De alguna manera, Francisco pudo calmarse un poco, aunque tenía los ojos llenos de lágrimas. Ella percibía su angustia, pero insistió.

—¿Qué ocurrió?

El aludido suspiró.

—Zaid y yo pasábamos por aquí y... —sollozó como un niño pequeño— vimos algo muy raro ahí —con su dedo señaló hacia donde estaba el árbol—. Zaid se cruzó de este lado para ver mejor qué era y... —sorbió por la nariz e hizo un puchero— él... desapareció.

No esperaba que su novio le diera una explicación como esa. Si ella había decidido estar tranquila, ahora ya no lo estaba tanto.

—¿Cómo que desapareció? ¿Quién se lo llevó? Francisco... ¿ustedes andan en malos rollos? Dime la verdad.

El chico la miró como si no entendiera nada. Luego, sacudió la cabeza.

—No, no, no —su voz empezó a elevarse— Nada de malos rollos, sabes que no... pero esa cosa, Sanja... la luz azul... Se lo tragó. ¡Se tragó a mi amigo!

—Francisco —dijo con la voz tan firme como pudo—. No esperas que crea algo así, ¿verdad?

El chico no respondió. Apretó los dientes con impotencia y le sujetó con fuerza la mano —sin hacerle daño—, arrastrándola a donde, según él, había pasado todo. Ella nunca lo había visto así, estaba desesperado, algo... feroz. Su instinto le decía que su novio no mentía, pero su mente le hacía ver que esa conversación no tenía sentido.

—Esa luz estaba aquí, tienes que creerme, Sanja. Era una luz azul. ¡Estaba justo aquí! —con ambas manos dibujó en el aire un círculo grande— Tienes que creerme, tienes que creerme —suplicó, mirándola a los ojos.

—Te creo, amor, pero no te entiendo. Dices que había una luz aquí, que era azul y que se tragó a Zaid.

Él asintió con la cabeza.

Okay —continuó ella—, pero ¿cómo una luz va a tragarse a tu amigo? —Ella estaba intentando entenderlo, de verdad que sí, pero las palabras de él eran tan... increíbles, que aún dudaba si él y Zaid le estaban gastando una broma de muy mal gusto.

—¡Se lo tragó! ¡Igual que las aspiradoras cuando se llevan las migajas de pan que hay en el suelo!—él hablaba gritando, estaba visiblemente desesperado.

—Francisco, te juro que si estás bromeando yo te...

—¡¿Bromeando?! —explotó el muchacho, interrumpiéndola— ¡¿Cuándo te he hecho una broma pesada?! ¡Jamás bromearía con la desaparición de mi mejor amigo, Sanja, nunca, jamás haría algo como eso!

Ambos guardaron silencio. El chico, cansado, le dio la espalda y, sin importarle el polvo y suciedad que había sobre el suelo de las escaleras de la entrada, se sentó ahí. Llevó sus manos al rostro y se cubrió con ellas. Sanja, aun incrédula, se acercó a su novio y, aún de pie, le acarició los cabellos castaños y revueltos. Ciertamente, la historia de Francisco no tenía sentido, pero ella decidía creerle. Hasta ese momento, él siempre había sido honesto con ella y su padre le había enseñado una regla muy importante: «Nunca desconfíes de alguien hasta que esa persona te dé los motivos para hacerlo». Lo único que sí sabía con certeza es que el baterista había desaparecido, o Francisco no se encontraría en ese estado. Quizás él no había visto bien qué le pasó a Zaid, tal vez creyó ver algo que en realidad no ocurrió y sucedió de otra forma, pero no iba a dejarlo solo en esto.

—De acuerdo, amor... Lo siento. Es increíble, pero te creo —bajó la voz para hacer que él se calmara.

El chico alzó los ojos hacia ella. Sanja vio su agradecimiento en ellos. Francisco se levantó y la abrazó con fuerza, susurrándole las gracias al oído.

—Intento convencerme a mí mismo de que esto no está pasando, pero nada cambia —Francisco deshizo su abrazo, pero no se alejó de ella—. Zaid sigue desaparecido y yo, más desesperado. Ya le llamé a su celular un millón de veces y ni siquiera entra la llamada. Estoy muerto de miedo, no sé qué hacer.

—Creo que debemos ir con la policía —sugirió ella.

Francisco la miró como si ella le estuviera diciendo algo en croata.

—¿Y qué carajos les voy a decir? ¿Que unos aliens se robaron a mi mejor amigo? Y, de hecho, creo que es más creíble decir que unos aliens bajaron a llevarse secuestrado a mi amigo, que lo que realmente pasó, al menos la gente conoce a los aliens en las películas. Esto es algo inexplicable, ¿sabes qué harán conmigo si voy a contar esto a un policía? ¡Me van a llevar a un manicomio, eso van a hacer! Tú difícilmente me crees, si es que me crees. La policía jamás va a tomar mi declaración como algo real, por eso te llamé a ti. Necesito saber qué hacer, necesito... que mi hermano vuelva.

Sanja le echó los brazos al cuello para consolarlo en silencio. Él le devolvió el gesto. Después de unos momentos, ella lo apartó con suavidad para verlo a los ojos.

—No se me ocurre qué podría haberle pasado a Zaid, amor, pero te voy a ayudar a resolver esto para traerlo de vuelta, te lo prometo.

Sanja se escuchó a sí misma diciendo esto, aunque rezó para que el corazón de Francisco no se rompiera si ella no podía cumplirle lo que acababa de prometer.

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—¿Para qué me pediste que trajera mi cámara? —Preguntó Sanja a Francisco, quien estaba observando el lugar en el que había desaparecido Zaid. El muchacho la miró, un poco distraído. Ella comprendió y agitó el maletín de la cámara para que él lo viera.

—Ah, la cámara... Pensé que quizás podíamos tomarle fotos a esta parte de la casa —hizo señas con las manos refiriéndose al sitio en el que el resplandor azul había estado antes— tal y como está, para tener una referencia. No sé... quizás sea estúpido.

—No, no, no —se apresuró a negar ella, mientras sacaba la cámara de su estuche—, creo que es buena idea. Podemos analizar detenidamente las cosas, incluso nos pueden servir como pruebas en un futuro. Tuviste una gran idea.

Sanja tenía la cámara entre sus manos y comenzó a tomar fotografías. La luz del flash lo iluminaba todo por un segundo, pero los dejaba aún más sumidos en la oscuridad que antes. Cuando Sanja decidió que había tomado suficientes fotografías, le sugirió a Francisco que fueran a su departamento a trazar un plan. Recogieron sus cosas y, cuando se cercioraron de que no hubiese gente pasando por la acera, el muchacho ayudó a la fotógrafa a trepar la verja y luego él la siguió. Subieron al auto de prisa y se pusieron en marcha.

Habían cuidado muy bien que nadie los viera en la calle, pero jamás se percataron de ese par de ojos que lo miraban todo detrás de una ventana del edificio de en frente.

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N/A: ¡Gracias de nuevo por estar aquí! Mi corazón se alegra cada vez que algún conocido me dice que leerá esta historia, y cuando desconocidos leen, me siento aún más emocionada porque sé que mi historia está yendo aun más lejos. Gracias por el apoyo, por el amor, los votos y comentarios, todo esto es increíble, ¡mi sueño hecho realidad!
🌀Quiero dedicar este capítulo a mi nueva lectora AbrilVillegas8, quien me ha dicho que es fan de mi historia y comenta todo lo que puede. ¡Gracias por el apoyo, Abril! Te quiero mucho ♥️
(Si quieres que te dedique un capítulo, comenta tu nombre aquí) 😄
🌀¡Buenas noticias! El Capítulo 5 es muy, muy corto, de modo que hoy lo subiré también, para que estén pendientes.
⭐️Recuerda: si te gustó el capítulo, ponle estrellita y también que todos sus comentarios los leo, ¡son muy importantes para mí!
De nueva cuenta, gracias, ¡los espero en el capítulo 5!

—RosalinaG⭐️♥️

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