—Hoy es 12 de febrero —le informó, levantando la barbilla.

     —¿De qué año?—inquirió.

     Zaid ya sospechaba lo que ocurría; no, de hecho, en su fuero interno ya estaba seguro, pero no quería decirlo en voz alta por miedo a que sus sospechas se vieran confirmadas. Para empezar, la última vez que Francisco y él se vieron, en la casa abandonada, era 14 de Mayo y Gracia le estaba diciendo que estaban a Febrero, eso, sin contar que todos ahí vestían esas ropas extrañas, que se transportaban en caballos y que en lugar de lámparas, había velas. Por supuesto que Zaid ya había atado los cabos en su cabeza como para saber que estaba en el pasado, pero si lo escuchaba de alguien más, sería algo tangente. Por ello había tenido que preguntar.

     —Corre el año de 1614.

     Zaid se estremeció visiblemente y dejó caer la mandíbula por la sorpresa. ¡Eso era demasiado! ¡Retrocedió en el tiempo más de cuatrocientos años! Se llevó ambas manos al nacimiento del cabello y fueron hasta la nuca, donde las dejó descansando. Francisco y él tenían esa costumbre cuando estaban preocupados, y, aunque ninguno se había dado cuenta de eso, los de la banda ya lo habían notado. Estaban tanto tiempo juntos, que decían las mismas frases y tenían los mismos gestos inconscientes... como los hermanos.

     —¿Qué sucede? —preguntó la muchacha, quien había estudiado cuidadosamente la reacción de Zaid.

     —¿Podría decirme en qué lugar nos encontramos? Ya sé que en Lon...

     —Longford—corrigió ella.

     —Eso... Longford. ¿Pero en qué lugar del mundo estamos?

     Una vez más, Gracia alzó la barbilla. Él percibió que ella se estaba impacientando y no la culpaba. ¿Qué clase de preguntas tontas eran las que él estaba haciéndole? Pero tenía que saber en qué lío se había metido.

     —Irlanda, naturalmente —respondió.

     —¡Irlanda! —Exclamó Zaid en un susurro. Puso los codos en sus muslos y llevó el rostro hasta sus manos. Desesperado, frotó sus palmas contra su cara.

     —Señor, os aseguro que mi paciencia se está agotando. Ruego que me disculpéis por ello, pero no encuentro razón alguna para quedarme a escucharos, tengo muchas cosas por hacer el día de hoy y estáis consumiendo mi tiempo. Os preguntaré una última vez: ¿Qué hacéis aquí?

     —Sucede que... —comenzó.

     En su mente, Zaid estaba decidiendo si decirle la verdad o no, calculando la reacción de la muchacha. Probablemente no le creyera, a menos que le diera alguna prueba de que decía la verdad...

     —Vengo del futuro —concluyó.

     Gracia levantó una ceja y luego alzó la barbilla de nuevo.

     —Os aseguro que he tenido suficiente. Señor, os ruego que os marchéis —afirmó levantándose de su asiento para indicarle que la visita había finalizado.

      —¡Espere, tengo pruebas!

     Ella ignoró lo que él decía. Le dio la espalda y caminó delante de él para indicarle la salida.

     Zaid sacó presuroso su celular de la bolsa delantera de su pantalón, mientras la seguía, para mostrarle a ella la fecha que decía ahí.

     —¡Mire la fecha! ¡Sólo mire la fecha! —iba diciendo él detrás de ella.

     Al llegar a la puerta, Gracia se giró sobre sus talones para enfrentarlo y ver de qué hablaba, pero de pronto tuvo al celular en frente, a escasos centímetros de su rostro. Apenas ver el aparato electrónico, gritó. Fue una expresión despavorida, de auténtico miedo.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Where stories live. Discover now