producían rechazo por sus primitivas actitudes.

Siempre estaba a la espera de que apareciese alguien a mi altura o incluso alguien más inteligente que yo. Necesitaba un reto para recordarme a mí mismo que era humano, que podía verme superado, pero para mi desilusión todos eran igual de aburridos.

Aunque sonase presuntuoso yo era conocedor de lo único que era. Todos en el orfanato envidiaban mis ojos de un verde demasiado intenso y vivo que nunca había conseguido comparar con ninguna otra tonalidad, mi pelo negro era liso con reflejos azules, verdes y rojos y también tenía esa curiosa cicatriz en forma de rayo que cubría con mi flequillo para que nadie más la viera, sentía que era demasiado privada, algo que solo yo tenía el derecho de ver.

Muchas parejas habían intentado adoptarme en innumerables ocasiones, puesto que era educado, amaba leer sobre todo lo demás, porque que el conocimiento era poder, e incluso me habían adelantado a sexto de primaria viendo que ningún nivel suponía reto alguno para mí, todo era demasiado sencillo, era considerado un prodigio, pero a mí no me importaba nada de eso, solo quería seguir superándome a mí mismo.

Todas esas parejas que se interesaban en mí siempre se retractaban en el último momento cuando hablaban con las cuidadoras y se daban cuenta de las cosas atípicas que sucedían en torno a mí, mirándome con horror antes de marcharse y no volver a aparecer nunca más.

A mí realmente no me importaba que nadie me quisiera, nunca había sido apreciado por nadie y estaba acostumbrado a ese hecho, pero, dejando ese tema de lado, era cierto que sentía curiosidad por todos esos acontecimientos inexplicables que sucedían cuando mis emociones eran demasiado fuertes.

Un ejemplo de esto era cuando, hacía dos semanas, al intentar huir de David, un niño 2 años mayor que yo que siempre me golpeaba hasta dejarme tirado en el suelo sangrando, deseé con todas mis fuerzas que aquel niño se hiciera daño en la pierna como él me lo había hecho anteriormente por sus golpes y, repentinamente, escuché el sonido de una de sus piernas partiéndose y el grito de dolor de David.

En otra ocasión estaba aburrido en mi habitación, quería salir afuera para ver mejor las estrellas y entonces aparecí en el claro de un bosque cercano al orfanato, por todas esos eventos y muchos más los otros niños me temían, me llamaban anormal, monstruo y cosas mucho peores, las matronas también me temían y solo se acercaban a mí cuando querían castigarme, el resto del tiempo me ignoraban.